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Sueños de la Alambra
Hermida Rubio
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Alguien
una vez me dijo que magia es soñar, abrir los ojos y darte
cuenta de que no estabas dormido
eso me pasó en la Alambra.
En la ciudad de Granada, España está ese mítico
palacio donde el tiempo retrocede, donde el ambiente te hace pensar
que algo tuyo ahí se esconde desde una vida pasada.
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Vas
caminando y el sonido del agua te acompaña, hay agua corriente
en todas partes, en los pasillos, en los jardines, hasta en las escaleras;
fuentes, canales y bebederos de aves refrescan el ambiente y los recuerdos
de todos aquellos que, al caminar, quedan presos de ese mágico
sitio.
Cuando entras a la Alambra nunca te imaginas que te vas a encontrar
con tantas sensaciones, con tantas historias que se respiran a través
de los árboles y esos muros como de papel picado en los interiores
del palacio.
Palacio, sí, en toda la extensión de la palabra
palacio de los sentidos y de las memorias, palacio de los sueños
y de la inspiración
no es como esos grandes palacios
medievales que, por supuesto, también tienen lo suyo; no, este
es de otro tipo, más pegado a la tierra y a la sangre.
Al pasear por los jardines del Generalife puedes perfectamente transformarte
por un instante en princesa árabe, paseando y meditando en
ellos, envuelta en el olor sutil y constante de los jazmines. Después
puedes transformarte en Sultán, disfrutando de todo ese hermoso
territorio que se domina desde lo alto del palacio a través
de las ventanas de arcos moriscos que hacen de cada mirada al exterior
un cuadro hermoso de impresionismo.
Después también puedes sentirte todo un guerrero, arriba
de esas torres que vigilan el palacio y la ciudad amurallada
incluso desde ahí, con un poco más de magia te puedes
convertir hasta en un pájaro, viendo el barrio del Albacín
desde lo alto
Soñar en la Alambra es inevitable, tal vez por eso los comerciantes
del barrio árabede Granada venden un té que se llama
así, sueños de la Alambra
Pero no hace falta tomarse el té, ni probar ninguna otra hierba
para sumergirse en los olores, los colores, las sensaciones y el aire
que ahí se respira
sólo hace falta cerrar un poquito los ojos, abrirlos y darte
cuenta de que no estás dormido
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