La modernidad y la excelencia en la evolución de las ciencias
educativas actuales nos llevan a realizar una revisión exhaustiva
a los métodos tradicionales, que utilizan sistemas educativos
superiores rígidos, con técnicas obsoletas o anquilosadas,
basadas en la memorización y la repetición de los conocimientos
adquiridos de catedráticos que no se actualizan en técnicas
o conocimientos, ya sea por costumbre, apatía o falta de interés,
sobre todo cuando éstos han cubierto a satisfacción
sus necesidades personales económicas y sociales.
El mercado de trabajo actual, saturado por el profesionalismo explosivo
generado por las universidades y los institutos de educación
superior, tendrá que buscar en las nuevas generaciones la excelencia
y la calidad en todas las áreas de la educación, particularmente
en la de ciencias de la salud, hasta lograr un nivel de egresados
con ética y deontología profesional, con calidad, calidez
y eficiencia.
El arquetipo de maestro que generalmente se forman los alumnos es
el de uno conformista, que sólo busca su bienestar físico
y económico, que sólo quiere lograr el prestigio que
halague su egolatría sin importarle el beneficio social. Sin
pretender generalizar, es común encontrar que los jóvenes
que acuden a nuestras instituciones educativas sólo buscan
obtener calificaciones aprobatorias por su capacidad retentiva y no
por la adquisición de conocimientos que les permitan competir,
utilizando el razonamiento, en el mundo de las luchas sociales.
En el área de ciencias de la salud, así como en todas
las áreas de educación, tendemos a encasillar al alumno
en conocimientos correctores, en tratamientos curativos preestablecidos.
En ocasiones es poco o nulo el estímulo que hacemos de sus
iniciativas inductiva y deductiva acordes con los métodos de
investigación científica. El aprendizaje con base en
la repetición imitativa sólo le permite al alumno y
a la universidad, reproducirse como clase social, como se afirmó
en los escritos de Bowles y Gintis.
Por otra parte, no logramos del todo despertar su interés por
el razonamiento; cómo podríamos hacerlo si los encargados
de transmitir los conocimientos
que somos nosotros los académicos, no sabemos, ni podemos,
es más, nos
negamos a modernizarnos y a evolucionar nuestros sistemas didácticos,
buscamos pretextos que nos permitan justificar nuestra falta de interés,
aducimos edad, ocupación, familia, tiempo, situación
geográfica, etcétera.
Los sistemas rígidos universitarios han trabajado bien, de
acuerdo con los intereses particulares institucionales, pero cuando
sus egresados intentan el intercambio académico, se dificulta
el reconocimiento interestatal o internacional, y tampoco están
preparados para sobresalir en un mundo socialmente globalizado. Muchos
de nuestros alumnos desconocen el significado del congnoscitivismo.
Ante esta situación tan preocupante, en 1999 la Universidad
Veracruzana comenzó a implantar en sus programas académicos
el Modelo Educativo Integral y Flexible (MEIF), el cual nos está
dando a los académicos la oportunidad de transmitir a los alumnos
el cognoscitivismo, que les permitirá en todas las áreas
del saber, no sólo modernizar los tratamientos curativos, sino
que, con base en el razonamiento, los universitarios tendrán
capacidad para perfeccionar los sistemas preventivos, conservando
la salud y evitando la enfermedad, ya que es más económico
y benéfico socialmente invertir en educación que gastar
en tratamientos curativos, correctores o de rehabilitación.
Espero que el razonamiento expuesto sea motivo de análisis,
tanto para los alumnos como para los docentes, ya que para alcanzar
la meta anteriormente expuesta se requiere de convencimiento voluntario
utilizado en forma democrática, no impositiva ni como ley hegemónica
del Estado. Si lo logramos, el beneficio será palpable a mediano
plazo y la sociedad será retribuida con salud, por el aporte
económico que hace a las instituciones de educación
superior.
*Maestro
en Ciencias de la Investigación Educativa. Académico
de carrera “B”, Tiempo completo. Facultad de Medicina,
Odontología y Enfermería. Universidad Veracruzana,
región Poza Rica-Tuxpan.
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