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Psicología
de Tránsito,
resultado de la modernidad
Alma Espinosa |
La
Psicología de Tránsito que estudia el comportamiento
de los ciudadanos en el espacio urbano, comenzó a causar revuelo
en la década de los veinte en España. A partir de entonces
y hasta nuestros días esta área de la Psicología
no ha logrado llamar la atención de los jóvenes, a pesar
de que el mundo moderno exige mayor atención en este tipo de
temáticas.
Así lo aseguró Emilio Moyano Díaz, durante su
presentación en la Facultad de Psicología-Xalapa. Chileno
de nacionalidad, Moyano incursionó en este rubro a partir de
los años setenta al involucrarse en la |
Emilio
Moyano Díaz. |
Psicología
ambiental y los problemas de la vivienda básica. Ahí
pudo percatarse del alto índice de mortandad principalmente
infantil, sucedido en accidentes, cuestión que le llamó
la atención y estudió más a fondo.
Durante su ponencia Investigación y aplicaciones en Psicología
de Tránsito, presentada como parte del II Seminario Diálogos
con la Psicología Latinoamericana, Emilio Moyano realizó
un recorrido general de todas las áreas temáticas y
de investigación de la disciplina. Hizo hincapié en
algunos temas como la construcción de modelos de conducción,
en cómo se coordina la tarea de conducir, qué tipo de
actitudes tiene la gente al manejar un vehículo y la trasgresión.
El autor de numerosos textos como Psicología social y seguridad
de tránsito, comentó que la Psicología de Tránsito
no se reduce al tratamiento de conductores de automóviles,
pues su alcance es amplio. La participación del psicólogo
se hace en tres facetas: la primera es en la selección y capacitación
de los conductores para todo tipo de transporte, actividades de prevención,
y educación vial que puede ser a través de campañas.
Un ejemplo de cómo el psicólogo puede atender a las
víctimas durante los accidentes es el que sucedió en
marzo pasado con los atentados en las vías férreas de
Madrid, recordó. En aquella ocasión académicos
y estudiantes de Psicología acudieron espontáneamente
al lugar de los hechos para prestar su servicio. Si bien, esta labor
es tarea primordial del psicólogo clínico, los de Tránsito
pueden ayudar.
La tercera fase es posterior a algún desastre, cuando el afectado
requiere de una ayuda psicológica y tiene que ser canalizado
para que recupere su confianza en los medios de transporte y su conducción,
lo cual también es tarea para la Psicología Clínica.
Emilio Moyano, quien además de detallar los tres rubros, dio
como recomendación a las personas que se encuentran en un embotellamiento
vial relajarse mediante ejercicios de respiración.
Finalmente, el psicólogo explicó algunas investigaciones
realizadas en Chile sobre la predicción de la conducta de trasgresión
bajo los influjos del alcohol. En un caso se estudió la convicción
de los conductores a no infligir las reglas, pero cuando han tomado
bebidas alcohólicas estas son pasadas por alto, tal actitud
es mostrada en mayor medida por varones que por mujeres. Este trabajo
se enfocó principalmente en la toma de decisiones.
Otro caso fue el de los peatones bajo el influjo del alcohol, quienes
por su estado también provocan accidentes. En dicho estudio
se resaltó que los peatones no tienen conocimiento de las normas
viales, por lo que se tienen que impulsar campañas para dar
a conocer la legislación al respecto. |
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