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Fig. 1: Pila bautismal con clavo-calavera; Parroquia de San Bernar-
dino de Siena. Xochimilco. Fotos: Adriana Boggio-Harasymowicz |
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La Parroquia de San Bernardino de Siena en
Xochimilco
Queremos centrarnos en el caso de la Parroquia de
San Bernardino de Siena en Xochimilco, uno de los
lugares en donde el proceso de paliación se hace evidente. En la iglesia del siglo XVI, construida por indígenas del lugar, podemos ver muchos de los símbolos
de ambigua signifi cación a los que aludía Fray Bernardino de Sahagún, ya que además de los magníficos retablos tantas veces mencionados (sobre todo el
retablo mayor, plateresco) de la famosísima y también
plateresca portada porciúncula, podemos encontrar
múltiples detalles menos conocidos, en los que también se refl ejan las preferencias de los artesanos y
artistas indígenas, sus prioridades, su forma de interpretar los símbolos, aportando elementos que, sin salirse formalmente de los cánones religiosos, se ubican
en la corriente de lo más genuinamente mesoamericano por su parentesco con otras manifestaciones del
arte popular.
Tal vez los más llamativos y evidentes de estos elementos sean, para nosotros, los dos importantes clavos-
calaveras que, entrando a la iglesia, pasado el sotocoro,
nos reciben por ambos lados y se hallan situados por
encima de sendas pilas bautismales, estas calaveras son
una réplica bastante clara de los cráneos de piedra recubiertos de estuco encontrados en el Templo Mayor
de Tenochtitlan (los del tzompantli del lado norte o los
hallados en el lado sur y es posible que también hayan
pertenecido a un tzompantli) (fig. 1). Además, en las
paredes interiores de la iglesia fueron talladas grandes flores aisladas que se repiten de trecho en trecho,
haciendo honor a la antigua denominación del lugar: “en el plantío de las flores”. Completan la decoración
de los muros, tanto del templo como del convento, multitud de ángeles que pueblan arcos y ménsulas y
que fueron claramente realizados por artistas locales
de la misma manera que las fl ores, los cráneos o el
Cristo de caña que se encuentra en el baptisterio.
Esto ha sido descrito y analizado en varias ocasiones, pero también hay, aunque menos evidente, un
bajorrelieve mutilado, ya algo desvanecido, que se halla en una pared del claustro superior del convento y
que nos muestra la forma en que los artistas locales
hacían su aprendizaje de las nuevas técnicas y estudiaban las imágenes traídas desde el Viejo Mundo, las
interpretaban y las adaptaban a sus propias imágenes
y tradiciones (fig. 2).
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Fig. 2: Bajorrelieve del claustro del Convento; Parroquia de San Ber
nardino de Siena. Xochimilco |
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Tal vez los más llamativos y evidentes de estos elementos sean, para nosotros, los dos importantes clavos-
calaveras que, entrando a la iglesia, pasado el sotocoro,
nos reciben por ambos lados y se hallan situados por
encima de sendas pilas bautismales, estas calaveras son
una réplica bastante clara de los cráneos de piedra recubiertos de estuco encontrados en el Templo Mayor
de Tenochtitlan (los del tzompantli del lado norte o los
hallados en el lado sur y es posible que también hayan
pertenecido a un tzompantli) (fig. 1). Además, en las
paredes interiores de la iglesia fueron talladas grandes flores aisladas que se repiten de trecho en trecho,
haciendo honor a la antigua denominación del lugar: “en el plantío de las flores”. Completan la decoración
de los muros, tanto del templo como del convento, multitud de ángeles que pueblan arcos y ménsulas y
que fueron claramente realizados por artistas locales
de la misma manera que las flores, los cráneos o el
Cristo de caña que se encuentra en el baptisterio.
Se trata de cuatro frailes –se puede ver su hábito
y el cordón de la orden– que llevan en una mano la
Biblia y en la otra una cruz. Todos están dispuestos
simétricamente a los lados de un árbol que oficia de
eje de la composición (es evidente que el personaje
del lado izquierdo ha sido recortado), se hallan en posición frontal y sostienen las cruces y las biblias con
una postura convencional, a la manera de iconos bizantinos o de las figuras de bajorrelieves de la época
románica; no hay diferencias individuales, presentan
el mismo tipo de aureola y los pliegues de sus hábitos
están ejecutados en un estriado similar al de aquellos.
Los cuatro frailes están arrodillados sobre “cálicescorolas” de candelabro. El cordón se pliega de idéntica manera, y presenta grandes similitudes con los
grabados de Fray Diego Valadés reproducidos en su
Rhetorica Christiana publicada en Perusa en 1579 y que
derivan de lienzos didácticos, frecuentemente utilizados en el siglo XVI para
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