Año 3 • No. 111 • julio 21 de 2003 Xalapa • Veracruz • México
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Expresión trasgresora
de la estética emergente
Gina Sotelo
Por más esfuerzos que hacen las familias e instituciones para mantener las fachadas de las casas y edificios limpios de grafitos, esta expresión se ha multiplicado en todas las urbes del mundo. Y, si bien esas grandes pinturas fugaces resultan a veces muy molestas para la sociedad, son valiosas culturalmente y, en algunos casos, grandes obras artísticas tan anónimas como efímeras.

“Los elementos plásticos del graffiti” fue el título de la conferencia que el historiador y crítico Julio César Martínez ofreció este miércoles 16 de julio en El Ágora de la Ciudad, en la que, al abordar la evolución del graffiti y sus valores artísticos, mencionó que deduce fundamentalmente dos: “Uno –y el principal– consiste en su carácter trasgresor; el otro es que se trata de una expresión que le podríamos titular como estética emergente”.

Para el maestro de la Facultad de Artes Plásticas de la Universidad Veracruzana, esto no necesariamente significa que el autor del graffiti deba tener una formación académica. En muchas ocasiones es una persona común y corriente que posee ciertas aptitudes o talento para el manejo de los instrumentos pictóricos o del dibujo y con una gran necesidad de expresarse.

Julios César Martínez.
Los grafitos, según la historia, nacen como forma de manifestación espontánea de cualquier tipo de persona que escribía un mensaje o elaboraba algo pictórico encima de otro, normalmente hecho por algún imperio, aristocracia o tiranía. La gente llegaba, visitaba –y como también tenía el deseo de trascendencia– lo que le movía era dejar huella de su estancia.

Para Martínez, no se trataba entonces de una composición complicada y, en tal sentido, el graffiti nace como una expresión espontánea inmediata. “En el fondo es igual lo que mueve a un tirano a mandarse a hacer un mausoleo y dejar a perpetuidad su presencia en el mundo, como la necesidad de un hombre común y corriente –sin los mismos recursos–, pero que igual quiere dejar una huella de su paso por la tierra”. Con el tiempo, el graffiti, sobre todo en la sociedad moderna, se fue convirtiendo en algo más complejo.

Dijo que quienes realizan el graffiti principalmente son personas marginadas que no cuentan con espacios para expresarse y educarse plásticamente. “Actualmente hay una eclosión y auge del graffiti porque la población – principalmente juvenil– ha crecido bastante, no así los espacios, de ahí que busquen crear los propios para manifestarse”.
Los jóvenes–agregó– pintan sobre las esculturas y murales de gente importante, pero a veces no lo hacen como una voluntad de trasgresión, sino como producto de la ignorancia: “Al desconocer su historia y su pasado, a veces trasgreden obras de importancia capital para la ciudad sin saberlo”.

El graffiti, precisó Julio César Martínez, definitivamente es arte: “Hay ‘grafiteros’ que han ido de la expresión espontánea y efímera a la elaboración compleja de imágenes, de personajes, de composiciones donde se observa el manejo del escorzo; se observa también el manejo de diferentes dimensiones a través de la geometrización del espacio, creando movimiento rítmico en las paredes”.

Se trata de una especie de arte no elitista ni académico, pero arte en tanto que tiene valores pictóricos y de dibujo. Tiene valor estético porque tiene un concepto, una idea que quizá no es compartida por todos, mas dentro de las artes nadie puede decir que algo es mejor que otro, sino ubicar los valores adecuados.

En el caso de los grafiteros, la intención consiste en proponer un mundo distinto al que están viviendo: “El colorido y las imágenes en las paredes hablan de ello. Su mundo, con toda seguridad, les parece plano, intrascendente y represivo”.

Para finalizar su intervención, Julio César Martínez afirmó que a pesar del trabajo por embellecer el mundo de los grafiteros o expresarse de manera libre, son alcanzados –a fin de cuentas– por la realidad. “Y he ahí lo más cruel y terrible de la vida, que llegas a un momento en que te das cuenta de que la libertad no existe; de que la felicidad, no existe; de que el amor no existe, que ese lo debes construir cotidianamente y que se da a instantes”.