Año 3 • No. 145 • junio 21 de 2004 Xalapa • Veracruz • México
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  Voces perseguidas: la radio comunitaria
Carolina Cruz
Operando en la incertidumbre –debido a la indefinición legal–, erigiéndose en la voz de los silenciados, manejada por locutores que, además de oído tienen corazón y prestando servicios de incalculable valor social que vienen a llenar el enorme vacío institucional, las radios comunitarias se reunieron en Veracruz a principios de este mes, en el marco del 50 Aniversario de la Facico para plantear a los estudiantes e interesados, los retos que enfrenta una vertiente de la información llamada a la clandestinidad por las trabas del propio gobierno.

Clandestina, ilegal, pirata, chocolate, subversiva, insurgente, rebelde, comunitaria o ciudadana. Así se le ha llamado. Pero sus características están bien definidas, son espacios sin ánimos de lucro, sin estridencia, educativos, culturales, de enorme servicio social y en muchas comunidades el único medio que las puede enlazar. Vienen a cumplir una función social olvidada por los gobiernos y aunque estos tienen –pero miedo–, en opinión del director de Radio Universidad, Fernando Escalante, está fuera del aparo de la ley, pues no existe figura jurídica para su existencia: no son concesionarias (comerciales, lucrativas) y no son permisionarias (instituciones).

“Es la voz a través de la cual habla la dignidad de los que no tienen ni el poder ni el dinero”, asentó de entrada Alfredo Zepeda, director de la Voz de los campesinos, Radio Huayacocotla, que trasmite en lo alto de la Sierra Madre Oriental, al servicio de las comunidades indígenas de las etnias Nahua Otomí y Tepehua en la frecuencia XEJN-OC 2390 Khz y 500 Watts de potencia.

No es la radio que cobra por callar o por hablar, no es la radio de lucro, no es la que vende espacios, es la “Otra Radio”, término acuñado por Cristina Romo y que da nombre a su libro, la que no está sujeta “a la censura ni a la autocensura” ni del gobierno ni de los empresarios, que no reduce su existencia a la palabra de los patrocinadores.

Según Zepeda González, datos de 2002 revelan que en México existen mil 149 radios concesionadas a grupos empresariales y 262 a instituciones, en cambio desde “hace 35 años ningún permiso ha sido otorgado a una radio comunitaria popular o de la sociedad civil”. Pese a ello en los últimos tres años han salido al aire 83 radiodifusoras indocumentadas, o piratas, o ilegales, o comunitarias u “otras radios”. De éstas, 30 solicitaron permiso a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, sin respuesta alguna.

Y es que están entrampados. Los permisos los concede esta dependencia gubernamental, pero a diferencia de los otorgados a carreteras, ferrocarriles, líneas de transporte o telefonía, a los que se refieren a concesiones o permisos para radio se inserta entre comillas la frase “previo permiso de la Secretaría de Gobernación” y es ahí hasta donde llegan. Nadie quiere dar voz a los oprimidos. Tal vez tengan mucho que decir. Aunque Radio Huayacocotla es una radio con permiso, ellos se sienten con mordaza. Su solicitud de permiso para la banda FM les ha sido negada durante 37 años.

Paradójicamente por un lado son perseguidas, censuradas, sus equipos les son decomisados y objetos de sanciones administrativas y por el otro, las premian. Las indefiniciones del estado van desde la censura hasta el reconocimiento a su derecho de expresarse. Recientemente Radio Teocelo fue galardonada con el Premio Nacional de Periodismo, por su programa Cabildo abierto, una acción que reivindica a la radio comunitaria.

Pero esta radio no sólo enfrenta la dificultad de su operación por la negación de los permisos (manga ancha para los concesionarios comerciales y mano dura para las estaciones permisionadas), otro reto es la viabilidad financiera. Este aspecto fue planteado por Élfego Riveros Hernández, director de Radio Teocelo, que desde la zona cafetalera de Veracruz, impulsa un proyecto de comunicación hacia y para la comunidad y que desde 1965 obtuvo el permiso para operar la XEYT Radio Cultural, en la frecuencia 1490 de AM.

¿Cómo sobreviven estos modelos de comunicación alternativa? No pueden comercializar sus espacios, no reciben subsidios del estado, y recientemente no pueden recibir aportaciones de agencias o fundaciones internacionales. Tienen que crear sus propios esquemas de financiamiento, la mayoría sustentados en las aportaciones de la propia audiencia, que de esta manera premia la autonomía y a libertad. Pero el camino no es fácil, la radio es cara, otras fuentes son donaciones en especie de organizaciones civiles, patronatos, parroquias, etcétera.
Con 37 años de existencia Radio Teocelo es considerada un caso excepcional en nuestro país, opera con recursos de sus propios radioescuchas y otros tipos de donaciones, a diferencia de las demás estaciones permisionarias (culturales, sin fines comerciales), que se mantienen con dinero del Estado.

“Ustedes son tan afortunados de poder estudiar para hacer radio”, les dijo a los casi 200 alumnos de la Facico, Francisca Vázquez Rodríguez, locutora bilingüe de Radio Zongolica, que inició transmisión en mayo de 1991 con la finalidad de preservar su música, su lengua náhuatl, sus culturas y tradiciones. Con menos problemas que las dos anteriores, XEZON “La voz de la sierra de Zongolica” pertenece a la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas.

Con voz diáfana, sin titubeo alguno, Francisca se dirigió al auditorio que escuchó plantear los problemas de ese y de la mayoría de los 928 municipios que cubren las 24 emisoras indigenistas en 15 estados del país en 31 lenguas indígenas: emigración, desempleo, pobreza, vivienda, hambre y violación a sus derechos humanos, por medio de una programación que les enseña cómo defender sus tierras, como evitar que sus derechos sigan siendo violentados y temas dirigidos a la mujer, a los cafeticultores, sobre medicina tradicional y acerca de su música y costumbres, todo hablado en su propia lengua. Por ahora su reto es tener mayor audiencia y levantar la autoestima de los indígenas.

Otros modelos de radio no padecen tantas vicisitudes para su operación, la radio cultural y la radio educativa cuentan con mayor protección del Estado o mejor dicho, con menos restricciones, es el caso de TV Más y Radio Universidad, la segunda encontró un foro propicio para a través de la voz de su director Fernando Escalante, escuchar las nuevas identificaciones de señal y los proyectos a realizarse, buscando la participación de alumnos de la UV.