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Voces
perseguidas: la radio comunitaria
Carolina Cruz |
Operando
en la incertidumbre –debido a la indefinición legal–,
erigiéndose en la voz de los silenciados, manejada por locutores
que, además de oído tienen corazón y prestando
servicios de incalculable valor social que vienen a llenar el enorme
vacío institucional, las radios comunitarias se reunieron en
Veracruz a principios de este mes, en el marco del 50 Aniversario
de la Facico para plantear a los estudiantes e interesados,
los retos que enfrenta una vertiente de la información llamada
a la clandestinidad por las trabas del propio gobierno.
Clandestina, ilegal, pirata, chocolate, subversiva, insurgente, rebelde,
comunitaria o ciudadana. Así se le ha llamado. Pero sus características
están bien definidas, son espacios sin ánimos de lucro,
sin estridencia, educativos, culturales, de enorme servicio social
y en muchas comunidades el único medio que las puede enlazar.
Vienen a cumplir una función social olvidada por los gobiernos
y aunque estos tienen –pero miedo–, en opinión del
director de Radio Universidad, Fernando Escalante, está fuera
del aparo de la ley, pues no existe figura jurídica para su
existencia: no son concesionarias (comerciales, lucrativas) y no son
permisionarias (instituciones).
“Es la voz a través de la cual habla la dignidad de los
que no tienen ni el poder ni el dinero”, asentó de entrada
Alfredo Zepeda, director de la Voz de los campesinos, Radio
Huayacocotla, que trasmite en lo alto de la Sierra Madre Oriental,
al servicio de las comunidades indígenas de las etnias Nahua
Otomí y Tepehua en la frecuencia XEJN-OC 2390 Khz y 500 Watts
de potencia.
No es la radio que cobra por callar o por hablar, no es la radio de
lucro, no es la que vende espacios, es la “Otra Radio”,
término acuñado por Cristina Romo y que da nombre a
su libro, la que no está sujeta “a la censura ni a la
autocensura” ni del gobierno ni de los empresarios, que no reduce
su existencia a la palabra de los patrocinadores.
Según Zepeda González, datos de 2002 revelan que en
México existen mil 149 radios concesionadas a grupos empresariales
y 262 a instituciones, en cambio desde “hace 35 años ningún
permiso ha sido otorgado a una radio comunitaria popular o de la sociedad
civil”. Pese a ello en los últimos tres años han
salido al aire 83 radiodifusoras indocumentadas, o piratas, o ilegales,
o comunitarias u “otras radios”. De éstas, 30 solicitaron
permiso a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, sin
respuesta alguna.
Y es que están entrampados. Los permisos los concede esta dependencia
gubernamental, pero a diferencia de los otorgados a carreteras, ferrocarriles,
líneas de transporte o telefonía, a los que se refieren
a concesiones o permisos para radio se inserta entre comillas la frase
“previo permiso de la Secretaría de Gobernación”
y es ahí hasta donde llegan. Nadie quiere dar voz a los oprimidos.
Tal vez tengan mucho que decir. Aunque Radio Huayacocotla es una radio
con permiso, ellos se sienten con mordaza. Su solicitud de permiso
para la banda FM les ha sido negada durante 37 años.
Paradójicamente por un lado son perseguidas, censuradas, sus
equipos les son decomisados y objetos de sanciones administrativas
y por el otro, las premian. Las indefiniciones del estado van desde
la censura hasta el reconocimiento a su derecho de expresarse. Recientemente
Radio Teocelo fue galardonada con el Premio Nacional de Periodismo,
por su programa Cabildo abierto, una acción que reivindica
a la radio comunitaria.
Pero esta radio no sólo enfrenta la dificultad de su operación
por la negación de los permisos (manga ancha para los concesionarios
comerciales y mano dura para las estaciones permisionadas), otro reto
es la viabilidad financiera. Este aspecto fue planteado por Élfego
Riveros Hernández, director de Radio Teocelo, que desde la
zona cafetalera de Veracruz, impulsa un proyecto de comunicación
hacia y para la comunidad y que desde 1965 obtuvo el permiso para
operar la XEYT Radio Cultural, en la frecuencia 1490 de AM.
¿Cómo sobreviven estos modelos de comunicación
alternativa? No pueden comercializar sus espacios, no reciben subsidios
del estado, y recientemente no pueden recibir aportaciones de agencias
o fundaciones internacionales. Tienen que crear sus propios esquemas
de financiamiento, la mayoría sustentados en las aportaciones
de la propia audiencia, que de esta manera premia la autonomía
y a libertad. Pero el camino no es fácil, la radio es cara,
otras fuentes son donaciones en especie de organizaciones civiles,
patronatos, parroquias, etcétera.
Con 37 años de existencia Radio Teocelo es considerada un caso
excepcional en nuestro país, opera con recursos de sus propios
radioescuchas y otros tipos de donaciones, a diferencia de las demás
estaciones permisionarias (culturales, sin fines comerciales), que
se mantienen con dinero del Estado.
“Ustedes son tan afortunados de poder estudiar para hacer radio”,
les dijo a los casi 200 alumnos de la Facico, Francisca Vázquez
Rodríguez, locutora bilingüe de Radio Zongolica, que inició
transmisión en mayo de 1991 con la finalidad de preservar su
música, su lengua náhuatl, sus culturas y tradiciones.
Con menos problemas que las dos anteriores, XEZON “La voz de
la sierra de Zongolica” pertenece a la Comisión Nacional
para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas.
Con voz diáfana, sin titubeo alguno, Francisca se dirigió
al auditorio que escuchó plantear los problemas de ese y de
la mayoría de los 928 municipios que cubren las 24 emisoras
indigenistas en 15 estados del país en 31 lenguas indígenas:
emigración, desempleo, pobreza, vivienda, hambre y violación
a sus derechos humanos, por medio de una programación que les
enseña cómo defender sus tierras, como evitar que sus
derechos sigan siendo violentados y temas dirigidos a la mujer, a
los cafeticultores, sobre medicina tradicional y acerca de su música
y costumbres, todo hablado en su propia lengua. Por ahora su reto
es tener mayor audiencia y levantar la autoestima de los indígenas.
Otros modelos de radio no padecen tantas vicisitudes para su operación,
la radio cultural y la radio educativa cuentan con mayor protección
del Estado o mejor dicho, con menos restricciones, es el caso de TV
Más y Radio Universidad, la segunda encontró un foro
propicio para a través de la voz de su director Fernando Escalante,
escuchar las nuevas identificaciones de señal y los proyectos
a realizarse, buscando la participación de alumnos de la UV. |
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