Año 3 • No. 130 • febrero 16 de 2004
Xalapa • Veracruz • México
Publicación Semanal


 Páginas Centrales

 Información General

 Información Regional

 Compromiso Social

 Arte Universitario

 Halcones al Vuelo

 Internautas

 Contraportada


 Números Anteriores


 Créditos

 
Autonomía
Sergio Valdivia Navarro
Siempre hemos escuchado a nuestros mayores decir que los tiempos cambian y que las cosas no son como antes. Muchas veces hay nostalgia en sus palabras y nos hablan de que los tiempos pasados fueron mejores. Y creo que hay mucho de verdad en esas palabras y aún nosotros podemos darnos cuenta cómo nuestros hermanos menores o nuestros hijos viven sus vidas de una manera diferente a la nuestra; sin embargo la vida actual también tiene muchas ventajas y cuando pensamos en una mayor autonomía en nuestro aprendizaje tenemos que percatarnos de cómo ha cambiado nuestro entorno.

Aquí quiero comentar acerca de algunas de las ventajas del mundo presente, del cual debemos estar concientes, ya que hay riquezas que nuestros padres o nuestros abuelos no tuvieron y ni siquiera soñaron con tener. Se dice que ahora vivimos en la era de la información, que por tenerla tan a la mano, en nuestras casas o en nuestras escuelas, toma un tono de “normalidad” y ya sabemos que todo lo que se vuelve normal, muchas veces no se valora de la misma forma que aquello que es novedoso.

Ahora, los niños crecen y aprenden en un ambiente de información a través de la televisión por cable, a través de la cada vez más amplia gama de periódicos y revistas, a través de libros que existen en nuestras casas, escuelas o bibliotecas y sobre todo a través de la supercarretera de la información: la Internet. Ya no es extraño ver a niños jugando con una computadora. Los niños de hoy sin tener amplios conocimientos de sistemas operativos o lenguajes digitales o aún del idioma inglés, se acercan con naturalidad a esta tecnología y la manejan con mucha comodidad. Los hay quienes, ya a temprana edad, se encuentran visitando páginas de Internet de su interés, o “chateando” con sus amigos al otro lado del mundo. Los niños ahora participan de manera acertada en las conversaciones de los adultos, los niños de hoy saben de política, de física, de química, de matemáticas, de español y también de sexualidad. La información fluye en todos los sentidos y no podemos escaparnos al aprendizaje de un mundo cada vez más cercano.

Las bibliotecas están cada vez más presentes. Vemos que muchas de ellas abren sus puertas al público en general. Nuestros maestros nos piden que las visitemos para hacer alguna tarea en particular y vemos cómo a determinadas horas del día se llenan de estudiantes de diferentes edades. Vemos cómo a nuestro alcance existen tantos temas por aprender y tantas cosas por conocer.

Pareciera que el conocimiento nos rodea por doquier. Ya no podemos imaginar que alguien llegue a nuestros cursos sin saber absolutamente “nada”. Tenemos ideas generales; a veces vagas; pero al menos hemos oído de esto o de lo otro. Por todo lo anterior, quienes somos maestros, vemos con agrado que nuestros estudiantes llegan con mejores bases a nuestros cursos, haciendo de nuestro trabajo un nuevo reto. Y nos hacemos concientes de que no tendremos el tiempo suficiente para dotarlos de “todo” lo necesario y tenemos que aceptar que esta nueva realidad nos ha convertido en un elemento de educación que busca darle coherencia y dirección a lo que el mundo que nos rodea ha puesto a nuestro alcance y que debemos aprovechar como una riqueza que nos tocó vivir. (http://www.uv.mx/portalcadi/)