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La nueva turbulencia
Lorenzo Arduengo Pineda
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![](images/churubusco02.gif)
Set
de grabación de los estudios Churubusco. |
Como
ya es usual en los vaivenes del sexenio, esta vez de nuevo toca a
dos de los productos de la cultura más visibles y penetrantes:
el cine y los libros. Si nos asomamos a la historia de los atentados
que estas dos manifestaciones han sufrido a lo largo de su existencia,
ya no debieran extrañarnos las disposiciones incultas plenas
de desinformación de las autoridades no autorizadas para descalificar
las tareas de la cultura. |
A
nadie escapa el hecho de que nuestra industria cinematográfica,
al mismo tiempo que disminuyó su capacidad de producción,
también elevó el nivel de calidad a través de
las nuevas generaciones de cineastas formados por las dos escuelas
de más tradición en nuestro país: el amenazado
Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) y el CUEC
dependiente de la UNAM (y al menos hasta ahora intocable).
Una institución de menos años de existencia es el Instituto
Mexicano de Cinematografía (Imcine) creado en el sexenio
lamadridista, con el cual pretendía recuperar rostro ante las
ruinas que la administración previa había dejado a su
paso. Es aquí donde resultan importante tanto los desplegados
de protesta por tan infundadas desincorporaciones como eufemísticamente
llaman las autoridades a estos atentados como la imagen de las
universidades públicas, mantenedoras de las tradiciones y último
reducto de la cultura y las artes, ya que se ven en toda su dimensión.
No en balde, la UV desde la década de los años 50, por
los buenos oficios del dramaturgo Emilio Carballido, instaura las
bases de una cultura cinematográfica a través de conferencias
y ciclos cinematográficos permanentes desde entonces. Conferencias,
estrenos, cursos y talleres hasta diplomados relativos a la materia
se han ofrecido de una manera orgánica y asidua. Renglón
aparte merece el apoyo de la institución a producciones fílmicas
de alta calidad: desde María de mi corazón hasta
Otilia Rauda, pasando por innumerables opera prima como la
reciente Tiempo Real.
Esa labor sólo puede cumplirse con la suma de esfuerzos conjuntados
por una institución de educación como la nuestra, la
cual también difunde obras literarias fundamentales a través
de su editorial. Quede constancia, pues de nuestro irrestricto apoyo
a Imcine, a los Estudios Churubusco y al CCC, sin cuya existencia
el panorama de nuestro cine sería tan pobre como la imaginación
de sus detractores. |
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