Año 3 • No. 133 • marzo 15 de 2004 Xalapa • Veracruz • México
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   Alexander Von Humboldt:
Los climas opuestos de Veracruz
(Segunda de cuatro partes)
2. Nortes y calores
La intendencia de Veracruz, a excepción del llano que se extiende de Perote al Pico de Orizaba, Yucatán, las costas de Oaxaca, las provincias marítimas del Nuevo Santander1 y de Texas, el nuevo reino de León, la provincia de Coahuila, el país inculto llamado Bolsón de Mapimí, las costas de la California, la parte occidental de la Sonora, de Sinaloa y de la Nueva Galicia, las regiones meridionales de la intendencias de Valladolid2 , de México y de la Puebla, son terrenos bajos y entrecortados de colinas poco considerables. La temperatura media de estas llanuras, o a lo menos de las que están situadas bajo los trópicos y cuya elevación sobre el nivel del mar no pasa de 300 metros, es de 25 a 26 grados del termómetro centígrado, es decir, de ocho a nueve grados más que el calor medio de Nápoles.

En las costas orientales de Nueva España los grandes calores ceden por algún tiempo cuando los vientos del Norte envían algunas bocanadas de aire frío de la bahía de Hudson hacia el paralelo de La Habana y de Veracruz. Estos vientos impetuosos soplan desde octubre hasta marzo, y se anuncian por la extraordinaria turbación que se advierte en el movimiento regular de las pequeñas mareas atmosféricas3 o en las variaciones horarias del barómetro. Muchas veces refrescan el aire de tal modo el termómetro centígrado baja cerca de La Habana hasta cero, y en Veracruz hasta 16 grados; descenso bien notable en países situados bajo la zona tórrida.

En la falda de la Cordillera, a la altura de mil 200 a mil 500 metros, reina perpetuamente una temperatura agradable de primavera, que no varía nunca arriba de cuatro o cinco grados; ahí son desconocidos igualmente los fuertes calores y el excesivo frío. Esta es la región que los indígenas llaman tierras templadas, en la cual el calor medio de todo el año es de 20 a 21 grados; tal es el hermoso clima de Jalapa, Tasco y de Chilpancingo, tres pueblos célebres por la extrema salubridad de su clima y por la abundancia de árboles frutales que se cultivan en sus inmediaciones. Por desgracia, esta altura media de mil 300 metros es casi la misma en que se sostienen los nublados sobre las llanuras vecinas al mar, y de ahí que estas regiones templadas situadas a media altura de montaña, como sucede con las inmediaciones de Jalapa, se ven frecuentemente envueltas en espesas nieblas.

Falta que hablemos de la tercera zona, designada con el nombre de tierras frías, la cual comprende las llanuras que están elevadas más de dos mil 200 metros sobre el nivel del mar, y cuya temperatura media es menos de 17 grados.
Hay un inconveniente muy grave que es común en las costas orientales y a las que baña el Grande Océano, falsamente llamado océano Pacífico. Por espacio de muchos meses son unas y otras inaccesibles a causa de violentas tempestades, que casi impiden toda navegación en aquellos parajes. Los nortes, que son vientos del N.O., soplan en el golfo de México desde el equinoccio de otoño hasta el de la primavera. Estos vientos son ordinariamente flojos en los meses de septiembre y de octubre; su mayor fuerza es en el mes de marzo; y algunas veces duran hasta abril. Los navegantes que frecuentan por algún tiempo el puerto de Veracruz, conocen los síntomas que anuncian la tempestad, al modo, poco más o menos, que un médico conoce los de una enfermedad aguda. Según las curiosas observaciones del señor Orta, la señal más cierta de la tempestad es un gran movimiento en el barómetro, una repentina interrupción en el curso regular de las variaciones horarias de este instrumento. A esto acompaña los fenómenos siguientes: Al principio sopla un pequeño terral de O.N.O., a este vientecillo le sigue una brisa que se inclina al N.E. y después al S., reinando entretanto un calor sofocante; el agua disuelta en el aire se precipita sobre las paredes de ladrillo, sobre el empedrado y sobre los balaustres de hierro o de madera. La cima del pico de Orizaba, la del cofre de Perote, y las montañas de la Villa Rica, principalmente la sierra de San Martín, que se extiende desde Tuxtla hasta Coatzacoalcos, aparecen sin nubes, al mismo tiempo que su pie se oculta entre un velo de vapores medio transparente. Estas cordilleras se ofrecen a la vista como delineadas sobre un hermoso fondo azulado.

En tal estado de la atmósfera comienza la tempestad, la cual suele ser a veces tan impetuosa, que desde el primer cuarto de hora sería muy expuesto el estarse en el muelle en el puerto de Veracruz. La comunicación entre la ciudad y el castillo de San Juan de Ulúa queda desde este punto interrumpida. Las bocanadas del viento del Norte duran comúnmente tres o cuatro días, y a veces 10 ó 12. Si el norte se pone a la brisa por el Sur, la brisa es poco constante, y entonces es probable que la tempestad vuelva a comenzar; si el norte toma la vuelta del E., por el N.E., entonces la brisa, o el buen tiempo, es duradero. En el invierno se puede contar con la continuación de la brisa tres o cuatro días seguidos; intervalo suficiente para que un navío que sale de Veracruz pueda ganar la alta mar y libertarse de los bajos vecinos de la costa. También algunas veces en mayo, junio, julio y agosto, se hace sentir en el Golfo de México ventarrones muy fuertes, a los que se da el nombre de nortes de hueso colorado; mas por fortuna no son muy comunes. Por otra parte, no coinciden las épocas en que reina en Veracruz el vómito prieto y las tempestades del Norte; y así, tanto el europeo que llega a México como el mexicano que se ve precisado por sus negocios a embarcarse o a bajar desde el alto llano de Nueva España hacia las costas, tiene que escoger entre el peligro de la navegación y el de una enfermedad mortal.

La navegación de las costas occidentales de México, bañadas por el Grande Océano, es muy peligrosa en julio y agosto, durante los cuales soplan terribles huracanes del S.O. En esta temporada, y hasta septiembre y octubre, las recaladas de San Blas, de Acapulco y de todos los puertos del reino de Guatemala, son las más difíciles; y desde el mes de octubre hasta el mes de marzo, durante lo que llaman el verano de la mar del Sur, se halla interrumpida la tranquilidad del océano Pacífico en aquellos parajes por vientos impetuosos del N.E. y del N.N.E., conocidos con los nombres del papagayo y del tehuantepec.
Habiendo yo mismo sufrido una de estas tempestades, examinaré en otro lugar si estos vientos puramente locales son, como quieren algunos navegantes, efecto de los volcanes vecinos o si proviene de la poca anchura del istmo mexicano. Podría creerse que una vez turbado el equilibrio de la atmósfera en las costas del mar de las Antillas por enero y febrero, el aire agitado refluye impetuosamente hacia el Grande Océano. Según esta hipótesis, el viento de Tehuantepec no sería sino el efecto, o más bien la continuación, del viento del norte del golfo de México, y de las pequeñas brisas de Santa Marta. El mismo viento hace la costa de Salinas y de La Ventosa casi tan inaccesible como lo son las de Nicaragua y de Guatemala, en las cuales, por agosto y septiembre, reinan violentos S.O. conocidos con el nombre de tapayaguas.
Estos S.O., vienen acompañados de truenos y grandes lluvias, mientras que lo tehuantepeques y los papagayos4 muestran su fuerza estando el cielo claro y azulado; por manera que en ciertas épocas, casi todas la costas de Nueva España son peligrosas para los navegantes.

3. Jalapa
Jalapa (Xalapan) al pie de la montaña de basalto de Macuiltépec, en una situación muy amena. El convento de San Francisco, como todos los que fundó Cortés, aparece de lejos como una fortaleza, pues en los primeros tiempos de la conquista construían conventos e iglesias de manera que pudiesen servir de defensa en caso de insurrección de parte de los indígenas. En este convento se goza de una vista magnifica, descubriéndose desde él los picos colosales del Cofre de Perote y de Orizaba, la falda de la cordillera (hacia el Encero, Otates y Apazapa), el río de la Antigua, y el Océano. Los espesos bosques de styrax, piper, melástomos y helechos arbóreos, particularmente el que atraviesa el camino de Pacho y de San Andrés, las orillas del pequeño lago de los Berros y las alturas que conducen al pueblo de Huastepec ofrecen paseos muy agradables. El cielo de Jalapa, hermoso y sereno en verano, inspira melancolía desde el mes de diciembre hasta el de febrero; cada vez que el viento del Norte sopla en Veracruz, cubre un espeso brumazón a los habitantes de Jalapa, y entonces baja el termómetro hasta 12 ó 16 grados. En la estación de los nortes muchas veces se pasan dos o tres semanas sin ver el Sol ni las estrellas. Los comerciantes más ricos de Veracruz tienen casa de campo en Jalapa, en donde gozan de una frescura agradable, mientras que los mosquitos, los grandes calores y la fiebre amarilla hacen muy desagradable la residencia en la costa. En esta pequeña ciudad hay un establecimiento cuya existencia confirma lo que he dicho más arriba sobre los progresos de la cultura intelectual del reino de México; una excelente escuela de dibujo, fundada de pocos años a esta parte, en la cual los muchachos de los artesanos pobres, se instruyen a expensas de los ciudadanos más acomodados. La altura de Jalapa sobre el nivel del Océano es demil 320 metros; su población se estima en 13 mil almas5 .

El camino que va de Puebla a Veracruz por Jalapa, pasa por Amozoc, Acajete y Perote; parece que se viaja por un terreno que a una larga permanencia de aguas ha expuesto a nivel. Cuando estos llanos se calientan por los rayos del sol, ofrecen (a una altura igual que la del paso de San Bernardo) los mismos fenómenos de suspensión y refracción extraordinaria que por lo común sólo se observan cerca de las costas del Océano.

Durante mi residencia en Jalapa, en febrero de 1814, se había empezado un nuevo camino que se construyó bajo la dirección del señor García Conde, en los parajes que presentan mayores dificultades; a saber: en el barranco llamado el Plan del Río, y en la Cuesta del Soldado. Se ha proyectado poner columnas de pórfido todo a lo largo del camino, para señalar, además de las distancias, la altura del terreno sobre el nivel del Océano. Estas inscripciones, que no se encuentran en ninguna parte de Europa, ofrecerán un particular interés al viajero que sube por la falda oriental de la cordillera; porque le tranquilizarán, anunciándole que se acerca a aquella región feliz y elevada, en donde ya no debe temer el azote del vómito prieto o fiebre amarilla.

El antiguo camino de Jalapa se dirige hacia La Rinconada al E., por la Veracruz vieja, llamada vulgarmente La Antigua. Después de haber pasado más abajo de este pueblo el río del mismo nombre, que tiene cerca de 200 metros de ancho, se sigue la playa por Panza Gorda y Vergara, o bien si la marea es alta, se toma el camino de Manga de Clavo, que no se junta con la costa sino hasta el mismo puerto de Veracruz. Seria útil construir un puente en el río de La Antigua, cerca de la ventanilla, en donde el alveo sólo tiene 107 metros de ancho; entonces el camino de Jalapa sería más de seis leguas más corto, y sin tocar a la antigua Veracruz, se dirige inmediatamente, desde el Plan del Río por el puente de la Ventanilla, Paso de Ovejas, Ciénega de Olocuautla y Loma de San Juan, hacia Veracruz. Hácese tanto más de desear esta variación, cuando la travesía del Lencero a la costa, es la más peligrosa para la salud de los habitantes del interior del reino, cuando bajan de la Mesa de Perote y de Jalapa. El calor sofocante que reina en este llano árido y desnudo de vegetación influye poderosamente en los individuos cuyo sistema nervioso no está acostumbrado a una irritación tan violenta. Este calor, unido al cansancio del viaje, dispone a los órganos a recibir más fácilmente los miasmas mortíferas de la fiebre amarilla; y si se acortase un parte del camino que atraviesa estas áridas llanuras de la costa, se disminuirían los destrozos de esta pestilente enfermedad.

*1 Actualmente estado de Tamaulipas.
*2 Actualmente estado de Michoacán.
*3 He explicado este fenómeno en el primer volumen de mi Viaje. (Physique générale ou géographie des plants.), pp. 92-94 de la edición en cuatro grados.
*4 Los papagayos soplan principalmente desde el cabo Blanco de Nicoya (latit. nueve grados 30’) hasta la ensenada de Santa Catalina (latit. 10 grados 45’.)
*5 Jalapa Enríquez, capital del estado de Veracruz; altitud mil 427 metros, 66,317 habitantes. Se desconoce la fecha de la fundación; pero el destruido convento
de San Francisco, fundado por Cortés, se concluyó en 1555.