Editorial
Ha transcurrido un año desde que apareció
el primer número de la Tercera Época de
La Palabra y el Hombre, correspondiente al
trimestre julio-septiembre. Concluye, pues, el
primer ciclo experimental de la revista en lo que
concierne a tres factores decisivos para su continuidad:
el diseño, el contenido y los nuevos objetivos
por conquistar. Cuando el actual Consejo
Editorial, entonces presidido por la doctora Celia
del Palacio, decidió emprender los cambios para hacerlos coincidir con el quincuagésimo aniversario
del nacimiento de la publicación, ésta atravesaba por una situación crítica desde hacía
tiempo. Deterioro que decidió una profunda transformación sin por ello perder la esencia que
dio origen a la revista: un medio para unir voluntades en el ejercicio crítico de la cultura.
El giro emprendido respondía, además, al entendido de que “es imposible vivir en el mundo
contemporáneo sin cambiar y sin adaptarse a los cambios”, según la acertada observación de
Ryszard Kapuscinski. En consecuencia, si los términos de medición de los valores que antes sustentaban
los modelos de la sociedad han caído en desuso o son inoperantes, es de esperar que las
formas de difundir las ideas también modifi quen sus tradicionales mecanismos de divulgación.
El presente número de La Palabra y el Hombre inicia así el siguiente ciclo procurando un
acercamiento más directo con los lectores gracias a la agilidad del diseño y a la atractiva composición
tipográfi ca de David Medina, quien ha procurado hacer mayores innovaciones, como
podrá apreciarse en el aspecto visual del formato y en la armoniosa distribución de los textos.
En consonancia con el aspecto formal, está el contenido. Fiel a los lineamientos de los artistas
e intelectuales que fundaron la revista hace 51 años, la actual mantiene su línea cosmopolita
dando cabida a autores nacionales y extranjeros, tanto reconocidos como noveles, cuyas colaboraciones
ofrecen al lector sugestivos planteamientos desde diferentes posiciones ideológicas o
estéticas con el solo requisito de la calidad.
De suerte que esta entrega procura la unidad en la diversidad de los temas abordados en las
distintas secciones. Unidad en cuanto a la excelencia de los trabajos reunidos; diversidad en lo
referente a la procedencia de los colaboradores y a la gama de posiciones que asumen ante la escritura
y la realidad. En este sentido, Jean Marie Lassus, Boaventura de Sousa Santos, Elizabeth Corral,
Claudio Cáceres Marchesi –galardonado con el Premio Latinoamericano de Primera Novela “Sergio Galindo” 2007–, son destacados ensayistas de Francia, Brasil, México y Chile. Mientras la
creación literaria está representada por dos talentosos escritores: el poeta veracruzano Jorge Lobillo
y el narrador turco Cemil Kavukçu, además de dos jóvenes que se inician en la poesía: Morelos
Torres y Manuel Parra. Redondea este número el dossier dedicado al escultor Rafael Villar, artista
de reconocida trayectoria internacional y autor de la obra que ilustra la portada.
Palabra e imagen comparten el espacio de estas páginas para brindarle al lector placer y
conocimiento, conjunción difícil de lograr a la que aspira el segundo ciclo editorial iniciado con
este número.
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