En la
escuela se pueden aprender muchas cosas y transmitir muchos conocimientos.
Pero, en la mayoría de los casos, no se nos enseña
a ser emprendedores, a buscar las propias opciones, a crear.
Al contrario, en muchas ocasiones, se nos forma para ser empleados
no para ser empleadores ni mucho menos para ser empresarios.
Cuando se egresa de la universidad, se acaba de perder el empleo
o se lleva mucho tiempo buscándolo, es muy común tener
la impresión de que todas las puertas son cerradas. Muchas
veces no se sabe qué hacer.
El autoempleo es una excelente opción para el desarrollo
profesional y personal, sólo que puede atemorizar a algunos.
No se está acostumbrado a innovar, a tomar las riendas, a
ser nuestros propios jefes.
Es cierto que hoy en día es difícil encontrar un trabajo
y que además sea bien remunerado; pero también es
verdad que hay muchas opciones para auto emplearnos, sólo
es cuestión de analizarlas y tomar el riesgo. Romper con
la rutina de lo conocido puede parecer un obstáculo difícil
de vencer, pero, ¿sabes qué distingue a un gran emprendedor
de quien se queda sólo en promesas? Un verdadero emprendedor,
actúa.
Tal vez pienses que ya no hay lugar para nuevas empresas, reconsidéralo.
Muchos emprendedores han creado sus comercios dándole un
simple giro a lo que ya hacían en ese momento. Hay algo que
es fundamental: la visión de negocios.
No hay excusas para que no desarrolles un espíritu emprendedor.
Si estás por salir de la universidad, si no encuentras trabajo
o simplemente quieres darle un giro a lo hecho hasta ahora, tómate
un tiempo para pensar, analiza tus opciones de auto empleo y actúa.
No importa la edad que se tenga, lo que importa es la capacidad
de emprender. Ya lo dice una frase popular: cuando una puerta se
cierra, otra se abrirá. Dedícate a abrirlas.
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