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Diario
de Cataluña Tolerancia:
encuentro de mitades Harmida
Rubio Gutiérrez |
Relataré
parte de una historia de amor a mi manera; es un cuento que se integra
en el libro Banquete de Platón, y está en la voz de
Aristófanes, uno de tantos filósofos que se reunían
en aquella mesa en la que se degustaban miles de delicias para el
paladar y para la mente:
En el inicio de los tiempos existían unos seres que estaban
formados por dos entidades: tenían dos pares de brazos, dos
pares de piernas, cuatro ojos, dos bocas, dos órganos sexuales;
que podían ser: uno masculino y otro femenino; o dos masculinos;
o dos femeninos... estos seres vivían muy felices en un mundo
regido por los dioses griegos; hasta que a algunos de ellos se les
ocurrió que debían de rebelarse y hacer su voluntad
y no la de los dioses. Al enterarse de este posible golpe de
estado,
los dioses los castigaron mandándoles a cada uno un rayo que
los partiera, y así dividieron su ser en dos mitades, despojándolos
de la otra parte de su estructura, de la otra parte con la que vivían
y respiraban...
Desde entonces, cada uno de estos seres partidos en dos, anda
por el mundo buscando su mitad perdida, para que al encontrarla pueda
respirar tranquilo, como en el inicio de los tiempos.
De esta forma se hablaba del amor en esa legendaria sociedad, de una
manera abierta, se daba cabida a todas las formas de amor.
Ahora, pasados cientos de años, nos asusta que las relaciones
diferentes salgan a la luz, se manifiesten, empiecen a ejercer la
libertad que la mayoría del mundo ha tenido en cuanto a sus
preferencias sexuales y, sobre todo, su forma en que demuestran su
amor.
En nuestra sociedad, hablo de México, generalmente las relaciones
homosexuales son mal vistas, son señaladas
Me pregunto: ¿Por qué nos dará tanto miedo la
gente diferente?, ¿por qué no podemos observar a dos
personas del mismo sexo tomadas de la mano o besándose por
la calle?, ¿por qué enseguida se relacionan estas manifestaciones
de amor con perversiones?
Me parece que la historia de la intolerancia es tan vieja como la
historia del amor, que es tan vieja como la historia de la lucha de
poderes, del control del mundo por el ser humano (cada vez más
inhumano).
Es decir, me parece que el miedo a aceptar a la gente diferente es
un miedo por perder el poder, es un miedo por perder las formas, por
perder el control de las estructuras ya estables, porque se deshaga
ese circo que ya estaba tan bien armado.
Y ahora voy más lejos: creo que en este mundo hay muchas cosas
que deberían de ser señaladas y criticadas, como la
represión, como la guerra, como la desigualdad social y de
género.
El amor nunca debe ser señalado. También creo que todos
tenemos el mismo derecho a disfrutar de la vida, que nadie puede decirnos
qué pareja tenemos que escoger; ni cuál es la forma
más adecuada de demostrar nuestro afecto, creo que escritos
como el de Platón deberían de generar debate, discusión,
pero no señalamientos.
Sin embargo, estoy segura de que este país cada vez está
más preparado para escuchar opiniones diferentes, estamos despertando,
podemos ser más abiertos a otras formas de pensamiento, podemos
entender que entre más pluralidad exista, nuestra sociedad
será más rica y madura.
Tal vez debería de haber un encuentro entre esas dos sociedades
que se dan la espalda, la diferente y la que controla a los iguales
y a los diferentes, tal vez el encuentro que planteaba Aristófanes
más bien era plural.
Alguna vez escuché por ahí que hay una palabra que se
pronuncia casi igual en muchos idiomas: español, alemán,
inglés, catalán, francés y otros... y entonces
me quedé pensando qué palabra podría ser... no
la encontraba... y ¿saben cuál palabra era? Tolerancia.
Comentarios y sugerencias a: harmida_rubio@hotmail.com
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