Año 3 • No. 137 • abril 26 de 2004 Xalapa • Veracruz • México
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Listos, los preparativos para el...
Primer Encuentro Nacional de Laudería
Jorge Vázquez Pacheco


Arael Landa.
Arael Landa, laudero xalapeño con estudios en Cremona, Italia–precisamente la tierra de los legendarios Guarnerius y Stradivarius–, se encuentra involucrado en la organización del Primer Encuentro Nacional de Laudería, a celebrarse en esta ciudad del 4 al 6 de junio.

Con el respaldo y aval de la UV, la Dirección de Divulgación Artística tuvo el acierto de incluir dicho acontecimiento en el máximo evento cultural del sureste del país, el Festival Junio Musical.

Arael, con experiencia de trabajo en Inglaterra, Suiza y Japón, estudió de 1987 a 1991 en Cremona con maestros del renombre de Scolari, Bergonzi y Morassi. Su especialidad se finca en la manufactura de violines, violas, violonchelos y contrabajos, y ha fabricado en su taller de la avenida Ruiz Cortines un total de casi medio millar de instrumentos, de los cuales, la mayoría se encuentran en manos de artistas que viven y trabajan en el extranjero.

Para Arael Landa, quien por cierto es hermano de Nahum, el luthier especializado en instrumentos antiguos, el estado que guarda la laudería en Xalapa merece un encuentro del nivel que se organiza. Muchos de quienes se prepararon en Europa ya han regresado a Xalapa y comparten sus conocimientos con la naciente generación de lauderos locales.
“Tenemos una buena cantidad de constructores en la región”, comentó, “y al proyecto de este Encuentro se han sumado no sólo los fabricantes de instrumentos de arco. También se contará con la presencia de creadores de guitarras como Iván Rísquez, y de jaranas como ‘Tacho’ Utrera. Este considerable número de maestros ha generado una competencia saludable y se da el caso ahora de que los aspirantes a luthiers ya no tienen necesidad de trasladarse a Italia u Holanda para prepararse adecuadamente”.

A nuestro entrevistado le tiene sin cuidado el hecho de que algunos consideren la laudería un simple renglón de las artesanías, y no el arte en que hicieron historia los legendarios constructores de Cremona en los siglos xvii y xviii: “Eso es cuestión de puntos de vista personales, y la polémica en este
sentido me parece algo insustancial. Lo importante es que nosotros hacemos sonido y somos parte de la música.

”Si no hay respaldo oficial para la laudería, es asunto que no debería preocuparnos. Debemos observar con detenimiento si hay o no apoyo a la música y, en especial, al desarrollo de sus intérpretes, que son quienes utilizan nuestros instrumentos.”

Arael, a diferencia de su hermano Nahum, no se muestra interesado en la fabricación de instrumentos tomando como materia prima el cedro veracruzano. Prefiere el arce de Los Balcanes y el abeto rojo de Europa central. “Esto es un asunto de tradición, pero de una tradición que cuenta con 400 años de vigencia. Entiendo que hay buena madera mexicana y que con la misma se han logrado resultados sonoros muy aceptables.

”Pero en eso, el paso del tiempo es elemental y hoy no tenemos manera de averiguar cuánto pueda durar un violín fabricado con cedro de Misantla. No sabemos qué sonido tendrá dentro de 100 ó 150 años... bueno, ni siquiera sabemos si la madera resistirá el transcurso de esos años.”

Para Landa, un instrumento tiene un arco de tiempo de 25 a 30 años para generar su sonido óptimo. Debe tener un ascendente en nivel de sonido. Esto, y la duración de muchos años, sólo se garantizan con la madera con que tradicionalmente han trabajado los constructores europeos. Hay un detalle interesante en que deposita su atención:

“Sabemos que los indígenas mexicanos eran excelentes alumnos en asuntos musicales y que entre ellos hubo no sólo buenos compositores; también excelentes intérpretes. Esto supone que interpretaron seguramente con instrumentos manufacturados durante la época del México colonial. Pero no ha llegado hasta esta época, que se sepa, un solo violín o violonchelo de aquellos. Con esto parece demostrarse que la madera mexicana, o al menos la que se ha utilizado, no es la mejor”.

El Primer Encuentro Nacional de Laudería funcionará precisamente para ello: para motivar el intercambio de opiniones, de experiencias y de técnicas de manufactura; para la comunicación directa entre los fabricantes de instrumentos y para acercar al público al arte de la fabricación de instrumentos de cuerda. Pero también, como lo expresa el propio Arael, “para comunicarnos con los músicos”.

Otro detalle importante: el recinto asignado, que es el Centro Recreativo Xalapeño, habrá de ser el escaparate para que los lauderos de todo el país expongan el producto de su trabajo y, desde luego, lo comercialicen. “Esperamos que el público y los músicos aprecien este enorme conjunto de ofertas”.

Habrá instrumentos para todos, desde los violines para niños cuyas aptitudes musicales sus padres desean estimular hasta violas, hasta verdaderas joyas al más puro estilo barroco. También se expondrán y ofrecerán a la venta violonchelos, contrabajos, jaranas en todas sus modalidades (“mosquitos”, requintos, jaranas segundas y terceras, y “leonas”), guitarras, arpas tradicionales y de concierto y, si las cosas se dan como se espera, clavecines y espinetas, que también tienen en México excelentes constructores, como continuación de la escuela generada en la ciudad de México por el siempre bien recordado Martín Seydel.

Ya hay la confirmación de asistencia de casi medio centenar de lauderos, y son de muchas partes del país como Monterrey, Querétaro, Guadalajara, Morelia, el df y Guanajuato.

El Primer Encuentro Nacional de Laudería promete resultar un acontecimiento que anteceda a una continuidad anual. La laudería en Xalapa ha alcanzado su madurez y bien merece una serie como la que Arael y los lauderos de la región han programado.