Año 3 • No. 129 • enero 26 de 2004 Xalapa • Veracruz • México
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Ofrece la UV maestría en Inteligencia Artificial
Estudia un posgrado “inteligente”

Gina Sotelo

La fascinación del hombre por crear seres artificiales se remonta a fechas lejanas, así lo demuestran las
figuras mecánicas construidas en el siglo XVIII capaces de escribir o tocar música.

El interés por desarrollar mecanismos que lleven a cabo actividades propias de los seres pensantes ha dejado su huella en invenciones como la máquina aritmética de “asca” la cual, a partir de engranes, era capaz de realizar operaciones de suma y resta; o la “máquina de Turing” cuyo modelo teórico engloba el concepto de lo que es una computadora actual.

Héctor Gabriel Acosta.
Dijo en entrevista Héctor Gabriel Acosta, investigador del departamento de Inteligencia Artificial de la uv para quien este gusto por crear seres artificiales y los mecanismos favoreció el surgimiento de la computadora a principios de la década de 1940:

“La creación de la computadora puso a disposición una herramienta versátil para experimentar con modelos simulados, desarrollo que llevó a modelar seres artificiales mediante métodos computacionales, centrando la atención en aquellas actividades con alto nivel intelectual como los demostradores automáticos de teoremas o programas capaces de jugar damas o ajedrez”.

Doctor en Inteligencia Artificial por la Universidad Sheffield, Reino Unido, Héctor Gabriel Acosta afirmó que la definición de inteligencia artificial (IA) dependerá de sus objetivos: “Pueden clasificarse en dos grupos: aquel que concibe la ia como disciplina que estudia los mecanismos para crear entes inteligentes, al margen de que si estos mecanismos semejan los de la criatura de la que se pretende modelar; y el que la considera una disciplina interesada en comprender los mecanismos que permiten a las criaturas mostrar un comportamiento inteligente y se apoya de modelos computacionales para representarlos”.

Según Acosta, en sus inicios las investigaciones en ia se enfocaron en manifestaciones altamente inteligentes como por ejemplo, demostradores de teoremas o jugadores de ajedrez. Sin embargo, el comportamiento de un insecto al tratar de esquivar el ataque de un depredador o el de una hormiga para desarrollar, organizadamente, sus actividades dentro de la sociedad en que vive, puede considerarse igualmente inteligentes y posiblemente más complejos que los primeros.

Para fundamentar sus ideas, Gabriel Acosta citó que en 1950, Allan Turing propuso una prueba para evaluar la inteligencia representada en una computadora. La prueba consistía en que una persona (evaluador) debía mantener una conversación con una computadora (evaluado) por medio de un teletipo; la computadora debía ser capaz de llevar la plática de tal forma que la persona no pudiera darse cuenta de que estaba conversando con una máquina:

“En una extensión a esta prueba la evaluación comprendía la transmisión de video para requerir a la máquina el reconocimiento de patrones contenidos en la imagen; asimismo, comprendía la interacción mecánica mediante un brazo que facilitara el traspaso de objetos entre el evaluador y el evaluado”.

Con esta prueba se pretendía valorar la mayoría de los aspectos cognoscitivos, característicos de un ser “inteligente”, tales como, procesamiento de lenguaje natural, representación de conocimiento, visión, razonamiento automático, planificación y robótica, entre otros.
Los problemas más difíciles en IA aparecen cuando se trata de reproducir los procesos cognoscitivos cuyo desarrollo no implica gran esfuerzo consciente del cerebro humano, por ejemplo, hablar, escuchar, ver, caminar, planificar
A la fecha ninguna máquina ha sido capaz de superar la prueba de Turing y aun cuando en muchas de las áreas involucradas se tienen logros significativos, su integración y puesta a punto, para superar la prueba, parecen no estar en el futuro cercano.

Contrariamente a lo que se pensaba en los inicios de la IA, cuando las manifestaciones altamente inteligentes estaban relacionadas con procesos tales como juegos o demostradores de teoremas –continuó el investigador– los problemas más difíciles en ia aparecen cuando se trata de reproducir los procesos cognoscitivos cuyo desarrollo no implica gran esfuerzo consciente al cerebro humano, por ejemplo, hablar, escuchar, ver, caminar, planificar:

“Es por esto que actualmente los centros de investigación en IA están concentrando sus esfuerzos en estas líneas, y aspectos tales como arquitecturas de computadoras paralelas, ia distribuida, razonamiento, aprendizaje y robótica reactiva, entre muchos otros, son campos abiertos a la investigación”.

Entonces, la ia aparece como una amalgama de muchas capacidades, de procesamiento y representación de datos, en cuya investigación se requiere de grupos interdisciplinarios integrados por informáticos, matemáticos, psicólogos, neurofisiólogos, ingenieros que interactúen para buscar nuevas representaciones para crear seres artificiales inteligentes.

Desafortunadamente, como lo afirmó Gabriel Acosta, la ciencia ficción ha creado ideas equivocadas sobre los alcances logrados por la ia. Robots humanoides en películas como ia, Robocop o Terminator muestran facultades de inteligencia aún mayores a la humana, que si bien simbolizan lo que en un futuro se desearía alcanzar con la investigación en ia, actualmente sólo representan versiones futuristas y distan en mucho de lo que a la fecha se ha logrado en esta materia.
Para conocer más del tema la uv ofrece la maestría en Inteligencia Artificial, posgrado que tiene el apoyo académico del Laboratorio Nacional de Informática Avanzada AC (Lania). El domicilio es Sebastián Camacho número 5 zona Centro, código postal 91000 Xalapa, Veracruz, México. Teléfono: (01-228) 817-2855 y 817-2957 y el correo electrónico: alhernandez@uv.mx