MISCELÁNEA
Excursión a Xalapa en 18751
GUILLERMO PRIETO
Atravesábamos un prolongado jardín; parecían agitar
sus banderas de hojas los plátanos, levantar sus tallos
las blancas azucenas y lanzarse a los aires los lirios
morados y las clavellinas escarlatas.
Estábamos en la celebrada Banderilla, lugar de
que no puedo ocuparme porque el vehículo volaba y
nos llevaba como un remolino.
Siempre en descenso violentísimo llegamos a la
garita donde crucé algunas palabras con el señor don
Alonso Güido,(2) persona llena de cortesanía y fi nura,
que se adelantó a ofrecerme sus servicios en representación
de mi hermano Ángel Vélez,(3) que así se lo
había recomendado desde Veracruz, con su bondad
inagotable para mí.
A pesar de mi marcha velocísima, veía extenderse
y prolongarse a los lados de amplia calle, alegres casitas
con techos de teja, rasgadas ventanas y patios con
arbustos y flores.
A veces interrumpían la continuidad de las líneas,
casas de techos salientes de teja, balcones, o mejor dicho
amplios corredores exteriores con sus delgadas columnas
de palo y balconería de idem, o de fierro como
en México; pero en concurrencia franca con casuchas
por sobre cuyos techos tendían copas los árboles y revoleaban
los plátanos su follaje.
Siempre corriendo por empedradas cuestas, percibimos
ascender, remolinarse y precipitarse en hondonadas
las calles, formando remolinos y corrientes que
se abrían y serpeaban a saltos trechos, pero invadidos
por macizos de verdura, por vergeles deliciosos. Jalapa
es una plantación de habitaciones dentro del campo.
Cada boca-calle forma diferente panorama; parecen
las calles ríos de piedra que corren a perderse en
las llanuras entre los árboles y en medio de pintorescas
cabañas.
Así, recorriendo cuadros bellísimos, di al cabo
con mi aporreada personalidad en la Posada Veracruzana,(4) o sea casa de Diligencias.
La casa de Diligencias u hotel Veracruzano de Jalapa,
es un edificio muy espacioso que contiene patios,
jardines y corrales y en que la sección destinada a los
viajeros, está compuesta de amplios corredores, aseados
y alegres cuartos, y un comedor bien atendido.
Presenté mis credenciales al franco y simpático
Navarro, que lleva el timón de la nave, y héteme, chico,
instalado en el cesto de fl ores, en el nido de hermosas
que se llama Jalapa.
Favoreciéronme de luego a luego numerosas visitas,
entre ellas la del gobernador del Estado,(5) persona
con quien tienes ya conocimiento, pero al que es necesario
saludar, y conocer aquí; y es necesario conocerlo,
porque para nosotros los mexicanos, generalmente, el
conocimiento del foráneo a quien visitamos en su tierra
natal, importa un desengaño.
Se vive en la corte una vida tan artifi cial, se transforma
tan radicalmente el payo, exagera tanto su
carácter para asimilarse a nuestras costumbres y apropiarse
nuestros defectos, que aquel dandy que calza
guantes, que bebe cocktails, que bota la plata, que
cocorea con desenfado, no nos persuadimos que es
el mismo, de ancho coquetón, fi eltro gacho y bota de
gamuza, matando las horas en una casa desajuarada
o interviniendo muy serio en una pelea de gallos, con
sus relaciones en mangas de camisa y sus parientes
ganando la vida en la tienda de abarrotes.
Por el contrario sucede con los personajes que he
tratado por aquí; aquellos leones de la peluquería de
Lavalle o Broca, aquellos tirantes viajeros, son hombres
dulces, amables ocupados en negocios graves y
procurando el adelantamiento del país que los vio
nacer.
1 Este fragmento pertenece al libro Una excursión a Xalapa en
1875, obra que será publicada próximamente por la Universidad
Veracruzana. Esta crónica de viaje en forma de cartas dirigidas
a Ignacio Ramírez, apareció por vez primera por entregas en la
Revista Universal en 1875 y en la revista Renacimiento ese mismo año.
Posteriormente, Leonardo Pasquel la editó en conjunto en 1943.
2 Distinguido xalapeño que fue secretario de Gobierno del
general Juan de la Luz Enríquez, progresista gobernante de grata
memoria.—(L. P.).
3 Hermano del general Francisco A. Vélez, niño-héroe en la
invasión de 1847.—(L. P.).
4 Casa ahora
ocupada por el Centro Recreativo, y que fue
heredad familiar del licenciado Marco Antonio Muñoz y hermanos.
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