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Al
rescate de la literatura
Irán
Mendoza Cárdenas (Facultad de Letras) |
Sin
duda alguna, la mayoría sabemos quién es Niurka, el
pato y el rasta de Big Brother o Victor de
La academia, y nos sabemos varios chismes acerca de los famosos
gracias a Ventaneando y a La oreja. Pero, ¿cuántos saben
quiénes fueron, por ejemplo, Chéjov, Nietzsche, Sartre,
Camus o Manto? Por esa razón decidí comenzar esta tarea
a la que denominé Al rescate de la literatura.
Hoy en día, muy poca gente se atreve a abrir un libro y leer,
al menos, 10 minutos (lo cual es preocupante). Los antros, las caguamas
y una que otra distracción interesan más a la población,
que el deseo de aprender y aprehender.
Si le preguntáramos a 100 universitarios acerca del existencialismo
de Sartre, la narrativa de Chéjov o la teoría del superhombre
de Nietzsche, con reservas a equivocarme, quizá cinco o seis
de ellos sabrían responder. Es verdad que la situación
económica de nuestro país nos preocupa más que
leer un texto escrito hace 50 ó 100 años; sin embargo,
la raíz de esta desidia hacia el conocimiento no reside en
la problemática económica, sino en la mediocridad. A
mi criterio, del total de la población no sólo
la universitaria, únicamente aquellos que no tienen estudios
superiores a los de primaria tienen disculpa; quienes no la tenemos,
somos los que hemos pasado y los que ahora estamos pasando
por las arcas de la universidad (aunque cabe mencionar que algunos
estudiantes no todos se atreven a leer). Las facultades
de Sociología, Antropología, Historia, Letras Hispánicas,
Filosofía, Psicología e Idiomas, a través de
sus programas de estudios, contribuyen al fomento de la lectura; a
pesar de ello, la consulta de textos es académica, no existe
un hábito. Adquirirlo no es fácil, lo que se necesita
es aprender a disfrutar de las letras.
En un principio, habituarme a la lectura fue difícil: me aburría
leer líneas y líneas que no me decían nada. Sin
embargo, cuando encontré pasajes cómicos en algunas
novelas como Cien años de soledad, Soldados vírgenes
y Dama de noche, descubrí que también la literatura
es divertida. Tiempo después, por obligación, tuve que
escribir un ensayo. En mi investigación viajé desde
el tiempo de los estoicos hasta el de Nietzsche y desde la filosofía
hasta el psicoanálisis. Aunque el resultado no fue de lo mejor,
la experiencia fue por demás atractiva y, desde luego, compleja.
En fin, sólo puedo decirles que la lectura es una de las mejores
actividades que he hecho, ya que al igual que hacer teatro
me da la oportunidad de disfrutar de mi propia compañía
(aunque de vez en cuando alguien me interrumpa).
En adelante, en esta sección y bajo el mismo título,
aparecerá una serie de reseñas con las que intentaré
despertarles el interés por la literatura. Ojalá que
lo que ahora hago ayude a incrementar el número de lectores
en nuestra universidad y que la estadística suba de 1.5 a 1.6
libros leídos al año. Sus comentarios los recibiré
en: irancardenas@yahoo.com. |
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