Año 3 • No. 112 • agosto 19 de 2003 Xalapa • Veracruz • México
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  Cuando se pinta, se respira más sabroso
Salvador López
Gina Sotelo
“Soy un optimista exagerado. Respeto a mis compañeros que siguen con el dedo en la llaga, pero de vez en cuando me gusta hacerles cosquillas”, afirmó el artista Salvador López, cuya exposición más reciente, Bosque de niebla, incluye pinturas, dibujos, papel picado, arrugancias y polarizaciones, técnicas que desde hace años ha ido desarrollando y que se pueden apreciar en el Jardín de las Esculturas.

Explicó que las arrugancias, técnica que nació de un juego abstracto y placentero del manejo del color y las texturas, “consiste en arrugar y luego planchar, de tal suerte que se obtienen texturas deliciosas que plásticamente son un placer y que, al mismo tiempo, dan la posibilidad de una representación casi realista del paisaje”.

Protector nato de la naturaleza sin llegar a ser propagandista, Salvador López pinta, sin proponérselo, de manera ilustrativa, apasionada y divertida con los procesos y resultados de su labor plástica. “Esta pasión se ha vuelto obsesión en mí. Mi propuesta es que terminemos con la idea de que el agua sale de las llaves y de los grifos y que veamos que es un ciclo vital que, además de hermoso, es de un vigor que ha nutrido a todas las culturas”.

Nacido en un Distrito Federal, azul que se convirtió en una urbe fuera de control, Salvador López emigró a Xalapa, fascinado por su vida cultural, naturaleza y verdor. “No me obsesiono con ser ecologista ni con ser artista, yo no creo en la especialidad –mal de nuestro tiempo– que nos restringe y quita mucho de humanos”.

Del arte como esencia del ser, afirmó. “Yo creo que el hombre no es ajeno a cualquier manifestación artística, sino que la hemos dejado de lado y no la cultivamos, por eso de pronto somos indiferentes a ella”. Agregó que el artista no es una clase especial de hombre, sino que todo hombre es una clase especial de artista.

“Cuando se pinta, se respira más sabroso”, aseguró el creador de un Bosque de niebla en el que incluye también papel picado, artesanía hecha en México cuya influencia es oriental, ya que llegó en la nao de China: “Aunque me han dicho también que el papel picado se hacía antes de la conquista de los españoles”.
Otra de las técnicas que presenta en Bosque de niebla es la de fotopolarizaciones, trabajos en miniatura de dos y tres centímetros hechos con celofán transparente que “son un juego muy simpático de física de la luz. Con la refracción hago que todos estos caprichos de papel doblado se conviertan en espectros lumínico-cromáticos con todos los colores del arco iris”.

Dinámico, activo e hiperactivo, Salvador López goza como pocos su faceta artística: “Me divierto mucho porque nunca conocí la frontera entre en qué momento me hice profesional y en qué momento me hice adulto en el arte. Lo que he hecho con los niños y la valoración y agradecimiento tan profundo que tengo de poder convivir con ellos me motiva y contagia mucho”.

Salvador López (Ciudad de México, 1954) realizó sus estudios profesionales en la Escuela Nacional de Pintura y Escultura “La Esmeralda” y desde hace más de treinta años trabaja paralelamente en su obra plástica y educativa. Fundó y dirigió el Centro de Educación Artística (Cedart) de Chihuahua, ha diseñado planes y programas de estudio para la sep, el Instituto Nacional de Antropología e Historia, la Dirección General de Culturas Populares, así como la Escuela Popular de Arte “UV y d-19”. Actualmente funge como maestro en la Facultad de Artes Plásticas de la UV.