|
|
Al
rescate de la literatura
Intimidad
Irán
Mendoza Cárdenas (Facultad de Idiomas) |
El
acercamiento, la complicidad, la (in)fidelidad, la aceptación,
el rechazo, la valoración y la falta de ésta, son algunos
de los rasgos que con mayor o menor intensidad se manifiestan
en las relaciones personales. La mayoría de nosotros me
incluyo, desde luego hemos vivido esa magia o desencanto
inherente a la interacción humana. Este tema (tan perfectamente
abordado y narrado) es el principal en Intimidad de Jean
Paul Sartre.
Por intimidad, en el sentido más obvio no por ello vulgar,
entendemos aquello que tiene que ver con lo sexual y olvidamos, a
causa de nuestra inexperiencia, cerrazón o falta de visión,
que también existen (por mencionar algunas) la emocional y
la que se manifiesta cercana al conocimiento de la naturaleza propia
y que nos permite procurarnos ese placer ya espiritual, ya físico
que repentinamente necesitamos.
El personaje central (Lulú) es una mujer que vive y respira
esa intimidad que todos anhelamos tener con aquellos que nos rodean;
ya sea para sentirnos identificados, acompañados o importantes.
Sin embargo, no es nunca completa y satisfactoria: para tenerla en
todo su esplendor, la reparte o la busca en tres entes
que se mueven a su alrededor: Henri (su esposo), Pierre (su amante)
y Rirette (su amiga). Con el primero vive una intimidad sexual incompleta
e insatisfactoria con él experimenta, más bien,
un enternecimiento que la hace sentir pura, con el segundo la
vive de forma por demás plena aunque en ocasiones se
convierte en una especie de lujuria desenfrenada que más ensucia
el amor, que despierta la pasión y con la última
sólo tiene una amistad que le aligera la pesadumbre de sus
otras relaciones. Empero, ninguno de los tres se preocupa por el perfil
emocional y delicado de Lulú (aquél que en ocasiones
llamamos cursi), lo cual se convierte en un común
denominador entre ellos.
Por su parte, ella es una mujer que cuida hasta el más ínfimo
detalle logrando que cada uno, por insignificante que parezca, se
vuelva importante e indispensable detrás del velo de la ternura
y la comprensión.
El texto, dada su estructura, que quizá se debe a la traducción,
es complejo: las voces narrativas se intercalan de forma por demás
repentina y es difícil, en muchas ocasiones, distinguir a quién
pertenece tal o cuál argumento.
Lo poético y lo narrativo, la maravilla y el hartazgo, lo pulcro
y lo sucio, el dominio y la sumisión, así como la ternura
y la violencia, son los opuestos que aquí coexisten y que dibujan
este relato, que lo mismo habla de la (in)satisfacción del
presente que de los horrores del recuerdo de relaciones pasadas cuando
alguien más ocupa la otra mitad de nuestra cama. La insatisfacción
causada por el poco amor recibido (al igual que en la novela Dama
de noche de David Martín del Campo) se convierte en el telón
que ambienta la historia. Asimismo, al igual que los textos antes
reseñados, nos habla de la absurda convicción humana,
pues, aunque Lulú sabe que no (
) puede hacer la
felicidad de la gente a costa de la suya, no lucha por alcanzarla
y la compasión termina por gobernar su vida.
Sartre, Jean Paul. El muro. Ed. Época, novena
edición, México, DF., 2002. 292 pp |
|
|
|
|
|
|
|
|