Año 3 • No. 113 • agosto 25 de 2003 Xalapa • Veracruz • México
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Nuestra Otra Voz
Andrés Sánchez Juárez:
otra historia, un mismo fin

Karina Arriaga Murrieta

Si te tomas el tiempo para preguntarles a tus compañeros su lugar de procedencia sabrás que la comunidad universitaria está conformada por una sorprendente diversidad cultural. Jóvenes de todos los estados del país y diferentes puntos de la entidad dejan atrás sus hogares y abrazan la Universidad Veracruzana como su nueva casa. Entre ellos, se encuentra Andrés Sánchez Juárez, quien es originario de Pueblillo, municipio de Papantla, Veracruz.

Un ligero olor a vainilla emanaba de la conversación que tuve con este simpático estudiante de la licenciatura en

Andrés Sánchez Juárez.
Derecho. Él describió a su municipio con tanta vehemencia y cariño que me trasladó hasta Pueblillo, a través de los eslabones de palabras e imaginación, para apreciar los cultivos de cítricos, ver a su gente luchando a diario para lograr que las cosechas de maíz o frijol prosperen, y escuchar el rumor de las personas mayores al contar alguna historia en su lengua materna; el totonaco.

Y como en casi todas las pequeñas poblaciones, allí tienen una fecha especial para celebrar y realizar danzas constituidas por el sincretismo religioso tan característico en los grupos étnicos mexicanos, la cual tuvo lugar hace poco, para ser exactos el 16 de agosto, cuando la virgen de la Asunción fue festejada .
“Durante la fiesta de la Virgen, mucha gente aprovecha para casarse, bautizar a sus hijos y hacer su primera comunión o confirmación. Durante la misa a veces el párroco habla en totonaco, pues no todos los feligreses hablan español. Se realizan jaripeos durante cuatro días y jamás falta la música de violín y guitarra. Tampoco falta la conocida danza de los “voladores” o la de “los negritos”, la cual reúne a 12 danzantes que van ataviados de color negro y portan sombreros adornados con un espejo al centro. Para dicha danza la mayoría de las ocasiones utilizan a una víbora maninguilla, que ellos mismos atrapan para la ocasión”.

Pero lo anterior no es lo único que recuerda Andrés, ya que un dejo de ternura se asomó a sus ojos cuando mencionó: “Mis hermanos no aprendieron a hablar totonaco porque mis padres prefirieron enseñarles el español ya que la educación es impartida en este idioma, pero mi abuelo siempre me contaba cuentos sobre la llorona o de aparecidos y me enseñó la lengua.”

Ahora, lejos de la familia ha aprendido a adaptarse a otra ciudad, ha hecho amigos y ha superado la decepción que experimentó la primera vez que realizó un examen de ingreso a la universidad:

“Al salir de la preparatoria, muchos profesores y amigos me recomendaron continuar mis estudios, por lo que presenté examen en la Universidad de Chapingo, pero no logré pasar el examen. Entonces me puse a trabajar y allí me di cuenta de muchas injusticias que se cometen en contra de las clases obreras porque nos hacían laborar horas extras y no nos pagaban lo correspondiente. Un compañero y yo hablamos con el gerente y le dijimos que lo que reclamábamos era nuestro derecho. A partir de ese momento me dije a mí mismo que quería ayudar a los demás y que para ello necesitaba tener una carrera. Ese año hice el examen de admisión en la Universidad Veracruzana y ya estoy en tercer semestre.”

Andrés tiene su propia historia y la quiso compartir, no obstante persigue el mismo fin de todos los que pisamos alguna vez las aulas de la Universidad, obtener un mejor futuro al convertirnos en profesionistas.

Víctor Sabino Martínez Rivera, Una comunidad para todos, todos para la comunidad

Al hablar de Andrés comenté que hay jóvenes de todos los estados del país inscritos en alguna carrera de nuestra máxima casa de estudios. Y para ejemplificarlo sólo hace falta presentarles a Víctor Sabino Martínez Rivera, destacado alumno de la Facultad de Música que cursa las licenciaturas en Música y Educación Musical imultáneamente.


Víctor Sabino Martínez Rivera.
Nació en la comunidad mixe de Santa María Tlahuitoltepec, enclavada en la sierra oaxaqueña. Sin embargo, pronto tuvo que abandonar su lugar de origen ya que su padre ha tenido que cambiar de residencia varias veces debido a su trabajo.
Víctor duerme, come, y habla música pues la mayor parte del tiempo lo dedica a estudiar y practicar. Pero su más grande deseo no es convertirse en un músico famoso, sino en un buen maestro que enseñe a las nuevas generaciones de jóvenes y niños de su comunidad el amor que siente por este arte. Su compromiso nació a partir de la gran tradición musical que allí se tiene, misma que ha inspirado a otros coterráneos suyos como Irma Díaz o Mauro Jiménez a desarrollar en la Universidad Veracruzana sus habilidades y técnicas musicales.

Pese a que ha permanecido ya cinco años en Xalapa, y, desafortunadamente, como él mismo comentó, ha ido olvidando lo poco que sabía de mixe, lengua materna de su comunidad, mantiene su promesa de retornar a Santa María Tlahuitoltepec no sólo por las razones descritas anteriormente, sino para preservar las tradiciones y costumbres de su pueblo:

“Hay muchas cosas que recuerdo de mi tierra que me hacen sentir la necesidad de regresar. Una de ellas es la pasión que los habitantes sienten por la música, pero también, y no menos importantes, por las fiestas, las costumbres, y la gente misma.

Allá todos deben servir a la comunidad. Todos los habitantes deben desempeñar, a su tiempo, un cargo público, y de acuerdo a sí eres mujer u hombre serán las tareas que se te asignen. El presidente municipal es elegido por el pueblo, sin campañas políticas, ni nada de eso, pues los pobladores lo conocen y le dan su voto de confianza. Los cargos sólo se cubren un día a la semana porque se entiende que los demás días hay que laborar para sobrevivir ya que no existe retribución económica por desempeñarlos, puesto que es una obligación y sí alguien se niega a aceptar la tarea que se le encomienda, es encarcelado. Los cargos que ocupas a lo largo de tu vida se clasifican en jerarquías. Primero se inicia como “Topil” , que es algo parecido a la policía, y dependiendo de tu desempeño y actitud podrás ir ascendiendo o no. Al final se puede formar parte del Consejo de Ancianos, lo cual es un honor. De esta manera todos están involucrados en los asuntos de la comunidad y se trabaja por el bien de ésta.”
Mucho podría hablarse de Santa María Tlahuitoltepec, pero ni el tiempo ni el espacio, ni las palabras son suficientes para hablar de su belleza y riqueza cultural, al igual que me sería imposible describir la emoción que Víctor nos hace sentir cuando sus delgados dedos y su amable corazón nos obsequian a través de su flauta transversa un momento de música, al igual que otros paisanos suyos que he tenido la fortuna de conocer.