4. Veracruz
Está situada en un llano árido, falto de aguas corrientes
y en el cual los vientos del Norte, que soplan con mucha violencia
desde el mes de octubre hasta el mes de abril, forman médanos
o sean montecillos de arenas movedizos. Estos médanos varían
todos los años de lugar y forma; tienen de ocho a 12 metros
de altura, y por la reverberación de los rayos del sol y alta
temperatura que ellos mismos adquieren durante los meses de verano,
contribuyen extraordinariamente a aumentar el calor sofocante del
aire de Veracruz. Entre la cuidad y el arroyo Gavilán se hallan
en medio de los médanos algunas tierras pantanosas, cubiertas
de mangles y otros arbustos. Las aguas estancadas del bajío
de la Tembladera y de las pequeñas lagunas de la Hormiga, del
Rancho, de la Hortaliza y de Arjona, son la causa de las tercianas
entre los indígenas, y probablemente hacen también un
papel importante entre las causas funestas que producen el azote del
vómito prieto y de las cuales hablaremos más adelante.
Todos los edificios de Veracruz y del castillo de Ulúa están
construidos con materiales sacados del fondo del Océano, que
constituye la habitación pedregosa de las madréporas,
y que es en donde se encuentran las piedras de múcara, pues
en las inmediaciones de la ciudad no se encuentra ninguna roca. Las
arenas cubren las formaciones secundarias que descansan sobre el pórfido
del Encero, y que no se dejan ver hasta cerca de Acazónica,
hacienda de los jesuitas, célebre por sus canteras de hermoso
espejuelo hojaldrado. Cavando en el suelo arenoso de Veracruz se encuentra
agua dulce a un metro de profundidad; pero esta agua proviene de la
filtración de las charcas o lagunas que se forman entre los
médanos; es agua llovediza, que habiendo estado en contacto
con las raíces de los vegetales, es de muy mala calidad y no
sirve más que para lavar. La gente común (y nótese
este hecho como importante para la topografía medica de Veracruz)
se ve precisada a valerse del agua de una zanja que viene de los médanos,
porque es algo mejor que la de los pozos, o que la del arroyo de Tenoya.
La gente acomodada, al contrario, bebe agua de lluvia que recoge en
cisternas cuya construcción es bastante defectuosa, a excepción
de los bellos aljibes del castillo de San Juan de Ulúa, cuya
agua, muy pura y saludable, no se distribuye sino a los empleados
militares. Esa falta de buena agua potable se ha considerado, hace
siglos, como una de muchas causas de las enfermedades de los habitantes.
El año
de 1704 se formó el proyecto de conducir al puerto de Veracruz
una parte del hermoso río de Jamapa: el rey Felipe V mandó
un ingeniero francés para examinar el terreno. El ingeniero,
poco contento sin duda de habitar en un país tan caliente y
desagradable, declaró imposible la ejecución del proyecto.
El año 1756 volvieron a empezar las discusiones entre los ingenieros,
el ayuntamiento, el asesor del virrey y el fiscal. Hasta ahora en
visitas de expertos y en gastos judiciales (pues en las colonias españolas
todo se convierte en proceso), se han gastado 500 mil pesos. Antes
de haber nivelado el suelo, habían construido una calzada de
mil 100 metros sobre el pueblo de Jamapa, que ya está medio
arruinada, y costó 300 mil pesos; 12 años ha que el
gobierno hace pagar al público un derecho sobre las harinas,
que produce anualmente más de 30 mil pesos. Ya está
construido un trecho de más de 900 metros de largo, un acueducto,
o atarjea que puede dar un perfil de agua de 116 centímetros;
y a pesar de todos estos gastos, a pesar de todo el fárrago
de memorias e informes amontonados en los archivos, las aguas del
río Jamapa todavía están a más de 23 mil
metros de distancia de la ciudad de Veracruz. En 1795 vinieron a acabar
por donde debieran haber empezado: nivelaron el terreno, y hallaron
que las aguas medias de Jamapa están a 8m , 83 (10 varas mexicanas
y 22 1/2 pulgadas) más altas que el nivel de las calles de
Veracruz; se reconoció que la gran calzada debía estar
en Medellín, y que por ignorancia habían construido
en un punto no sólo demasiado elevado, sino también
siete mil 500 metros más lejos del puerto de lo que era menester,
para dar la caída para conducir las aguas. En el actual estado
de las cosas la construcción de la atarjea desde el río
Jamapa hasta Veracruz, está valuada en un millón o un
millón 200 mil pesos. En un país donde existen inmensas
riquezas metálicas, no es la cuantía de esta suma lo
que espanta al gobierno; se ha suspendido la ejecución de este
proyecto, porque hace poco se ha calculado que diez aljibes públicos,
colocados fuera del recinto de la ciudad, no costarían juntos
más de 140 mil pesos, y bastarían para una población
de 16 mil almas, si cada aljibe contuviese un volumen de agua de 670
metros cúbicos. ¿A qué fin pues ir á
buscar tan lejos de lo que la naturaleza nos ofrece tan cerca, se
decía en el informe que se pasó al virrey? Por qué
no nos aprovecharíamos de estas lluvias tan regulares como
abundantes, y que según las experiencias exactas del coronel
Constanzó1 dan anualmente triplicada el agua de la que cae
en Francia y Alemania? La población habitual de Veracruz,
sin contar la tropa y la marina, es de 16 mil almas. *1.
Miguel Constanzó (1741-?) natural de Barcelona, España,
ingeniero militar que arribó a la Nueva España en
1764. Realizó importantes trabajos cartográficos,
entre los que destaca su excelente plano de la ciudad de México
(1777). |