Año 3 • No. 134 • marzo 22 de 2004
Xalapa • Veracruz • México
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Nuestra Otra Voz
Reminiscencias de Teocelo
Karina Arriaga Murrieta

Dodadim Medina González.
Dodadim Medina González es alumno de la Facultad de Derecho, cursa el segundo semestre; nació en el Distrito Federal y se trasladó a Teocelo hace 18 años debido al temblor de 1985. Su familia decidió vivir en dicha localidad porque la madre de Dodadim es originaria de allí. Desde entonces se convirtió en un hijo adoptivo de Teocelo y ha creado un gran vínculo con éste al grado de haber decidido convertirse en abogado para ofrecer sus servicios a los lugareños y contribuir así al desarrollo de la comunidad.

En una breve charla, esto fue lo que contó sobre su querida tierra:

“Teocelo es una ciudad con alrededor de 17 mil habitantes, aunque conserva aire de pueblo típico con su
iglesia y parque, además de que las casas están construidas a la usanza de antaño con su cocina grande y con su brasero que da al patio trasero. La vegetación es notable y abundante debido al clima húmedo que impera, hay verdes campos y montañas, matas de café, plátano, caña de azúcar y mango. Hay poco pavimento y ningún edificio alto como para hacer sombra a los árboles, por lo que en las mañanas uno puede sentir mucho frío pero al mediodía el clima se vuelve cálido. Cerca de allí hay una cascada a la cual todos acuden en Semana Santa a refrescarse.

Los habitantes del lugar anteriormente vivían de la siembra y cosecha del café, pero con la caída de su precio ahora se ven obligados a emigrar a Xalapa u otras ciudades a trabajar como obreros; ya casi nadie se dedica a la agricultura, sólo unos cuantos siembran maíz, fríjol e incluso café. Cerca de allí, algunas personas, de una congregación aledaña llamada Monte Blanco, se mantienen de la manufactura de muebles de bambú y emplean a algunos de Teocelo, pero son pocos.

Todavía se conservan muchas tradiciones en mi pueblo, la mayoría tiene que ver con la religión católica, pero creo que es importante señalar que en las inmediaciones hay aproximadamente ocho congregaciones, y algunas de ellas cuentan con población indígena náhuatl, y aunque los tiempos dan poca importancia al rescate de su propia cultura, aún mantienen costumbres y tradiciones, entre bailes y fiestas, que pese a que he visto no he tenido la oportunidad de preguntar sobre ello para saber más.

En Teocelo la fiesta más importante es la del 15 de agosto, día de la Santa Asunción, donde todo el pueblo se prepara y celebra en grande, y aprovecha para hacer bodas, bautizos o confirmaciones, por lo que el ambiente es alegre, además, llegan varias personas de otros lugares cercanos.

Una de las fiestas que están muy arraigadas es la noche del 23 de octubre. Muchos se reúnen y caminan hasta Xalapa para llevar una ofrenda a monseñor Guízar y Valencia, personaje importante para Teocelo ya que cuando hubo un temblor en el año de 1920, él llevó aliento y apoyo a la comunidad. La ofrenda consiste en un arco floral, que la gente ha hecho con bambú, carrizo, hoja de pino y flores. También el 12 de diciembre se hace una procesión a una capilla que se encuentra en una barranca y portan velas e imágenes de la virgen de Guadalupe, pero antes, el 10, ya algunos fueron caminando hasta la ciudad de México, a la Villa, para traer fuego de una antorcha, misma que se usa el 12 en Teocelo.
He tenido la oportunidad de convivir con las personas durante estas celebraciones, aunque no pertenezco a la religión católica, pues me interesa conocer lo que está a mi alrededor y he trabajado como fotógrafo al seguir el oficio familiar, por lo que a veces acudo a las fiestas para plasmar los recuerdos de otros y así tener los míos”.