Año 3 • No. 144 • junio 14 de 2004 Xalapa • Veracruz • México
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  Autonomía
Sergio Valdivia Navarro
Al hablar de la autonomía del aprendizaje, no solamente nos referimos a la forma de trabajo independiente que podemos realizar en el salón de clase, en los centros de autoacceso o en nuestros propios hogares. Sino que debemos tener muy claro algunos aspectos relacionados con lo que estamos estudiando y es acerca de esto sobre lo que quiero hablar el día de hoy.

Cuando pensamos en aprender un idioma extranjero, sea este inglés, francés, italiano, alemán o el que más les interese, muchas veces imaginamos cómo será ese momento en que nuestro maestro o maestra nos diga que ya hemos terminado nuestros cursos y que podemos salir al mundo a hacer gala de nuestro nuevo logro.

Cuando pensamos en esto, no tenemos una idea clara de cuánto tiempo habrá pasado, pero con seguridad lo contamos en meses y sobre todo en años. Creo que es más fácil pensar que aprender un idioma extranjero es algo que nos llevará tiempo. Con seguridad nuestros maestros nos han dicho que a ellos les ha tomado mucho tiempo llegar a donde están en este momento. Y las instituciones que imparten algún idioma extranjero por lo regular hablan de semestres, trimestres y bimestres sólo para poder cursar uno de sus cinco, seis, ocho o diez niveles de que consta el curso completo. De igual forma cuando pensamos en ese momento futuro, también cruzan por nuestra mente las capacidades que tendremos para ese entonces. Podremos leer con más facilidad los textos que lleguen a nuestras manos; comprenderemos mucho más que ahora, cuando alguien hable en ese idioma; podremos con más confianza escribir textos donde expresamos nuestras ideas y pensamientos y estoy seguro que podremos entablar una conversación con hablantes nativos sobre nuestros temas de interés.

También, pensamos en el esfuerzo realizado para aprender un idioma extranjero. Para ese momento habremos tenido que aprender el significado de muchas palabras que vienen en los diccionarios y sobre todo las consabidas reglas de gramática que tanto nos han hecho batallar hasta hoy. Habremos aprendido toda clase de expresiones de uso corriente entre los hablantes nativos del idioma y que le dan sabor a la conversación. Y creo que para terminar, también habrán aprendido toda una serie de sonidos para tener un acento que se asemeje al de los hablantes nativos del idioma.

Todo lo anterior tiene mucho de verdad pero también tiene mucho de mito. La realidad es simple: sí nos tomará tiempo; sí tendremos nuevas habilidades en el idioma extranjero y sí tendremos que esforzamos y aprender algo sobre lo que se mencionó anteriormente. Pero, donde comienza el mito es en que normalmente llevamos nuestros supuestos a extremos que no son realistas, tanto en el tiempo, como en las capacidades, como en el esfuerzo requerido.

Cuando pensemos en el tiempo necesario para alcanzar nuestras metas deberemos pensar en cuáles son estas metas. Esta dimensión temporal tiene mucho que ver con las capacidades que queremos tener; entre más queramos hacer, más tiempo tendremos que invertir. Para darnos una idea, se calcula que para pasar un examen de acreditación internacional, debemos haber invertido alrededor de 600 horas de estudio que pueden estar repartidas a lo largo de meses o años dependiendo de la intensidad de nuestro estudio. Nuestras metas también se verán reflejadas en el tipo de acciones que tomaremos en nuestro estudio. Entre más complejas sean, más será la complejidad de nuestro estudio. Y finalmente nuestro esfuerzo tiene que ver con el nivel de calidad que queremos alcanzar. Y eso es algo que va a depender de nosotros mismos y de lo que queramos obtener y del tiempo que estemos dispuestos a invertir. Así que como dicen, en este mundo todo es relativo, hasta el aprendizaje de un idioma extranjero. (http://www.uv.mx/portalcadi)