Año 3 • No. 129 • enero 26 de 2004 Xalapa • Veracruz • México
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  Echemos un vistazo a la ecología europea
Azucena Ruiz Martínez (Egresada de Ingeniería Ambiental)
Recuerdo que, durante mis años como universitaria, estudiando Ingeniaría Ambiental en la UV, tuve maestros que solían exponer con vehemencia acerca de la tecnología del primer mundo, sus virtudes y consecuencias.

Recorriendo países de Europa he corroborado lo que en las aulas escuché. En Alemania, por ejemplo, está estrictamente regulada la separación de residuos; las multas por depositarlos en un contenedor incorrecto son elevadas. Incluso en los hogares la gente conoce perfectamente las reglas del juego.

Cada desecho se separa de acuerdo a sus características y no hay confusión alguna de esto. Sin embargo, no es igual en todos los países. Esperaba encontrar algo similar en Inglaterra o Francia, y no fue así.

De hecho en países como Suiza u Holanda sus ciudades principales no lucen tan limpias. Qué decir de París, un asombroso sitio lleno de historia, pero no tan destacado por su higiene.

España por ejemplo, es una nación cuyo gobierno dedica una gran cantidad de dinero en la limpieza de calles y sitios públicos. Lo asombroso es que la cultura del español no es precisamente la de mantener limpias dichas áreas y vías. Se destina personal y equipo para realizar diariamente jornadas de limpieza, lo que se aprecia cuando cae la tarde y el “barrido y lavado” del pavimento comienza.

En los límites entre Escocia e Inglaterra encontré una vasta área donde se aprovecha la energía eólica. Definitivamente no se compara ver las diapositivas en el aula,incluso en las páginas de Internet, que observar estos grandes molinos trabajar y captar la fuerza del viento para transformarla en energía eléctrica.

Los cuerpos de agua por donde uno los vea están limpios. Claro, hay sus excepciones. Muchos no pueden lucir aguas cristalinas; sin embargo, ésta es clara y sin desperdicios suspendidos.

De esta manera los días transcurrieron y la idea que alguna vez tuve acerca de cómo se mantenían limpios los países del “viejo mundo”, llegó a mis ojos. Me surgieron muchas preguntas; varias que aún no puedo responderme. ¿Los resultados que logran son producto de su cultura, del amor a su país o de una disciplina rígida?

Bien, después de mucho cavilar regresé mis pensamientos a México, nación que cuenta con tantos tesoros: su biodiversidad, su clima, las reservas de hidrocarburos, su extenso y vasto territorio que cualquier país europeo anhelaría un poco de lo nuestro…

Así, pensé qué sería necesario para lograr un México limpio, un México donde podamos vivir una vida con y de calidad... fue entonces que llegué a la conclusión de que podemos hacerlo comenzando con las cosas más simples y cotidianas como no tirar basura en las calles, sino esperar a llegar a casa ahí tirarla al cesto de la basura. Creo que esto no es difícil y todos podemos hacerlo, ¿verdad?