|
|
Los
negros
Ejemplo de denuncia antirracista
Gina Sotelo
|
Dios
es blanco; desde hace dos mil años come sobre su mantel blanco,
con un tenedor blanco y se limpia la boca blanca con una servilleta
blanca, escribió Jean Genet hace casi medio siglo en
Los negros, farsa violenta opuesta a la segregación.
Con un reparto de primera, integrado en su mayoría por actores
negros, dentro del |
 |
Junio
Musical 2003 se presentó la subversiva puesta en escena
Los negros este miércoles 17 de junio en la Sala Chica
del Teatro del Estado, que resultó insuficiente para albergar
la gran cantidad de público.
La obra inicia con un escenario en cuyo centro se ve un féretro
blanco, rodeado por blanquísimas rosas y azucenas que contrastan
con las pieles de ébano (reales o embetunadas) de los actores,
quienes bailan al ritmo erótico de los tambores africanos y
las tenues notas de un teclado.
Ellos parecen felices, pero están asustados, molestos tal vez
el odio refulge en sus miradas. Archibald (Ernesto Yáñez)
se dirigió así al público: Nos embelleceremos
para gustarles, a ustedes que son blancos y espectadores e,
irónico, agregó: Actuaremos para ustedes.
Y así, comienza la perorata con rencor ancestral de un montón
de bembones que gritan sin pudor: ¡Matamos
a una blanca! |
|
La
representación, al más puro estilo de los sacrificios
rituales, se plantea como una trasgresión al teatro clásico.
Negros con rostros blancos, y negros de trágico color
multiplican y alargan sus suspiros en un solemne funeral que encapsula
en un escenario el lazo indisoluble amor-odio de los de piel obscura
por una raza blancuzca e inodora, que no es blanca, sino rosada
o amarillenta.
Un juez, una reina a lo drag, un sirviente, un misionero y un gobernador
juzgarán el atroz e imperdonable crimen que en lo negro
de la noche han cometido los negros de lengua rosada,
quienes se atreven a pedir igualdad de derechos e incluso proponen
inventar una ostia negra o de perdida gris: Negra de un lado
y blanca del otro.
Los negros es una obra compleja que retrata la tensión sinfín
entre los negros y los blancos, reflejo quizá de la diferencia
entre dos continentes. Una blanca Europa que huele a decadencia, pero
que aún conserva rastros de belleza, y una negrísima
África que se yergue orgullosa y bulliciosa de vida.
Dirigida por el productor, dramaturgo y actor de cine chiapaneco José
Luis Cruz, con escenografía de Gilberto Aceves Navarro.
Sobre
Jean Genet
Genet (París, 1919) fue abandonado por su madre, motivo que
lo obliga a vivir entre orfanatos y correccionales. Destacan de
sus obras Nuestra señora de las flores (1944), El
milagro de la rosa (1946), Pompas fúnebres, Querella
de Brest (1947) y Diario de un ladrón (1949).
Jean Genet no es un autor fácil de representar; su pasado
marca su estilo complejo. En la cárcel escribió sus
mejores textos entre ladrones, asesinos, vagos, homosexuales y pederastas,
a quienes inmortalizó como personajes centrales de su lírica.
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|