Año 3 • No. 137 • abril 26 de 2004 Xalapa • Veracruz • México
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  Voz en off:
Ubú reciclado o cuando
el ingenio sirve para algo
Roberto Benítez Contreras
Bordure: Ten cuidado, padre Ubú. Desde hace cinco días,
desde que sois rey, habéis cometido más asesinatos que
los que haría falta para condenar a los santos del Paraíso.
La sangre del rey y de los nobles grita venganza
y sus gritos serán escuchados.
Ubú rey, de Alfred Jarry
Ubú rey de Alfred Jarry es sin duda una obra dramática relevante y reveladora, considerada por varios críticos como la más conocida del teatro surrealista. Mucho se podría decir de ella en tanto producto artístico literario, sin embargo, desde mi punto de vista es más asombroso su inminente poder visionario de la realidad. Estrenada en 1896 en París, no pasa de moda y muy por el contrario ese poder permanece vigente. Esto lo ha entendido muy bien Carlos Converso y un pequeño grupo de actores que con gran audacia nos ofrecen la puesta en escena de esta obra, apelando a una deslumbrante creatividad.
Con una trama que huele a Macbeth por diferentes lados, Jarry realiza algo más que una paráfrasis. Nos propone la historia de una pareja de tiranos (Padre y Madre Ubú) que seducidos por el poder no se detienen ante nada, conspiran y se autoproclaman reyes, imponen un gobierno absurdo, donde las leyes de la lógica y el sentido común no tienen cabida. Matan, mienten, sobornan y corrompen todo a su paso.

¿Los sucesos nos suenan conocidos? Es la historia que vivimos y padecemos todos, ante la falta o desvío de valores y principios éticos y morales. No nos horroriza verla porque la tenemos allí presente todos los días. De lo que nos da cuenta esta obra es de lo despiadada que puede llegar a ser la naturaleza humana.

Pues, bien, hechos tan serios y provocadores los vemos narrados escénicamente como en un interesantísimo juego donde la forma nos dice tanto como el contenido, con tres actores que asumen una amplia variedad de personajes y apoyados por objetos emanados de nuestra más pedestre cotidianidad. La historia toma interés porque adquiere vida: la interpretación actoral eleva los objetos a personajes dándoles forma, sentido y razón de ser. El humor negro y la ironía son la base tonal de la puesta que no deja de sorprendernos con las soluciones ingeniosas que momento a momento van apareciendo.

Es audaz y muy acertada la forma en que los actores asumen las situaciones propuestas por el texto dramático, otorgándole razón de ser a los objetos aún y cuando no ocultan su presencia como operadores (como los niños cuando juegan con sus juguetes), las expresiones físicas de los personajes se corresponden perfectamente con las intenciones manifestadas por los actores, valga decir que destaca el trabajo de quien interpreta al padre Ubú sin que a los otros actores les falte calidad, simplemente hay una mayor destreza en el trabajo de este actor.

Es reconfortante ver un espectáculo como éste, hecho a partir del compromiso con lo artístico pero sobre todo con conocimiento de lo teatral y todas sus implicaciones. Nada es gratuito, y cada elemento adquiere considerables significados, se construye un universo propio que se explica en sí mismo y todo con una extraordinaria sencillez, lejos de las ingenuas y pueriles pretensiones cada día más comunes.

Inevitable es también decir “Aquí sí hay director”, ya que es claro que estamos ante un estilo definido, con un leguaje bien articulado que sabe lo que dice y cómo decirlo, que investiga en lo profundo del texto y lo devela, que atiende cada detalle, que le interesan los personajes; es decir, le da sentido al signo, lo vuelve concreto, agudo y preciso.

Estamos, pues, ante un trabajo escénico de alta calidad y belleza no sólo en su forma sino en su contenido: una esperanza de cambio, como la contenida en la advertencia de Bordure y que se extiende hacia todos los Ubús que nos rodean. Un espectáculo que, además de ser un deleite es también una fortuna tenerlo en nuestra ciudad. Altamente recomendable, hay que estar pendiente de su temporada.

Ubú reciclado sobre el texto de Ubú rey de Alfred Jarry, dirección de Carlos Converso, actúan: Lorenzo Portilla, Mariana Guerrero y Rubén Reyes.