Núm. 4 Tercera Época
 
   
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Pepe Maya
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Aquí, gran parte de la culpa recae en los “expertos” en el Islam y los árabes. Bernard Lewis, a quien consideran su decano, sigue hablando por hablar en medios como The Wall Street Journal, The Atlantic y The American Scholar, sobre la oscuridad y la extrañeza de los musulmanes, de los árabes, de su cultura y de su religión... Es común encargarles a académicos israelíes o judíos que escriban sus comentarios sobre temas islámicos pero rara vez se corre el riesgo de hacer lo contrario: pedirle a un árabe que opine sobre la literatura hebrea o la política israelí. La Universidad de Princeton, uno de los centros de estudios árabes e islámicos de punta en los Estados Unidos, no cuenta con un solo maestro nativo que imparta lengua o literatura árabe en su plantilla académica. Los críticos, los reseñistas y los editores de publicaciones periódicas eluden con toda intención expresar cualquier comentario sobre libros árabes, si bien hacen gala de prodigios al leer e interpretar, por decir algo, las literaturas checa o argentina.

El hecho es que la falta de acceso a traducciones al inglés de literatura árabe ya no supone una excusa para ello. Algunas editoriales pequeñas, pero con gran conciencia, como Al-Saqi y Quartet en Inglaterra, Sindbad en Francia, y Three Continents Press en los Estados Unidos han logrado reunir una muestra representativa de obras contemporáneas provenientes del mundo árabe que hasta la fecha han subestimado o ignorado de manera deliberada editores y reseñistas. Además, otras editoriales más grandes (Penguin, Random House y unos cuantos sellos universitarios estadounidenses) han publicado últimamente algunas obras literarias de primerísima calidad que han pasado inadvertidas y no han merecido ser revisadas, como si la indiferencia y el prejuicio constituyesen un bloqueo diseñado ex profeso para evitar que se preste atención a textos que no reiteran los clichés habituales sobre el “Islam”: la violencia, la sensualidad, etc. Casi parece existir una clara política de mantener cierto tipo de reduccionismo monolítico en lo que toca a los árabes y el Islam; es así como se sostiene el orientalismo que distancia y deshumaniza otra cultura, y como crece y se fortalece la fantasía xenofóbica de una identidad “occidental” pura. (Algunas de estas reflexiones han sido instigadas en buena medida por el nivel verdaderamente lamentable de desinformación que existe sobre la invasión iraquí a Kuwait. Gran parte de lo que se ofrece como análisis periodísticos profesionales en los medios de comunicación norteamericanos no ha sido más que la repetición de clichés apabullantes, la mayoría de ellos, producto de la ignorancia, carentes de sustento histórico, moralistas, santurrones e hipócritas. Sin lugar a dudas, todos ellos derivan de una u otra manera de la política gubernamental estadounidense que, durante largo tiempo, ha considerado a los árabes ya como terroristas ya como patiños sin escrúpulos a quienes hay que exprimirles su dinero y su abundante y nada costoso petróleo.) Es decepcionante cuán poca oposición ofrece la cultura en su conjunto, la cual parece contentarse mecánicamente con los refritos sobre Mahfuz y los estereotipos islámicos.

Lo irónico es que hay elementos más que suficientes en la producción literaria reciente que hacen más atractivo y complejo el escenario árabe actual. En menos de un año han aparecido tres libros de gran valor literario, en buenas traducciones que, sin embargo, han pasado prácticamente inadvertidos. Cada uno de ellos contiene, a su manera, cierto nivel de oposición o disidencia y sus autores son ampliamente conocidos y admirados al interior de la tradición árabe e islámica. Dicho de otro modo, cada una de estas obras trata la cultura árabe como algo contra lo que hay que luchar y ante lo cual hay que ser crítico; es decir, se opone a la ortodoxia, a la autoridad injusta y al dogma irrefl exivo. Ninguna de ellas expresa el tipo de alienación y separación de la cultura que está en juego en los ataques perpetrados por los orientalistas occidentales.

La más estimulante de las tres, desde el punto de vista intelectual, es An Introduction to Arab Poetics de Adonis, publicada por Al-Saqi y traducida con excepcional agudeza por Catherine Cobham.3 Hoy por hoy, Adonis es el poeta árabe más atrevido y provocativo, mezcla simbolista y surrealista entre Montale, Breton, Yeats y el T. S. Eliot temprano. En esta compilación de cuatro ensayos que originalmente se dictaron como conferencias en el Collège de France, el autor reinterpreta la tradición árabe en su conjunto: parte de la poesía preislámica, pasa por el Corán, el periodo clásico y llega hasta nuestros días. Al argumentar que siempre ha existido una corriente literalista y autoritaria en la literatura, Adonis presenta la tesis de que se han opuesto a ella poetas y pensadores para quienes la modernidad es renovación y no conformismo, transgresión y no nacionalismo, creatividad y no fundamentalismo.

Lejos de constituir una simple argumentación académica, Poesía y poética árabes representa un desafio donde no ha lugar algún posible arreglo con el status quo sustentado por la cultura árabe ofi cial. En términos nada sesgados, Adonis identifica esta última con la autoridad religiosa y secular, con los clérigos y los burócratas cuya actitud de retraerse ya sea hacia un pasado colmado de reliquias o hacia las armas de algún patrocinador extranjero nos ha llevado a los árabes a la crisis cultural que enfrentamos hoy día. No queda duda del sorprendente dominio textual de Adonis ni de la sencillez de sus brillantes argumentos. Siendo tan importante como cualquier otro manifi esto cultural escrito en nuestros días, el silencio con que el que ha sido recibido es para dejarnos estupefactos.

Las otras dos obras nuevas son City of Saffron [La ciudad del azafrán], de Edwar al-Kharrat y Women of Sand and Myrrh,4 de la novelista feminista libanesa Hanan al-Shaykh, ambas publicadas por Quartet, la primera traducida de manera admirable por Frances Liardet, en tanto la segunda se caracteriza por la ya acostumbrada fluidez de Cobham. Kharrat es un escritor egipcio copto cuyos primeros años en Alejandría conforman el tema de este libro semiautobiográfico, que guarda semejanzas formales con el Retrato del artista adolescente de Joyce. Los lectores que se han creído el mito periodístico que reza que coptos y musulmanes se odian a muerte obtendrán información distinta a través de estas reflexiones meditativas y subversivamente íntimas acerca de la infancia.

 

3 Hay edición en español: Poesía y poética árabes, trad. del árabe y presentación de Carmen Ruiz Bravo-Villasante, Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, Madrid, 1998. [T.]
4 Hay edición en español: Mujeres de arena y mirra, trad. del inglés de Pau Todó y Lluis Ma.Todó, Ediciones del Bronce, Madrid, 2002. [T.]

 
 
 
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