Año 3 • No. 113 • agosto 25 de 2003 Xalapa • Veracruz • México
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Carlos Morton, dramaturgo chicano
Roberto Benítez

Carlos Morton.
Carlos Morton es un dramaturgo México-estadounidense nacido en Chicago en 1947, y es, junto con Luis Valdez, uno de los autores más conocidos del teatro chicano. Él estará en Xalapa a partir del 25 de agosto y hasta el 5 de septiembre para impartir un seminario sobre teatro chicano.

Durante su estancia también colaborará con miembros de la Facultad de Teatro en el proyecto Los mojados, título de una obra de su autoría, la
cual se espera se traduzca en una puesta en escena que pueda dar funciones en Estados Unidos, pues aborda temas de plena vigencia para los inmigrantes y sus descendientes.

Aunque no lo conozco en persona, he tenido el privilegio de establecer breves intercambios a través del correo electrónico y me ha contado que de concretarse el proyecto con la UV, por primera vez se estrenaría Los mojados para el teatro, ya que comenzó como una radionovela escrita para el Programa Cultural de las Fronteras de la SRE y el Instituto Mexicano de la Radio en 1996-1997.

La notoriedad de la obra, que trata de los problemas de la integración social de los inmigrantes, se prueba en el hecho de haber convocado a un elenco de actores de amplia aceptación por la audiencia que más está involucrada en estos asuntos, como son Eva Muñoz “Chachita”, Erick del Castillo, Rodrigo Vidal, y el grupo Los Temerarios.

De acuerdo con Olga Harmony, Carlos Morton es el ejemplo viviente del dramaturgo chicano contemporáneo, tanto en su persona como en su obra. Lo cual se ratifica en la anécdota que refieren Víctor Hugo Rascón Banda y Robert Potter acerca de su abuelo paterno, quien trocó el apellido, originalmente español, inspirado en el anuncio de la popular sal “Morton” que le aseguraría mayores oportunidades de empleo; así el dramaturgo también cambió su nombre anglo de Charles por el de Carlos.

Alrededor de la década de los 70 colaboró con el Teatro Campesino de Luis Valdez en las luchas sindicales de César Chávez. Quizá el trabajo más conocido de Luis Valdez es Zoot suit, llevada más tarde por él mismo al cine, traducida como Fiebre latina; sin embargo, Valdez es también un maestro que ha aportado todo un estilo de actuación y cuya obra constituye una vertiente de teatro político en sí mismo, que plantea la igualdad entre inmigrantes y norteamericanos.

Morton continúa después con la producción de su obra y de su vida académica. Es doctor en Estudios Teatrales por la Universidad de Texas. Entre sus obras se encuentran Desolation Car Lot (1973), El jardín (1974), Las muchas muertes de Danny Rosales (1976), Los dorados (1978), Johnny Tenorio (1983), The Savior (1986) y The Foundling (1988). En 1996 se estrenó en México su obra Rancho Hollywood, bajo la dirección de Iona Weissberg. Su trabajo como dramaturgo ha sido premiado en varias ocasiones.

Actualmente, Carlos Morton es director del Centro de Estudios Chicanos en la Universidad de California en Santa Bárbara, a la que él mismo define como “una ciudad culta y educada de sólo 100 mil habitantes en la que hay varias (tres o cuatro) compañías teatrales independientes, y dos o tres universitarias”.

Los temas que más le han interesado abordar en sus obras son la historia y la cultura de los mexicanos y chicanos que residen en Estados Unidos y la frontera norte de México. Lo cual se ha manifestado en su dramaturgia a través de las formas y el lenguaje (una mezcla de inglés y español). Como señala Rascón Banda, su escritura finca su importancia en ser un puente cultural en donde da luces al pueblo chicano para que valore su pasado, reconozca la dignidad de su presente y se enfrente orgullosamente a su futuro.

La pertinencia del teatro chicano en los Estados Unidos se puede calibrar en las propias palabras de Morton, quien señala: “Los Ángeles, California (a 100 millas de Santa Bárbara) es la segunda ciudad más grande en América de residentes mexicanos y México-americanos. Es decir, hay más personas de raza mexicana en Los Ángeles que en Guadalajara o Monterrey. Esto da un idea de la dimensión del tema, ¿que no? O como dijo Carlos Fuentes, estamos reconquistando lo que se perdió en el siglo xix por medio del “imperialismo genético”.