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Nuestra
Otra Voz...
Impresiones de una travesía cultural
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Elizabeth
Ramírez Zárate. |
Elizabeth
Ramírez Zárate estudia el tercer semestre de la licenciatura
en Pedagogía y pese a su juventud ha realizado una interesante
travesía por diversas manifestaciones culturales en distintos
lugares.
Nació en Río Hondo, Yautepec, Oaxaca, y habitó
en este lugar durante sus primeros cinco años de vida, donde
se mantuvo en contacto con la lengua zapoteca, herencia de su familia
materna con la cual guarda un estrecho vínculo. Su padre
es originario de San Miguel, Yautepec, Oaxaca, comunidad enclavada
en la sierra cuyos habitantes son hablantes de chontal.
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De
esta manera, Elizabeth convivió en su infancia con sus seres
queridos pertenecientes a estas dos etnias, aunque manifestó
sentirse más identificada con la vertiente zapoteca: recuerdo
mucho las fiestas, el río y la gente humilde y sencilla. En
Río Hondo tienen una escuela muy pequeña, casi no hay
desarrollo académico entre sus habitantes. Las mujeres elaboran
su propia vestimenta, usan faldas largas al igual que sus cabellos;
sin embargo, he de decir que poco a poco se han ido introduciendo
otras costumbres, las muchachas ahora ya no quieren utilizar la ropa
que usaban sus madres, se ponen shorts y se cortan el pelo. Allá
la mayoría de las personas se dedican a la agricultura, pero
es únicamente de autoconsumo, no obtienen ninguna ganancia,
lo que hace difícil el subsistir diario.
Por ello, su familia se trasladó a la congregación de
Allende, cerca de la ciudad de Coatzacoalcos, ambas separadas sólo
por el río. Dicha comunidad no tiene muchos años de
haber sido fundada, nació cuando llegó gente de todas
partes del estado de Veracruz y entidades vecinas, atraída
por la instalación de petroquímicas como Pajaritos,
la cual era una oportunidad de obtener un trabajo mejor remunerado
que las largas jornadas en el campo. Fue así como poco a poco
se conformó un ambiente cordial y un intercambio de culturas
y lenguas que Elizabeth ha aprendido a apreciar:
Allende es mi segunda casa, allí está mi hogar.
Principalmente hay gente de Tabasco, Chiapas, Oaxaca y por supuesto
Veracruz. Es notable cómo se ha formado un mosaico de costumbres
y tradiciones, se puede escuchar hablar a las personas en náhuatl,
zapoteco, mixteco y otras lenguas. Tenemos una fiesta en la que celebramos
a San Isidro Labrador, donde cada quien aporta un poco de su lugar
de origen. Si trato de recordar la comida, no podría asegurar
que existe una típica, sino muchas provenientes de tantos lugares
que incluso hasta se han ido mezclando
La decisión de mudarse por tercera ocasión y esta vez
dejar a sus hermanos y padres no fue fácil: al principio
mis padres querían que me fuese a Tabasco porque allí
estudiaba mi hermano y está más cerca de Allende; no
obstante yo me inclinaba por venir a Xalapa. Entonces, mi hermano
me apoyó y se vino conmigo. Cuando al fin pisé los pasillos
de Humanidades sentía mucha emoción por conocer a mis
compañeros, anhelaba saber de dónde venían y
aprender de ellos al mismo tiempo. Ahora ya estoy en tercer semestre
y hasta obtuve la beca Pronabes.
Entusiasta y un tanto idealista, Elizabeth ha decidido regresar a
Allende al concluir sus estudios para poner su granito de arena en
beneficio de la congregación, además está muy
interesada en rescatar lo que pueda de su herencia indígena,
pues a ella le ha hecho apreciar que las diferencias nos enriquecen
y que siempre se puede aprender algo valioso de tus semejantes. |
Enrique
de Jesús Silvestre.
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El
rescate de la tradición
Para llegar
a Pajapan, al sureste de Veracruz, existen dos rutas, una es por
Coatzacoalcos y otra por Minatitlán. Al viajar hacia este
verde y cálido lugar es necesario pasar a través de
bellos paisajes, el recorrido es largo si partes de Xalapa,
ya que son siete horas de camino, dijo Enrique de Jesús Silvestre
Hernández, quien es originario de este lugar.
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La
gente se dedica a la siembra de maíz, yuca, frijol y camote,
entre otros cultivos; asimismo hay quienes practican la ganadería
o la pesca en algunas comunidades. Los lugareños son alegres
y hospitalarios, sobre todo cuando se celebra al patrono, San Juan
de Dios, el siete, ocho y nueve de marzo. Esos días hay feria,
llegan personas de todos lados, y se saca a pasear la imagen del santo,
la cual va escoltada por mucha gente que canta y músicos. También
salen mojigangas a las calles y éstas hacen travesuras a los
niños. Hay toreadas, se escucha la jarana y el arpa, se viste
con el típico traje de jarocho, y en casa del mayordomo se
reúne todo el pueblo para comer y escuchar la música.
En Pajapan la mayoría de la población habla náhuatl,
en mi familia la única que lo sabe bien es mi mamá,
pues yo salí de allí cuando apenas tenía dos
años; regresé muchos años después cuando
ya era adolescente, por lo que perdí contacto con la comunidad.
Me hubiese gustado aprender la lengua, aunque todavía no es
tarde para hacerlo.
De la tradición indígena que aún se conserva
en mi lugar de origen se derivan los nombres y preparación
de algunos platillos, uno de los que más me gustan es un caldo
de fríjol con carne de puerco que se llama taxogowil.
De su experiencia al estar en la Universidad Veracruzana comentó:
Al principio no sabía que estudiaría, quería
algo original y creativo. Muchos me dijeron que eligiera una carrera
que me diera bienestar económico pero yo me decidí por
Ciencias Atmosféricas. Debo confesar que esta licenciatura
es difícil, incluso el primer semestre salí muy bajo,
pero no me desanimo y cada vez me dan más ganas de aprender.
Incluso este semestre fui beneficiado con la beca Pronabes.
Yo estudié la preparatoria en Coatzacoalcos y me fue difícil
adaptarme porque era la primera vez que vivía lejos de mi familia,
no obstante eso me ayudó cuando llegué a Xalapa. Además,
tuve la suerte de que un amigo me enseñó la ciudad,
las rutas de los camiones y la Unapei.
Pese a que extraño mi comunidad no es posible que regrese allá
a desempeñar mi carrera pues no hay campo de trabajo para mí,
sólo habría una esperanza a través de un proyecto
que yo mismo desarrolle y que el Gobierno del Estado me otorgue fondos
para ponerlo en práctica. Deberé tener mucha iniciativa
para lograrlo.
Mi mensaje para otros muchachos que temen salir de sus comunidades,
es que no se dejen intimidar por otros que no conocen lo que uno es,
no es pretexto el sentirse discriminados para olvidar nuestras metas.
Los sueños son grandes pero la tenacidad debe serlo más.
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