Año 3 • No. 128 • enero 19 de 2004 Xalapa • Veracruz • México
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De información y obesidad
Jay Bildstein (Traducción Rosben Olivera)
Hay una expresión cínica de donde vengo que dice que “ningún acto bueno se queda impune.” Yo soy optimista, sin embargo, equilibro ese optimismo con otro dicho; “en la naturaleza no hay ni recompensas ni castigos, sólo consecuencias.” Con eso en mente me gustaría echar una mirada a dos asuntos que son muy de nuestro tiempo: la tecnología de la computadora y la obesidad.

Ahora, antes de sacar tus conclusiones, no soy ningún “sibarita”, pero me pregunto si la tecnología nos ha traído solamente progreso. Francamente, no lo creo. La tendencia de las personas hacia el sobrepeso es una amenaza salud grave en América del Norte y no puedo evitar pensar que mucho tiene que ver con el decrecimiento de la actividad física y el crecimiento de actividades primordialmente sedentarias.
Cuándo era un niño creciendo en los Estados Unidos había un mensaje del servicio público en la televisión que mostraba varias cabezas dentro de cajas hablándose entre ellas mismas. No necesitaban sus cuerpos ya que estos habían “evolucionado” tecnológicamente a tal grado que el movimiento era innecesario.
El propósito del anuncio era inculcar en nosotros un respeto por la salud física, para entender que si no utilizábamos nuestros cuerpos se marchitarían. Me pregunto: ¿Qué tan cerca estamos de entrar en ese mundo desarrollado? Quizás es aún peor, el cuerpo que a un ritmo espantoso se convierte en un apéndice acojinado.

La tendencia en el continente norteamericano se encamina hacia menos actividades físicas y más comida, dando como resultado personas más obesas y menos en forma. Este estado malsano puede conducir a la diabetes, la hipertensión, los infartos y está relacionado con una variedad de cánceres.

¿Nos estaremos convirtiendo en una sociedad de moradores plasta, de computadoras y televisión, con todo nuestro desarrollo físico puesto en dedos y muñecas del trabajo del teclado, el ratón y el control remoto? ¿Es ese nuestro nivel promedio de actividad? Para muchos de nosotros, me temo que sí.
Irónicamente, estamos en una época en donde el cuerpo se expone más de lo que ha lo ha sido, probablemente desde el Jardín del Edén. Britney Spears y Christina Aguilera me vienen a la mente como parte de la última cosecha del conjunto de los casi desvestidos. El cuerpo humano, especialmente el cuerpo hermoso se presume en escenarios comerciales más que nunca, escasamente vestido y como trabajo artístico viviente.

La cirugía cosmética, las perforaciones, los tatuajes y los pantalones de mezclilla bajados hasta los tobillos todo con el fin de ostentar el cuerpo y hacer gala de su atracción provocativa. ¿Es simplemente acaso que nos estamos convirtiendo en mirones atados a las computadoras y la televisión, mientras que nos hacemos más gordos y más flácidos mientras los cuerpos de la “gente bonita y famosa” desfilan frente a nosotros vendiendo lo que aspiramos a ser, pero no somos?

La Internet, la computadora, la televisión, los teléfonos celulares y los fax, todas son herramientas que pueden mejorar nuestra vida facilitando el útil intercambio de información. Sin embargo, cuando cambiamos una vida de actividad robusta y nos relegamos a no ser más que receptáculos de nuestras máquinas, entonces habremos malinterpretado su aplicabilidad y habremos conducido nuestro importante e integral ser físico hacia una posición vergonzosamente disminuida.
Antes de que acabemos como miles de cabezas que solamente se comunican y cuyos cuerpos son un algo que sólo ocupa un asiento, tengo una sugerencia.

Necesitamos salir a caminar y necesitamos hacerlo diariamente. Caminar no es sólo una buena actividad física sino que ayuda a aclarar la mente, reducir la ansiedad y mejorar nuestra salud, lo que conlleva a un mejor desempeño mental.
Cuando camino y realizo actividades físicas me siento muy bien corporal y mentalmente. Cuándo no lo hago, bueno, francamente después que un rato puedo sentirme categóricamente desastroso.

Sé que no estoy solo. Todos debemos salvaguardar nuestra salud y bienestar físico planeando tiempo para actividades físicas. En un mundo donde cada vez más el trabajo se logra por medio de nuestros dedos en los teclados, necesitamos el hábito si no, la resolución firme de incorporar en nuestra vida algún nivel significativo de actividad física.

Caminar es un excelente medio de transporte y cumple una doble función, sirve como ejercicio pero también nos lleva de un lugar a otro sin tener que pagar gasolina o lidiar con el molesto tráfico.

En fin, podría seguir sentado aquí y escribir más en mi computadora, pero voy a salir a dar una caminata. Los veo en la calle, no olviden usar zapatos cómodos.