Año 3 • No. 134 • marzo 22 de 2004
Xalapa • Veracruz • México
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Alexander Von Humboldt
Los climas opuestos de Veracruz
(Tercera de cuatro partes)
4. Veracruz
Está situada en un llano árido, falto de aguas corrientes y en el cual los vientos del Norte, que soplan con mucha violencia desde el mes de octubre hasta el mes de abril, forman médanos o sean montecillos de arenas movedizos. Estos médanos varían todos los años de lugar y forma; tienen de ocho a 12 metros de altura, y por la reverberación de los rayos del sol y alta temperatura que ellos mismos adquieren durante los meses de verano, contribuyen extraordinariamente a aumentar el calor sofocante del aire de Veracruz. Entre la cuidad y el arroyo Gavilán se hallan en medio de los médanos algunas tierras pantanosas, cubiertas de mangles y otros arbustos. Las aguas estancadas del bajío de la Tembladera y de las pequeñas lagunas de la Hormiga, del Rancho, de la Hortaliza y de Arjona, son la causa de las tercianas entre los indígenas, y probablemente hacen también un papel importante entre las causas funestas que producen el azote del vómito prieto y de las cuales hablaremos más adelante. Todos los edificios de Veracruz y del castillo de Ulúa están construidos con materiales sacados del fondo del Océano, que constituye la habitación pedregosa de las madréporas, y que es en donde se encuentran las piedras de múcara, pues en las inmediaciones de la ciudad no se encuentra ninguna roca. Las arenas cubren las formaciones secundarias que descansan sobre el pórfido del Encero, y que no se dejan ver hasta cerca de Acazónica, hacienda de los jesuitas, célebre por sus canteras de hermoso espejuelo hojaldrado. Cavando en el suelo arenoso de Veracruz se encuentra agua dulce a un metro de profundidad; pero esta agua proviene de la filtración de las charcas o lagunas que se forman entre los médanos; es agua llovediza, que habiendo estado en contacto con las raíces de los vegetales, es de muy mala calidad y no sirve más que para lavar. La gente común (y nótese este hecho como importante para la topografía medica de Veracruz) se ve precisada a valerse del agua de una zanja que viene de los médanos, porque es algo mejor que la de los pozos, o que la del arroyo de Tenoya. La gente acomodada, al contrario, bebe agua de lluvia que recoge en cisternas cuya construcción es bastante defectuosa, a excepción de los bellos aljibes del castillo de San Juan de Ulúa, cuya agua, muy pura y saludable, no se distribuye sino a los empleados militares. Esa falta de buena agua potable se ha considerado, hace siglos, como una de muchas causas de las enfermedades de los habitantes.

El año de 1704 se formó el proyecto de conducir al puerto de Veracruz una parte del hermoso río de Jamapa: el rey Felipe V mandó un ingeniero francés para examinar el terreno. El ingeniero, poco contento sin duda de habitar en un país tan caliente y desagradable, declaró imposible la ejecución del proyecto. El año 1756 volvieron a empezar las discusiones entre los ingenieros, el ayuntamiento, el asesor del virrey y el fiscal. Hasta ahora en visitas de expertos y en gastos judiciales (pues en las colonias españolas todo se convierte en proceso), se han gastado 500 mil pesos. Antes de haber nivelado el suelo, habían construido una calzada de mil 100 metros sobre el pueblo de Jamapa, que ya está medio arruinada, y costó 300 mil pesos; 12 años ha que el gobierno hace pagar al público un derecho sobre las harinas, que produce anualmente más de 30 mil pesos. Ya está construido un trecho de más de 900 metros de largo, un acueducto, o atarjea que puede dar un perfil de agua de 116 centímetros; y a pesar de todos estos gastos, a pesar de todo el fárrago de memorias e informes amontonados en los archivos, las aguas del río Jamapa todavía están a más de 23 mil metros de distancia de la ciudad de Veracruz. En 1795 vinieron a acabar por donde debieran haber empezado: nivelaron el terreno, y hallaron que las aguas medias de Jamapa están a 8m , 83 (10 varas mexicanas y 22 1/2 pulgadas) más altas que el nivel de las calles de Veracruz; se reconoció que la gran calzada debía estar en Medellín, y que por ignorancia habían construido en un punto no sólo demasiado elevado, sino también siete mil 500 metros más lejos del puerto de lo que era menester, para dar la caída para conducir las aguas. En el actual estado de las cosas la construcción de la atarjea desde el río Jamapa hasta Veracruz, está valuada en un millón o un millón 200 mil pesos. En un país donde existen inmensas riquezas metálicas, no es la cuantía de esta suma lo que espanta al gobierno; se ha suspendido la ejecución de este proyecto, porque hace poco se ha calculado que diez aljibes públicos, colocados fuera del recinto de la ciudad, no costarían juntos más de 140 mil pesos, y bastarían para una población de 16 mil almas, si cada aljibe contuviese un volumen de agua de 670 metros cúbicos. “¿A qué fin pues ir á buscar tan lejos de lo que la naturaleza nos ofrece tan cerca, se decía en el informe que se pasó al virrey? Por qué no nos aprovecharíamos de estas lluvias tan regulares como abundantes, y que según las experiencias exactas del coronel Constanzó1 dan anualmente triplicada el agua de la que cae en Francia y Alemania?” La población habitual de Veracruz, sin contar la tropa y la marina, es de 16 mil almas.

*1. Miguel Constanzó (1741-?) natural de Barcelona, España, ingeniero militar que arribó a la Nueva España en 1764. Realizó importantes trabajos cartográficos, entre los que destaca su excelente plano de la ciudad de México (1777).