Año 3 • No. 141 • mayo 24 de 2004 Xalapa • Veracruz • México
Publicación Semanal


 Páginas Centrales

 Información General

 Información Regional


 Internautas


 Arte Universitario


 Date Vuelo

 Halcones en Vuelo


 Contraportada


 Números Anteriores


Créditos

 



 

 

  Voz en off
El crítico debe estar siempre al servicio de la verdad: Jorge Dubatti

Roberto Benítez (Segunda de dos partes)
Jorge Dubatti es crítico, historiador y docente especializado en Teatro. Es profesor en la Universidad de Buenos Aires y en la Universidad Nacional de Rosario. Ha publicado más de 30 volúmenes sobre teatro argentino y mundial. Dirige el Centro de Investigación en Historia y Teoría Teatral y la Escuela Argentina de Teatrología.

De visita en nuestro país para asistir al Segundo Encuentro Internacional de Crítica y Periodismo Teatral en Pátzcuaro, Michoacán, también presentó el libro de Domingo Adame: Teatros y

Jorge Dubatti.
teatralidades en México siglo XX, e impartió un seminario en la Facultad de Teatro de la UV. Así pues, aproveché la ocasión para realizar la siguiente entrevista.

¿Desde cuándo eres crítico teatral?
Empecé a trabajar como crítico teatral en mayo de 1989, en un programa radial especializado, Entre Bambalinas, los sábados de 15 a 17, en Radio Municipal de Buenos Aires, una radio muy escuchada. Me inicié como columnista, invitado por el conductor Osvaldo Quiroga, quien pronto me fue dando mayor espacio, hasta llegar a reemplazarlo en la conducción. Me convocó porque sabía de mi trabajo como investigador teatral en la Universidad de Buenos Aires (tarea que empecé en 1983 y continúo) y de mi pasión como espectador (voy a ver de tres a cuatro espectáculos por semana desde mi adolescencia).

Desde aquella primera experiencia de 1989, no paré, y todos los fines de semana de mi vida hasta hoy he comentado teatro en distintas radios. A partir de 1992 empecé a escribir crítica en medios gráficos masivos, revistas y a participar como crítico en la televisión.

¿Cómo defines la actividad de un crítico?
Creo que el crítico es un constructor de lecturas, que tiene una formación privilegiada: ha visto muchísimo, conoce la historia del teatro y a quienes hacen el teatro, tiene una sensibilidad perfeccionada por el ejercicio sostenido de la expectación. Su experiencia en el campo teatral le da autoridad para producir un pensamiento elaborado y complejo sobre dicho campo. Puede ofrecer visiones de conjunto del campo teatral, y es consciente de su marco axiológico, de su escala de valores. Sabe que cuanto analiza, interpreta y juzga debe ser argumentado rigurosamente, y que para ello debe formarse todo el tiempo. No hay descanso para el crítico.

Debe otorgar dignidad intelectual a su práctica, a partir de la densidad de pensamiento. Debe establecer conexiones del teatro con la cultura más allá de lo teatral. Debe cuidar su carácter de escritor y su uso de la lengua, privilegiando la comunicación y la transparencia expresiva sin perder la especificidad del lenguaje técnico de su materia, la estética teatral. Debe tener conocimiento de un vasto corpus teatral, debe manejar el teatro como superposición de mapas de las técnicas, de las poéticas, de los artistas, de los públicos, en su campo teatral (en mi caso el argentino) y en el extranjero.

Debe superar las “trampas” de la crítica: el horror del cliché lingüístico, el sentido común raso, el capricho del gusto. Debe prestigiar y defender la profesión con una ética intachable y estar siempre al servicio de la verdad, como dice Said, “decirle la verdad al poder”. Debe ser consciente de la propia tarea, reflexionar sobre ella y convertirse, por necesidad, en una suerte de teórico o filósofo de la práctica teatral. Debe profundizar en el reconocimiento de su subjetividad y trabajar equilibradamente desde dicha subjetividad, consciente de que esa categoría es su instrumento más preciado.

¿Dónde difundes tu trabajo crítico?
En este momento ejerzo la tarea crítica en diversos medios: conduzco el programa radial País Cultura (Radio Nacional am870, escuchado en todo mi país, los domingos de 22 a 24 horas); soy secretario de redacción de la revista especializada Palos y Piedras. Revista de política teatral; hago los micros de crítica teatral Teatro al Día para el Canal “A” de Argentina; trabajo para Canal “A” en dos programas especializados de teatro: El oficio teatral y Teatro del Mundo. Como free lance trabajo para la Revista Ñ del Grupo Clarín, para el diario La Nación y numerosas revistas especializadas.

¿Qué papel juega la crítica en Argentina?
En la Argentina la crítica teatral ha tenido por tradición una gran influencia en la sociedad. En los últimos 15 años se ha pauperizado, por los condicionamientos de las nuevas normas de los medios masivos: usar un lenguaje poco técnico, contar con escaso espacio para el teatro (desplazado por la TV y el cine), resumir las notas con recuadros e iconos de calificación que dispensen al público de leer la nota, presión de la publicidad, reducción de personal especializado, etcétera.

Frente a estas nuevas condiciones lamentables, hay críticos que prosperan en la confusión y otros que resisten, tratando de preservar el prestigio intelectual tradicional del oficio. En la Argentina hay muchos críticos, pero muy pocos realmente respetados. Creo que hoy la verdadera institución que mueve al público a un espectáculo no son los críticos –salvo excepciones– sino el “boca a boca” de los espectadores: el “Andá a verlo”, el “No vayas”, etcétera, de un espectador a otro. El crítico debe volver a recuperar credibilidad y respeto.

¿Qué consideras que un espectador debe tener para
desarrollar su sentido crítico?

Creo que el espectador debe adquirir las herramientas para argumentar sus juicios sobre el teatro y multiplicar sus saberes para multiplicar el goce y la crítica. Para argumentar debe tener ejes de valoración y criterios de selección, de apreciación y depreciación, de evaluación y devaluación.

Debe ver mucho teatro –de muy bueno hasta el más malo, inclusive– en todos los estilos, debe estudiar, debe estar abierto a lo nuevo y lo viejo, debe revisar permanentemente sus limitaciones y prejuicios, debe hablar con otros espectadores y ejercitar la tolerancia, debe desarrollar su sensibilidad y por sobre todo pensar, pensar mucho, además de sentir y emocionarse. A mayor sensibilidad y conocimiento, mayor disfrute.