Año 3 • No. 141 • mayo 24 de 2004 Xalapa • Veracruz • México
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  Al rescate de la literatura
Irán Mendoza Cárdenas (Facultad de Letras)
Sin duda alguna, la mayoría sabemos quién es Niurka, “el pato” y “el rasta” de Big Brother o Victor de La academia, y nos sabemos varios chismes acerca de los famosos gracias a Ventaneando y a La oreja. Pero, ¿cuántos saben quiénes fueron, por ejemplo, Chéjov, Nietzsche, Sartre, Camus o Manto? Por esa razón decidí comenzar esta tarea a la que denominé “Al rescate de la literatura”.

Hoy en día, muy poca gente se atreve a abrir un libro y leer, al menos, 10 minutos (lo cual es preocupante). Los antros, las “caguamas” y una que otra distracción interesan más a la población, que el deseo de aprender y aprehender.

Si le preguntáramos a 100 universitarios acerca del existencialismo de Sartre, la narrativa de Chéjov o la teoría del superhombre de Nietzsche, con reservas a equivocarme, quizá cinco o seis de ellos sabrían responder. Es verdad que la situación económica de nuestro país nos preocupa más que leer un texto escrito hace 50 ó 100 años; sin embargo, la raíz de esta desidia hacia el conocimiento no reside en la problemática económica, sino en la mediocridad. A mi criterio, del total de la población –no sólo la universitaria–, únicamente aquellos que no tienen estudios superiores a los de primaria tienen disculpa; quienes no la tenemos, somos los que hemos pasado –y los que ahora estamos pasando– por las arcas de la universidad (aunque cabe mencionar que algunos estudiantes –no todos– se atreven a leer). Las facultades de Sociología, Antropología, Historia, Letras Hispánicas, Filosofía, Psicología e Idiomas, a través de sus programas de estudios, contribuyen al fomento de la lectura; a pesar de ello, la consulta de textos es académica, no existe un hábito. Adquirirlo no es fácil, lo que se necesita es aprender a disfrutar de las letras.

En un principio, habituarme a la lectura fue difícil: me aburría leer líneas y líneas que no me decían nada. Sin embargo, cuando encontré pasajes cómicos en algunas novelas como Cien años de soledad, Soldados vírgenes y Dama de noche, descubrí que también la literatura es divertida. Tiempo después, por obligación, tuve que escribir un ensayo. En mi investigación viajé desde el tiempo de los estoicos hasta el de Nietzsche y desde la filosofía hasta el psicoanálisis. Aunque el resultado no fue de lo mejor, la experiencia fue por demás atractiva y, desde luego, compleja.

En fin, sólo puedo decirles que la lectura es una de las mejores actividades que he hecho, ya que –al igual que hacer teatro– me da la oportunidad de disfrutar de mi propia compañía (aunque de vez en cuando alguien me interrumpa).

En adelante, en esta sección y bajo el mismo título, aparecerá una serie de reseñas con las que intentaré despertarles el interés por la literatura. Ojalá que lo que ahora hago ayude a incrementar el número de lectores en nuestra universidad y que la estadística suba de 1.5 a 1.6 libros leídos al año. Sus comentarios los recibiré en: irancardenas@yahoo.com.