Año 3 • No. 111 • julio 21 de 2003 Xalapa • Veracruz • México
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Hitchcock y la Guerra Fría
Roberto Ortiz Escobar

Tal vez no se equivoquen los críticos que consideran a Alfred Hitchcock “un cineasta de secuencia”, si se refieren a obras “menores” cuyas particularidades superan con prestancia las debilidades de conjunto. Algo similar sucede con La cortina rasgada (Torn Curtain, 1966) y Topaz (1968-1969), las películas que se exhiben esta semana en el Aula “Clavijero” dentro del ciclo “Las tramas de Hitchcock” y que pertenecen a una etapa final de carrera cinematográfica no tan boyante, la cual nos deparó, sin embargo, una obra de absoluta maestría: Frenesí (Frenzy, 1971).
Filmadas en la década de los 60, ambas son depositarias de la ideología anticomunista propia de la Guerra Fría. Sus argumentos nos remiten al espionaje estadounidense para conseguir información de los sistemas de seguridad contra misiles (La cortina rasgada), o bien de las plataformas de misiles soviéticos instalados en Cuba en 1962, y el desenmascaramiento de una operación de intereses comunistas en el seno de la OTAN.
Los 60 se distingue por un cine político latinoamericano estimulado por el triunfo de la Revolución Cubana, el fervor boliviano o el Cinema Novo brasileño. En Europa, las primeras cintas de Costa Gavras impactan por sus ficciones acerca de gobiernos totalitarios y la infiltración del imperialismo en países en desarrollo.
Mientras tanto, Hitchcock, participaba del discurso anticomunista a través de películas cuyo tratamiento de eventos históricos podía ser un tanto simplista (Topaz está basado en la novela homónima de Leon Uris). Si bien la Guerra Fría era vista desde la perspectiva estadounidense, La cortina rasgada y Topaz interesan también por sus divertidas tramas, que en el caso de Topaz se torna compleja y acuciosa, a propósito de las relaciones sentimentales de los espías que no tienen una radicación definitiva y viajan constantemente sin lograr asideros definitivos.

Sobre la frase de que Hitchcock es “un cineasta de secuencia”, podemos resaltar de La cortina rasgada la entretenida discusión de dos investigadores acerca de una formula y la persecución a Michael Armstrong (Paul Newman) cuando viaja en un autobús. Sobre todo, la secuencia del asesinato de Bromek (Wolfgang Kieling) por Armstrong (Paul Newman) y una mujer, prodigioso momento de suspenso en el que el que el asesinato inesperado de un hombre se torna difícil y cruel al efectuarse con las herramientas caseras. La perfecta combinación de planos se vuelve cada vez más inquietante debido al contraste entre los ruidos del forcejeo y la total ausencia de música.

Por lo que se refiere a Topaz, además de las imponentes imágenes de los créditos iniciales sobre un desfile militar soviético, recuerdo una secuencia mortal aunque suntuosa y elegante: aquélla donde Juanita (Karin Dor) es asesinada por Rico (John Vernon). Comentarios a: roeamarcord@yahoo.com.mx