|
|
Aseguró
Raciel Martínez Gómez
Se refleja en el cine mexicano
la crisis del modelo de Estado
Edgar Onofre Fernández
|
Ante
la crisis del modelo estatal, las representaciones de los grupos sociales
mexicanos que predominaban en el discurso cinematográfico nacional
se han vuelto más dispersas: no pesa tanto el nacionalismo
de los cincuenta, no hay un proyecto de evangelización de parte
del estado a través de las imágenes, como lo dicen (el
escritor Carlos) Monsiváis o (el teórico de la comunicación)
Jesús Martín Barbero, aseguró Raciel Martínez
Gómez a propósito del reflejo de las identidades del
país en el cine mexicano contemporáneo.
En el caso del nuevo cine mexicano lo que ocurre es que hay
una dispersión de (las identidades nacionales legitimadas por
la tradición fílmica mexicana). Hay nostálgicos
que se quejan y dicen que estamos perdiendo la identidad, explicó.
Sin embargo, el periodista explicó que quizá lo
que está ocurriendo es que, por primera ocasión, nos
estamos dando cuenta que la identidad casi siempre es una construcción
que viene del Estado-Nación, una construcción que tiene
que ver con territorio, con un tiempo muy definido, y que lo que ahora
ocurre no sé si por desgracia o por fortuna, con
la globalización, es que los grupos tienen influencias de todo
tipo y entonces la palestra del nuevo cine mexicano está ofreciendo
un espectro mucho más amplio de grupos y no solamente se reflejan
cuatro o cinco mitos fuertes.
Respecto del discurso del cine mexicano de más reciente factura,
Martínez Gómez aceptó que el modelo que plantean
películas como Sexo, Pudor y Lágrimas, es un
remedo de (la serie norteamericana de televisión) Friends:
yo creo que es la descripción de las clases medias que
multiplican no diría que calcadas, pues no creo que sea
un efecto de imitación los patrones culturales propuestos
por los productos norteamericanos. Lo que ocurre con los personajes
de Friends es que responden a realidades más o menos
semejantes en torno a la globalización, agregó
el también candidato a doctor en Sociedades multiculturales
y estudios interculturales por la UV. En este sentido, explicó
que el debilitamiento del modelo de nación, y el consecuente
adelgazamiento de las identidades nacionales legitimadas hasta entonces,
empieza desde 1968, aunque no se hayan dado cuenta, en los sexenios
de Salinas y Zedillo, que teníamos los primeros estadounidenses
nacidos en el DF, pero ya habían nacido desde mucho tiempo
antes.
El cine mexicano de reciente cuño, a decir del periodista y
crítico de cine, refleja un gran crisol de identidades que,
incluso, sugiere que todos, al mismo tiempo, somos todas las representaciones
sociales: ésa es la gran esquizofrenia contemporánea.
Frente a la diversidad presente en el discurso del cine mexicano actual,
el estudioso en sociedades multiculturales explicó que vislumbra,
sí, la posibilidad de reconocimiento de grupos diversos. Sin
embargo, no hay que estar tan conformes con eso porque creo que falta
todavía más discurso, mayor profundidad en esta diversidad.
Estamos viendo que ya no tenemos los clásicos patiños
homosexuales sino que, de repente, se habla en el cine contemporáneo
de homosexualidad y, se habla más de la mujer y de lo indígena.
Así, el llamado nuevo cine mexicano estaría, en su opinión,
reflejando a mexicanos sin ese proceso de identidad clásico
o acostumbrado al que estábamos: antes todo se resolvía
a través de canciones, todo se resolvía en una campiña
mucho más estereotipada, ahora tenemos un poco más de
complejidad. Tenemos, incluso, un discurso de cine político
más o menos crítico. La película que abre el
nuevo cine mexicano es Rojo Amanecer y vemos que existen intentonas
de reflejar a un ciudadano mexicano más alejado del estereotipo
nacionalista, quizá más ciudadanizado o en búsqueda
de ello. Podríamos decir que, cuando menos, estamos viendo
a un mexicano desarraigado en esta diversidad globalizada y en búsqueda
de sentidos que le den naturaleza a lo que está haciendo.
Respecto del riesgo patente de que los ideales de la derecha mexicana
se cuelen en la realización cinematográfica, Martínez
Gómez aceptó que estamos viendo un discurso de
comedia muy ligera donde quizá estén tratando de homogeneizar
la imagen mexicana y promover un orgullo nacional.
No obstante, aseguró que este intento estaría desarticulado
pues el estado no tiene una idea clara de qué es lo que
quiere de mexicano. Decía Roger Bartra que en el relevo entre
un estado fuerte, visualmente hablando, y un estado de la transición
como el de Vicente Fox, se pensaba iba a haber una imagen gerencialista,
sin embargo, nos hemos percatado que no es fácil ese relevo
y que permanece todavía mucha nostalgia, los agentes culturales
siguen permeados por una idea muy izquierda, muy nacionalista, de
que somos mexicanos a través de lo popular y lo prehispánico,
resaltó. |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|