Año 3 • No. 136 • abril 19 de 2004 Xalapa • Veracruz • México
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  Nuestra imagen es nuestra identidad:
Álvaro Gordoa
Gina Sotelo
En el año de 1960 y en los albores de los debates televisivos, iniciaba a la par la sofisticación de la metodología comunicativa; ejemplo de esto es la presencia de un John F. Kennedy, quien se aprovecha, de manera inteligente, del apoyo de la tecnología televisiva, lo que le permite ganar las elecciones. Con una preparación previa a los debates, Kennedy se entrega y transmite calma y sabiduría, mientras que Richard Nixon plasmaba una imagen contraria, sudorosa, mal vestida y titubeante.

Con este ejemplo inició Álvaro Gordoa, director de Comunicación del Colegio de Consultores en Imagen

Álvaro Gordoa.
Pública, su participación en el Segundo Congreso de Relaciones Públicas, organizado por el grupo Fusiones de la Facultad de Relaciones Públicas y Publicidad de la Universidad Veracruzana.

“Vivimos en la era de la imagen” afirmó Gordoa al hablar del poder de la imagen pública y la llamada ingeniería en imagen: “Es la percepción que se convierte en nuestra identidad, que se produce por estímulos a los receptores, esta percepción pasa a la mente y se convierte en una imagen primero, en una opinión después y finalmente en nuestra identidad”.

Para Álvaro Gordoa, no somos dueños de nuestra imagen, sino que vive en la cabeza de los demás; si se repite esta imagen con el tiempo se convertirá en nuestra reputación, pues lo que la gente opina de nosotros depende directamente de los estímulos que estamos enviando: “En imagen pública no hay ni bueno ni malo, hay lo que debe ser”.

Según Gordoa, imagen pública es aquella percepción compartida que produce una respuesta colectiva unificada, que se compone de varios axiomas: es inevitable, es relativa y es dinámica.

En este punto el consultor de imagen mencionó que el 85 por ciento de las decisiones que tomamos las hacemos por los estímulos que percibimos a través de la vista. Añadió que nos toma de cinco a siete segundos “etiquetar” a una persona u objeto: “Nunca se tiene una segunda oportunidad para causar una primera impresión, inéditamente al ver a alguien sin conocerlo decimos si es inteligente, tonto, adinerado, pobre y juicios por el estilo”.

De las decisiones que tomamos en la vida diaria, afirmó que la mayoría son sentimentales: “Por lo que no estamos en tiempos de hacer fama y echarnos a dormir, sino de hacer fama y si es buena, luchar día a día por mantenerla y si es mala, luchar por mejorarla”.

De los tipos de estímulo a los que estamos expuestos –verbales, no verbales y mixtos– mencionó que la aceptación de los mensajes depende en un 55 por ciento de lo que se percibe a través de lo que se ve y de lo que parece ser, un 38 por ciento dependerá del medio o canal, y un mínimo siete por ciento recae en el mensaje.

Al final de su exposición citó que es básica la coherencia entre lo que se es y lo que se aparenta, entre lo que se piensa y lo que se hace. Definió a la ingeniería de la imagen publicitaria como el conjunto de conocimientos y técnicas que permiten aplicar el saber científico a la emisión de los estímulos, los cuales generan o modifican la percepción de una persona o institución.