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Es
cuestión de actitud
Jay Bildstein (Traducción de Benjamín
Cabrera, Facultad de Idiomas) |
La
vida nos ofrece un sinnúmero de hechos y circunstancias. Algunas
buenas, otras malas y otras regulares. Podemos prepararnos para los
altibajos que la vida nos depara, pero no podemos controlar todo.
Muchas de las cosas que nos suceden son el resultado de circunstancias
imprevistas. Al hacer frente a la incertidumbre y a los inevitables
retos diarios, nuestro aliado más importante es la actitud.
Una buena actitud.
Nuestra habilidad para disfrutar la vida está determinada por
la forma en cómo percibimos nuestras experiencia más
que por las experiencias mismas. Podemos tener momentos difíciles
y verlos como una maldición, o considerarlos como experiencias
de aprendizaje, mediante lo cual nos preparamos para un éxito
en el futuro. La diferencia entre estos puntos de vista estriba en
nuestra actitud. Una buena actitud es para nuestra vida lo que el
sol es para las plantas. Nos ayuda a crecer, fomenta no sólo
nuestra supervivencia, sino también nuestra habilidad para
florecer.
Podemos considerar que el desempeño deficiente ante una prueba
es el resultado de una baja autoestima o podemos tomarlo como un estímulo
para trabajar con más entusiasmo la próxima vez, para
así, demostrar de qué estamos hechos realmente. Quizá
seamos derrotados en un partido y con esto nos consideremos perdedores,
en cambio, podemos aceptar tal fracaso como un simple éxito
fallido, lo cual nos estimula para hacer un mejor esfuerzo en el próximo
encuentro. Lo que nos guía y ayuda a ver las cosas como oportunidades
y no como tormentos, es una actitud positiva.
Emociones tales como la tristeza, desconfianza, temor, e inseguridad
invaden a la gente de vez en cuando. El remedio, el medicamento, el
antídoto para estos sentimientos es la actitud, una actitud
experta y hábil que nos fortalezca para creer en las promesas
que nos depara el mañana.
Entre más positivos seamos, más podremos ayudar a nuestros
semejantes. Nuestro valor ante la sociedad se incrementa cuando nos
respetamos a nosotros mismos. Nuestra autoestima está en proporción
directa con lo que creemos. No podemos ver o apreciar nuestro panorama
general de la existencia, en cambio, ésta nos guía en
la manera en cómo apreciamos las experiencias de la vida. Una
actitud positiva es esencial para una vida plena.
Agradecemos también la participación de Dulce Mei Lai
Chong Vences, Veracruz, Sofía Velázquez López,
Administración de Empresas Turísticas-Veracruz, Daniel
Chávez Zamudio, Universidad Mexicana Unimex y Benjamín
Cabrera Hernández, de la Facultad de Idiomas, por sus respectivas
traducciones. |
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