Año 3 • No. 142 • mayo 31 de 2004 Xalapa • Veracruz • México
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Coinciden el gobernador del estado y el rector de la Universidad Veracruzana
Servicio Social: motor de desarrollo nacional
Edgar Onofre Fernández

El Servicio Social que más de 134 mil estudiantes veracruzanos y más de dos millones de universitarios del resto del país prestan hacia el final de su formación profesional puede convertirse en un motor de desarrollo nacional, coincidieron este miércoles el gobernador del estado de Veracruz, Miguel Alemán Velazco, y el rector de la Universidad Veracruzana (UV), Víctor A. Arredondo.

En el marco de la inauguración del XXI Congreso Nacional de Servicio Social, el gobernador del estado destacó que iniciativas de este tipo han cobrado una importancia inusitada en la época reciente en tanto que se han constituido en vehículos de comunicación ideales entre las universidades, la sociedad y los sectores productivos, al tiempo que su experiencia con las prioridades sociales del entorno permiten dar atención a problemas de carácter nacional.

El mandatario veracruzano agregó que el servicio social permite a los jóvenes estudiantes mantener un estrecho contacto con las necesidades y problemas inmediatos de las comunidades marginadas y, al mismo tiempo, se constituye como una retribución a la sociedad, aunque advirtió que esta responsabilidad no termina con el servicio, sino que prevalece en la medida en que los egresados de la universidad pública pueden participar en la solución de los problemas nacionales.

Alemán Velazco exhortó a los prestadores de servicio y las autoridades que coordinan estos esfuerzos para hacer del servicio social una sólida herramienta para la superación de los problemas inmediatos de la sociedad y para su formación profesional y utilizarla en beneficio de los ciudadanos mexicanos, pues “el país demanda respuestas concretas y soluciones reales”.

Advirtió, además, que los estudiantes en servicio social deben promover que las regiones propongan sus propias soluciones y aseguró que las voces que los universitarios recogen en estas experiencias y las suyas propias deben ser escuchadas por los gobernantes para afinar las decisiones gubernamentales.

En el marco del evento nacional convocado por la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) y la Universidad Veracruzana, el rector de esta casa de estudios, Víctor A. Arredondo, aseguró que si bien las universidades han aportado un valor agregado tanto a la formación de los estudiantes como a la sociedad a través del servicio social, las instituciones educativas buscan incorporar organismos e instituciones nacionales e internacionales para establecer alianzas estratégicas que soporten estas iniciativas de desarrollo comunitario.

El rector de la UV destacó que, con la incorporación de los brigadistas universitarios, las instituciones de educación superior han aportado un brazo importante al desarrollo comunitario y aseguró que la presencia de jóvenes idealistas y comprometidos en estos temas ha marcado una notable diferencia en las universidades del país. Advirtió, empero, que las casas de estudio por sí solas no constituyen una agencia de desarrollo social, pero aseguró que la combinación de esfuerzos entre sociedad, universidad y gobierno permite generar cambios notables en las comunidades.

Destacó, también, el esfuerzo realizado en el estado de Veracruz por la presidenta del DIF, Christianne Magnani, para zanjar las dificultades que jóvenes de comunidades indígenas tenían para estudiar y dotar de las condiciones óptimas de estudio a diversas comunidades veracruzanas. Estos esfuerzos, aseguró, deben ser rescatados y documentados.

La acción de los estudiantes en servicio social no sólo beneficia a las comunidades, explicó, sino que beneficia al estudiante en la medida en que lo acerca a la experiencia de las comunidades y en tanto que se constituye como un puente que, de la misma manera, acerca al universitario a diversas perspectivas de empleo, además de que beneficia de igual manera a la institución en la medida en que permite ponderar si el conocimiento adquirido en las aulas, laboratorios y talleres, realmente permite enfrentar con éxito al medio en que se desempeñan los egresados.

Arredondo enfatizó que las iniciativas que en esta materia ha emprendido la UV están exentas de una noción de lo que dio en llamar “asistencialismo”, sino que pretende impulsar procesos para la definición de soluciones a partir de la presencia universitaria, incorporar el conocimiento de los expertos de la universidad al desarrollo comunitario y llevar un mensaje a las comunidades: “Ustedes son fuertes y en sus manos está la prosperidad de su comunidad”.

La presencia de la UV en las comunidades, explicó, ha detonado procesos donde las mismas comunidades solicitan apoyo a la casa de estudios, han donado terrenos para la construcción de Casas de la Universidad, aportado la mano de obra para edificarlas y han llegado a constituir núcleos de organización comunitaria que incorporar nociones de desarrollo sustentable. Estos programas, afirmó, podrían multiplicarse y detonar cambios importantes en el país y, en este sentido, “debemos mostrar que las universidades aportan un valor agregado al desarrollo comunitario y la formación de los estudiantes. Mostrar el estado de las comunidades, cómo estaban antes de la presencia universitaria y cómo después”.

La experiencia en las comunidades, añadió, recuerda la que han tenido los países más desarrollados y que han demostrado que no existe mejor apuesta para la sociedad que la educación. En este sentido, agregó que diversos organismos internacionales han destacado experiencias mexicanas en el tema, como la de las universidades de Baja California y la Veracruzana, y advirtió que “si no se aportan mayor cantidad de recursos –y no hablamos sólo de becas–, si no se recompone la banca multilateral y se liberan recursos de deuda externa, no seremos capaces, como sociedad global, de combatir la pobreza”.

México necesita cambiar las condiciones de pobreza que existen, continuó, y en este tema las universidades pueden constituirse como verdaderas instancias de cambio y convocar, con resultados en mano, a esfuerzos multilaterales para combatir la pobreza.