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Día
Mundial del Medio Ambiente
Trabajemos por un mundo libre de contaminación
Aarón Ojeda Jimeno |
La
asamblea General de las Naciones Unidas en 1972 estableció
el 5 de junio como el Día Mundial del Medio Ambiente y así,
cada año se han seleccionado lemas, y se ha ido centrando la
atención en el agua, la capa de ozono, la degradación
de los suelos, los químicos tóxicos, la desertificación,
el calentamiento global, pobreza, ambiente y otros, hasta llegar al
dramático: Agua, dos millones de personas sufren sin ella,
del año 2003. El lema del 2004: ¡Se buscan! mares
y océanos ¿vivos o muertos?, nos hace centrar
la atención en otro tema no menos grave.
Los océanos
cubren el 70 por ciento de la superficie del planeta, contienen el
90 por ciento de la biomasa viviente del mundo, son fuente de alimento
primario para más de tres mil millones y medio de personas
y actualmente sufren una grave degradación debido a la contaminación,
las prácticas pesqueras abusivas e innecesariamente destructivas
y el crecimiento urbano costero.
Si se extinguiera la vida en los océanos se extinguiría
la vida en el planeta, ya que éstos son el principal elemento
estabilizador de la Tierra y es por eso que este año se quiso
centrar la atención en ellos, sin embargo cada año arrasamos
millones de hectáreas de bosques, generamos miles de toneladas
de residuos nucleares y vertemos en la atmósfera, aguas y suelos
millones de toneladas de sustancias peligrosas.
Por ello no debemos permitir que el tema de la muerte de los océanos
sea sólo lema de un día o de un año sin que se
resuelva nada.
En el Foro Mundial de Ministros de Medio Ambiente reunido en Malmoe,
Suecia, en mayo de 2000, en el marco del Programa de las Naciones
Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), se reconocieron en la llamada
Declaración de Malmoe que las causales de la degradación
del medio ambiente global están inmersas en problemas sociales
y económicos tales como la pobreza generalizada, los patrones
de producción y consumo no sustentables, la desigualdad en
la distribución de las riquezas y la carga de la deuda externa
de los países en vías de desarrollo.
Si releemos las causas reconocidas en Malmoe como las raíces
de la destrucción ambiental veremos que no son otras que las
mismas bases del sistema económico capitalista en el que vivimos.
Sólo podremos lograr una vida digna para todos los habitantes
del planeta si reivindicamos un desarrollo ambientalmente sustentado,
que nada tiene que ver con este sistema que nos imponen y que sólo
beneficia a los grandes grupos económicos. Transformemos al
Día del Ambiente y a los otros 364 días del año
en días de lucha por ese otro mundo al que aspiramos. |
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