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Vucic Drago |
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texto se ven las actividades al margen de la
ley como algo habitual). Aquí la autora nos muestra
que, aun entre delincuentes, los niveles de maldad varían, pues la tragedia se cierne sobre uno de los protagonistas cuando sus compañeros de prisión deciden
intervenir para frustrar su historia de amor con una
prima con presiones y chantaje. En el segundo, el que
da título al libro, Velasco aborda uno de los temas más
delicados de los últimos años en el país, al narrar el
secuestro de una niña por parte de unos violadores
espontáneos. En los dos relatos el tono de la autora
varía con respecto al de los anteriores, adaptándose a cada historia: se ha vuelto más distante, menos concentrado, aunque no por ello menos eficaz. Además,
en “Tordos sobre lilas” su manera de contar recuerda
de nuevo a Revueltas, esta vez en su cuento “Dios en la
Tierra”: en el instante de máximo horror, el estilo se
torna frío, objetivo, impersonal, lo que no hace sino
recrudecer el brutal efecto final, para dejar en claro
que la aparición del mal casi siempre es gratuita, no
responde a causas específicas.
La violencia intrafamiliar, el maltrato a las mujeres, que ya se asomó en otros relatos, es tratado de
lleno en “Simona Barba # 2036”, donde un hombre
no se contenta con golpear a su mujer, sino que la emprende también contra su perra, estableciendo entre
ambas un paralelismo en el infortunio del que la perra sale mejor librada: ella sí abandona al agresor. En
“Mientras la Maga duerme” el homenaje a Cortázar
resalta desde el título hasta el juego de la estructura:
la autora consigue una transferencia del sueño de una
persona a otra, construyendo un verdadero laberinto
onírico. En “Diamantina verde” el tono vuelve a aligerarse, alejándose de la tragedia para introducirnos en
las cotidianas alegrías de la memoria, cuando la narradora, al contemplar las ocurrencias de la pequeña
hija de la sirvienta, viaja al pasado a recuperar ciertos
recuerdos felices. De la ligereza pasamos al humor
franco en “Una mano en mi vientre”, historia de equívocos donde la percepción que los demás tienen de ella lleva a la narradora a vivir una vida alrevesada.
Y ya en este tenor, llegamos a otro de los relatos más
logrados, “Betabel”, que en su aparente sencillez establece primero el hecho de preparar betabeles como la
“causa” que desata los recuerdos, para luego convertirla en efecto de ellos, es decir, para reafirmarnos en la
idea de que “nada es lo que parece”, ni los procesos de
la memoria, ni la imagen inmaculada de una madre,
ni la inocencia infantil de quien muchos años después
recuerda u olvida los deslices de su progenitora. Y después de un viaje –de nuevo el viaje– de enamorados a
Chihuahua que termina en tragedia y la historia de un
escritor maduro que utiliza su prestigio para llevarse
a la cama a una bella aprendiz de literata, arribamos
al término de los desplazamientos, a la meta del periplo, en “Una casa”, donde dos hombres discuten sobre
cómo ha de ser el diseño de lo que uno siempre soñó y
el otro debe construir. Tras unos diálogos en apariencia fútiles, cotidianos, el texto comienza a enrevesarse y los personajes se intercambian hasta sumergir al
lector en ese extrañamiento lúdico que incita a continuar la lectura hasta el final, sólo para comprobar
que otra vez Magali Velasco ha jugado con las técnicas
narrativas para otorgarnos un remate que deslumbra
tanto por su carácter sorpresivo como porque éste ha
sido concebido a partir de la estructura.
Entre viajes sedentarios, vuelos de la memoria,
nostalgias de otros tiempos, escenas congeladas que
sorprenden por su intensidad, narraciones violentas
y trágicas, juegos cortazarianos, relatos en clave de
comedia, anécdotas ligeras que arrastran revelaciones
insospechadas y estructuras experimentales que pasan casi desapercibidas ante la fuerza de la historia, el
presente volumen nos revela a una escritora consciente de su oficio, que domina sus recursos narrativos, y
con un universo interior en expansión. Su variedad de
registros –que transitan de lo dramático a la ironía y
el ingenio, y de ahí al humor abierto para enseguida
regresarnos a la tragedia– hace de Tordos sobre lilas un
libro cuya lectura refleja la realidad actual en México
y los temores y deseos de sus habitantes: una realidad
que sólo puede ser registrada a través del movimiento
continuo, la visión profunda, la sensibilidad educada
y un rigor narrativo como los de Magali Velasco.
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