Año 3 • No. 107 • junio 23 de 2003 Xalapa • Veracruz • México
Publicación Semanal


 Páginas Centrales

 
Información General

 Reg. Poza Rica-Tuxpan
 
 Date Vuelo

 Arte Universitario
 
 
Observatorio
 de la Ciencia

 Inter Nautas

 Halcones al Vuelo

 
Contraportada


 Números Anteriores


 Créditos

 

Continúa el ciclo



Roberto Ortiz Escobar
El ciclo En el nombre del padre, organizado en junio por el Cine Club de la UV proyecta esta semana dos películas que, en su momento, tuvieron reconocimiento por parte del público: Carácter (Karakter, Holanda, 1997, de Mike van Diem) obtuvo el Oscar a la mejor película en lengua extranjera, mientras que Billy Elliot (Gran Bretaña, 2000, de Stephen Daldry) recibió tres nominaciones de la Academia de Hollywood, además de una magnífica respuesta en taquilla.
Con registros dramáticos muy diferentes, tal vez los únicos puntos en común en ambas cintas se refieran a los procesos de aprendizaje individual en ámbitos familiares y sociales no tan propicios.

De una cinematografía más bien desconocida en México y basada en la novela homónima de Ferdinand Bordewijk, Carácter nos ofrece desde el principio un suceso de asesinato con el que cerrará la historia, la cual se nos cuenta mediante un largo flash back. La intención de Mike van Diem no es propiamente la de crear el suspenso policiaco clásico, como indagar y entrometerse en los laberintos biográficos de dos personajes que incuban el odio a través del tiempo y apuestan con la afrenta en la actualidad.

Se trata de una contradictoria relación filial. Jacob Katadreuffe es el hijo bastardo de Daverhayen, un duro e inflexible alguacil y prestamista. El difícil proceso de adaptación de Jacob en un entorno de pobreza y el rechazo del padre, lo orillan a buscar asideros en su formación intelectual y profesional. Pero no obstante estudiar abogacía y trabajar en un gabinete de abogados, la sombra del padre lo perseguirá aún de grande, ya que adeuda un préstamo que, proviene de una banca de capital paterno, sin que lo sepa originalmente.

Película de introspección psicológica que observa a dos personalidades que se repelen, pero finalmente se ven obligadas a divisar en el espejo las partes complementarias de un mismo rostro. La recia como apabullante personalidad del padre-alguacil (humilla a Jacob, desaloja sin contemplaciones a inquilinos pobres) será enfrentada por un hijo que bajo la sombra del anonimato se levanta y finiquita con sangre su ardido rencor, así deba olvidar su primera oportunidad amorosa.

En términos de ambientación, Carácter tiene una fotografía expresionista que subraya a cada momento los espacios y callejuelas sombrías de una Rótterdam apoderada por la crisis económica de 1929 y cuyo rostro evidencia desempleo, pobreza, marginación y explotación. No es casual que un amigo de Jacob sea un airado comunista en contra del Estado, clara referencia de la rebelión de un hijo dispuesto al parricidio ante su conflicto con la autoridad.

De un tono opuesto, el drama de Billy Elliot lo maneja Stephen Daldry con mayor relajamiento, humor y ligereza, que no descuida la observancia oportuna del personaje central y su entorno social inmediato.

En un pueblo minero ubicado en el norte de Inglaterra en la época de Margaret Tatcher, un niño de 11 años debe asistir a clases de box, aunque al descubrir su inclinación natural por la danza, enfrente la adversidad familiar y social, nada favorable si se considera el prejuicio de un entorno laboral rudo que identifica la actividad dancística con la inclinación homosexual.

La resistencia familiar y la entereza de una maestra que incentiva al chico se conjugan en esta película de clara entrega melodramática y cuya magnífica elección de Jaime Bell como Billy Elliot (Stephen Daldry ha trabajado en el teatro) imprime humor, fuerza y simpatía a una etapa de iniciación que expone diáfanamente los conflictos y ambigüedades de un chico en entusiasta exploración de sus atributos artísticos.

La buena banda musical que incluye a T-Rex y The Clash remata finalmente con un bailarín que a sus 25 años es la figura estelar de El Lago de los Cisnes montado por el Royal School of Ballet de Londres.