Año 3 • No. 132 • marzo 8 de 2004 Xalapa • Veracruz • México
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  Y ahora... ¿a dónde?
Luis Alberto Rodríguez Uriarte (Facultad de Derecho SEA Córdoba -Orizaba)
Esta es la pregunta que regularmente nos hacemos los alumnos del Sistema de Enseñanza Abierta (SEA) de la Universidad Veracruzana, particularmente, los de la región Córdoba-Orizaba, pues hemos sido víctimas, por así decirlo, de la lentitud de los tramites administrativos de la universidad. Es lamentable que para poder obtener una constancia de estudios o una constancia de calificaciones, tengamos que esperar hasta cuatro meses para poder obtenerla.

Este trámite es simple, es una hoja firmada por los administrativos de la universidad y, sin embargo, se ha convertido en todo un problema para nosotros conseguirla.

Esta no es una critica sin fundamento y no sólo es mi caso. Hablo en representación de muchos de mis compañeros, quienes hemos visto mermados nuestros intereses por los problemas administrativos de la dirección general del sea, y menciono ejemplos: muchos compañeros no han podido solicitar o cobrar becas por la tardanza de los documentos; otros no han podido tramitar su seguro social o no pueden agilizar sus tramites de titulación porque les hace falta la constancia de liberación del servicio; sin mencionar la constancia de alumno regular, por la que muchos no pudimos iniciar nuestro servicio social anticipado.

Esta situación ya es ridícula, pues no es posible que mientras que en las facultades de la región los alumnos obtienen los documentos que solicitan el mismo día que los piden, los del sea tengamos que esperar tanto tiempo.

Si hablamos de modernidad, de avances en infraestructura, de la creación de una universidad virtual que nos acerque poco a poco al nivel de las grandes universidades del mundo, deberíamos empezar por corregir los pequeños detalles, los cuales afectan, a lo que a mi parecer, son la parte medular de la universidad: los alumnos.

Sin embargo, esta situación parece no tener arreglo pronto, pero para mí era necesario expresar este sentir, con el único objetivo de hacer ver, a la institución y a la comunidad universitaria en general, la situación del sea, y que, aunque sólo asistimos a clases un día de la semana, tenemos el derecho a los servicio de la universidad.