Año 3 • No. 123 • noviembre 10 de 2003 Xalapa • Veracruz • México
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El congreso de la OUI tendrá consecuencias
político-económicas,aseguró directivo chileno
Édgar Onofre Fernández
Para Daniel López Stefoni, presidente del capítulo Chile del Instituto de Gestión y Liderazgo Universitario (IGLU), el XIII Congreso Bienal de la Organización Universitaria Interamericana (OUI) –que inició en Boca del Río– tendrá conclusiones no sólo de carácter académico, sino también político y aún económico y social.

Desde su perspectiva, el congreso que se realizará en el World Trade Center (WTC), no sólo contribuirá a la discusión y proyección de los grandes temas de la educación superior. “Del análisis de la integración continental y el desarrollo humano, en el contexto de la educación superior, deberán generarse políticas públicas, programas y proyectos, en países, organizaciones internacionales y universidades”.

López Stefoni aseguró que el gran contingente de personas que asistirá asegura profundidad y diversidad de enfoques en el tratamiento de aspectos como el rol de las organizaciones multilaterales, perfiles profesionales y modelos en el pregrado, acreditación, desarrollo local y regional, educación indígena y liderazgo universitario.

Este congreso, organizado por la OUI y la UV, se reunen por primera vez a los directivos de más de 400 universidades del continente con empresarios, dirigentes de organizaciones internacionales, líderes de opinión y representantes gubernamentales, con la premisa de que las instituciones de educación superior aporten soluciones inteligentes al proceso de integración económica, desde la perspectiva del desarrollo humano.

El directivo chileno, quien asistirá al encuentro, hizo énfasis en el papel que la educación tiene en el contexto de las relaciones multinacionales y la organización mundial en general y aseguró que “los pactos comerciales tienen hoy consecuencias educativas y culturales que no ocurrieron en el pasado, como Aladi, Pacto Andino y otros instrumentos de integración. El Mercosur, por ejemplo, posee protocolos explícitos para la integración educativa y cultural, en materias tan diversas como la educación tecnológica, la acreditación de posgrados, el reconocimiento de títulos y grado para el ejercicio laboral”.

De esta manera, dijo, es apenas el inicio de un proceso en que educación y cultura son asumidos como componentes complementarios e insustituibles de acuerdos arancelarios, de intercambio económico o de ajuste de balanzas comerciales: “Sin educación será imposible cumplir objetivos de desarrollo e integración, mientras que sin investigación científica y tecnológica, no es posible la innovación y el aprovechamiento de las ventajas comparativas”.

Al respecto, López Stefoni dijo que, para responder a las demandas de desarrollo e integración, las universidades y las organizaciones universitarias deben privilegiar la organización y la innovación, y advirtió que es necesario aumentar la cobertura del postgrado y la producción académica para superar los niveles de marginalidad científica y tecnológica de América Latina, que contribuye con apenas algo más del uno por ciento de publicaciones de corriente principal y con menos del 0.1 por ciento de las patentes.

Explicó que las universidades deben involucrarse más activamente en proyectos de impacto económico-social, aprovechando sus capacidades para generar recursos adicionales al presupuesto y transformarse en foros permanentes y dinámicos de los grandes temas, en donde puedan confluir académicos, estudiantes, políticos, empresarios, dirigentes sociales. Ello quiere decir ser agentes de la integración en la base sin la cual estos procesos, a nivel de superestructura, pueden fracasar.

La universidad, dijo, debe resolver el viejo dilema de ser fuente de cambios revolucionarios y a la vez ser una de las organizaciones más conservadoras: “En un mundo dinámico, la universidad debe crecer en su capacidad de adaptación para tener el rol social que le corresponde”.

En este sentido, destacó el creciente protagonismo de las universidades en la vida de sus localidades y aseguró que, cada vez más, académicos y estudiantes de las universidades americanas, aún de las más lejanas y modestas, tienen mayor conciencia de que su participación activa en la docencia, investigación y proyección social son un capital invalorable para el desarrollo de sus instituciones, regiones y países.

López Stefoni aseguró que en una sociedad del conocimiento, la educación superior pasa a tener un papel aún más importante que en el pasado y que transferir el conocimiento, aún el que se genera localmente, tiene un impacto potencial enorme: “la emergencia de este capital dormido y pasivo, es la gran fortaleza de nuestras universidades”, concluyó.