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Debido
al crecimiento de la agricultura y la ganadería, hoy en día
quedan menos del cinco por ciento de los bosques tropicales originales
en México, lo que significa pérdidas en especies, funciones
ecológicas importantes y servicios ambientales, aseguró
José María Ramos Prado, del Centro de Investigaciones
Tropicales (Citro) de la Universidad Veracruzana.
Explicó que aunque no son muchas las opciones ante este panorama,
estudios formales en agroecología y restauración ecológica
han podido aliviar algunos de los problemas que el ecosistema enfrenta.
De hecho, presentó una serie de resultados en torno a los procesos
de restauración etnoecológica en bosques tropicales
mexicanos, durante la reunión anual de la Sociedad Ecológica
de América a la que asistió en Oregon, Estados Unidos.
El punto de partida para este proyecto de investigación, en
el que también participaron los investigadores Silvia del Amo
y Arturo Gómez-Pompa (de Citro) y Edie Allen (de la Universidad
de California-Riverside), es la concepción que han tenido los
diferentes grupos étnicos del México tropical en el
manejo de sus recursos naturales.
Estos estudios se realizaron bajo tres enfoques: el sistema de milpas
de los lacandones, los jardines silvícolas mayas y el sistema
agroforestal totonaca. Con ellos, los investigadores pudieron entender
y promover alternativas para hacer coincidir los conocimientos científicos-técnicos
actuales con las experiencias de estos grupos indígenas.
Tecnología Lacandona
en Veracruz
Según explicó Ramos Prado, el bosque tropical del Uxpanapa,
en Veracruz, fue el primer caso en donde durante ocho años
(1980-1988) se diseñó un sitio experimental basado en
el sofisticado método de tumba y quema de los lacandones. A
través del manejo de los maizales abandonados, se pretendía
lograr el reestablecimiento de especies claves y nativas del lugar.
Para él, la implementación de policultivos tradicionales
de maíz, mejor conocidos como milpas, permitieron la consolidación
de huertos y jardines diversificados.
Estos sembradíos, además de cultivar especies
como frijol, calabaza o chile, lograron tener más de 200 árboles
pertenecientes a más de 10 especies diferentes en tan sólo
tres años, comentó.
Dijo también que este tipo de manejo, además de contribuir
con ciertos beneficios ecológicos al permitir la restauración
de especies y hábitat, puede favorecer a las comunidades rurales
al funcionar como unidades autosuficientes de alimentación.
El
maya,
caso especial
En el norte de Quintana Roo se desarrolla el proyecto Restauración
Maya dentro de la Reserva Ecológica El Edén.
Las complicaciones de la región se derivan de los huracanes
frecuentes y de las altas tasas de fuegos forestales presentadas
durante las últimas tres décadas que se deben, principalmente,
a la invasión de un helecho que promueve el fuego.
Se requiere entonces de una estrategia que permita acelerar el crecimiento
forestal. Para eso, se están estableciendo árboles
capaces de convertir el actual bosque, caracterizado por su densidad
y flamabilidad, a un sistema forestal mucho más maduro y
abierto.
Este modelo se basa en los conceptos de diseño y
construcción de la silvicultura tradicional maya y, se alienta
con la implementación de métodos alternos para la
restauración ecológica.
Totonacas,
otro enfoque
El último enfoque aborda el manejo de los sistemas de bosques
tropicales totonacas. Esta zona identificada como el lugar donde
se originó el cultivo de la vainilla, presenta problemas
comunes de erosión, baja productividad y utilización
excesiva de agroquímicos, desplazando a los sistemas agroforestales
tradicionales considerados como uno de los más eficientes
y biodiversos de México. El rescate de estos modelos es importante
por diferentes razones: promueven la restauración y conservación
del germoplasma nativo, permiten la creación de productos
ambientalmente amigables como la vainilla, palmas y frutas tropicales,
además de contribuir al bienestar y autosuficiencia alimenticia.
Para Ramos Prado, los conocimientos aportados por la silvicultura
tropical, la restauración ecológica y la ecología
experimental son invaluables. Comentó que los enfoques experimentales
ejecutados en estrecha relación con la comunidad local, permitirán
una experiencia alternativa exitosa en la restauración ecológica
forestal y en la producción sostenible del país.
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