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Carlos Morton, dramaturgo chicano
Roberto Benítez |

Carlos
Morton. |
Carlos
Morton es un dramaturgo México-estadounidense nacido en Chicago
en 1947, y es, junto con Luis Valdez, uno de los autores más
conocidos del teatro chicano. Él estará en Xalapa a
partir del 25 de agosto y hasta el 5 de septiembre para impartir un
seminario sobre teatro chicano.
Durante su estancia también colaborará con miembros
de la Facultad de Teatro en el proyecto Los mojados, título
de una obra de su autoría, la |
cual
se espera se traduzca en una puesta en escena que pueda dar funciones
en Estados Unidos, pues aborda temas de plena vigencia para los inmigrantes
y sus descendientes.
Aunque no lo conozco en persona, he tenido el privilegio de establecer
breves intercambios a través del correo electrónico
y me ha contado que de concretarse el proyecto con la UV, por primera
vez se estrenaría Los mojados para el teatro, ya que comenzó
como una radionovela escrita para el Programa Cultural de las Fronteras
de la SRE y el Instituto Mexicano de la Radio en 1996-1997.
La notoriedad de la obra, que trata de los problemas de la integración
social de los inmigrantes, se prueba en el hecho de haber convocado
a un elenco de actores de amplia aceptación por la audiencia
que más está involucrada en estos asuntos, como son
Eva Muñoz “Chachita”, Erick del Castillo, Rodrigo
Vidal, y el grupo Los Temerarios.
De acuerdo con Olga Harmony, Carlos Morton es el ejemplo viviente
del dramaturgo chicano contemporáneo, tanto en su persona como
en su obra. Lo cual se ratifica en la anécdota que refieren
Víctor Hugo Rascón Banda y Robert Potter acerca de su
abuelo paterno, quien trocó el apellido, originalmente español,
inspirado en el anuncio de la popular sal “Morton” que le
aseguraría mayores oportunidades de empleo; así el dramaturgo
también cambió su nombre anglo de Charles por el de
Carlos.
Alrededor de la década de los 70 colaboró con el Teatro
Campesino de Luis Valdez en las luchas sindicales de César
Chávez. Quizá el trabajo más conocido de Luis
Valdez es Zoot suit, llevada más tarde por él mismo
al cine, traducida como Fiebre latina; sin embargo, Valdez es también
un maestro que ha aportado todo un estilo de actuación y cuya
obra constituye una vertiente de teatro político en sí
mismo, que plantea la igualdad entre inmigrantes y norteamericanos.
Morton continúa después con la producción de
su obra y de su vida académica. Es doctor en Estudios Teatrales
por la Universidad de Texas. Entre sus obras se encuentran Desolation
Car Lot (1973), El jardín (1974), Las muchas
muertes de Danny Rosales (1976), Los dorados (1978), Johnny
Tenorio (1983), The Savior (1986) y The Foundling
(1988). En 1996 se estrenó en México su obra Rancho
Hollywood, bajo la dirección de Iona Weissberg. Su trabajo
como dramaturgo ha sido premiado en varias ocasiones.
Actualmente, Carlos Morton es director del Centro de Estudios Chicanos
en la Universidad de California en Santa Bárbara, a la que
él mismo define como “una ciudad culta y educada de sólo
100 mil habitantes en la que hay varias (tres o cuatro) compañías
teatrales independientes, y dos o tres universitarias”.
Los temas que más le han interesado abordar en sus obras son
la historia y la cultura de los mexicanos y chicanos que residen en
Estados Unidos y la frontera norte de México. Lo cual se ha
manifestado en su dramaturgia a través de las formas y el lenguaje
(una mezcla de inglés y español). Como señala
Rascón Banda, su escritura finca su importancia en ser un puente
cultural en donde da luces al pueblo chicano para que valore su pasado,
reconozca la dignidad de su presente y se enfrente orgullosamente
a su futuro.
La pertinencia del teatro chicano en los Estados Unidos se puede calibrar
en las propias palabras de Morton, quien señala: “Los
Ángeles, California (a 100 millas de Santa Bárbara)
es la segunda ciudad más grande en América de residentes
mexicanos y México-americanos. Es decir, hay más personas
de raza mexicana en Los Ángeles que en Guadalajara o Monterrey.
Esto da un idea de la dimensión del tema, ¿que no? O
como dijo Carlos Fuentes, estamos reconquistando lo que se perdió
en el siglo xix por medio del “imperialismo genético”. |
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