Año 4 • No. 150 • septiembre 6 de 2004 Xalapa • Veracruz • México
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Proponen restaurar bosques con
sabiduría maya, totonaca y lacandona
Edith Escalón
  Debido al crecimiento de la agricultura y la ganadería, hoy en día quedan menos del cinco por ciento de los bosques tropicales originales en México, lo que significa pérdidas en especies, funciones ecológicas importantes y servicios ambientales, aseguró José María Ramos Prado, del Centro de Investigaciones Tropicales (Citro) de la Universidad Veracruzana.

Explicó que aunque no son muchas las opciones ante este panorama, estudios formales en agroecología y restauración ecológica han podido aliviar algunos de los problemas que el ecosistema enfrenta. De hecho, presentó una serie de resultados en torno a los procesos de restauración etnoecológica en bosques tropicales mexicanos, durante la reunión anual de la Sociedad Ecológica de América a la que asistió en Oregon, Estados Unidos.

El punto de partida para este proyecto de investigación, en el que también participaron los investigadores Silvia del Amo y Arturo Gómez-Pompa (de Citro) y Edie Allen (de la Universidad de California-Riverside), es la concepción que han tenido los diferentes grupos étnicos del México tropical en el manejo de sus recursos naturales.

Estos estudios se realizaron bajo tres enfoques: el sistema de milpas de los lacandones, los jardines silvícolas mayas y el sistema agroforestal totonaca. Con ellos, los investigadores pudieron entender y promover alternativas para hacer coincidir los conocimientos científicos-técnicos actuales con las experiencias de estos grupos indígenas.

Tecnología Lacandona
en Veracruz

Según explicó Ramos Prado, el bosque tropical del Uxpanapa, en Veracruz, fue el primer caso en donde durante ocho años (1980-1988) se diseñó un sitio experimental basado en el sofisticado método de tumba y quema de los lacandones. A través del manejo de los maizales abandonados, se pretendía lograr el reestablecimiento de especies claves y nativas del lugar.

Para él, la implementación de policultivos tradicionales de maíz, mejor conocidos como milpas, permitieron la consolidación de huertos y jardines diversificados.

“Estos sembradíos, además de cultivar especies como frijol, calabaza o chile, lograron tener más de 200 árboles pertenecientes a más de 10 especies diferentes en tan sólo tres años”, comentó.

Dijo también que este tipo de manejo, además de contribuir con ciertos beneficios ecológicos al permitir la restauración de especies y hábitat, puede favorecer a las comunidades rurales al funcionar como unidades autosuficientes de alimentación.

El maya,
caso especial

En el norte de Quintana Roo se desarrolla el proyecto Restauración Maya dentro de la Reserva Ecológica “El Edén”. Las complicaciones de la región se derivan de los huracanes frecuentes y de las altas tasas de fuegos forestales presentadas durante las últimas tres décadas que se deben, principalmente, a la invasión de un helecho que promueve el fuego.

Se requiere entonces de una estrategia que permita acelerar el crecimiento forestal. Para eso, se están estableciendo árboles capaces de convertir el actual bosque, caracterizado por su densidad y flamabilidad, a un sistema forestal mucho más maduro y abierto.

Este modelo se basa en los conceptos de diseño y
construcción de la silvicultura tradicional maya y, se alienta con la implementación de métodos alternos para la restauración ecológica.

Totonacas,
otro enfoque

El último enfoque aborda el manejo de los sistemas de bosques tropicales totonacas. Esta zona identificada como el lugar donde se originó el cultivo de la vainilla, presenta problemas comunes de erosión, baja productividad y utilización excesiva de agroquímicos, desplazando a los sistemas agroforestales tradicionales considerados como uno de los más eficientes y biodiversos de México. El rescate de estos modelos es importante por diferentes razones: promueven la restauración y conservación del germoplasma nativo, permiten la creación de productos ambientalmente amigables como la vainilla, palmas y frutas tropicales, además de contribuir al bienestar y autosuficiencia alimenticia.

Para Ramos Prado, los conocimientos aportados por la silvicultura tropical, la restauración ecológica y la ecología experimental son invaluables. Comentó que los enfoques experimentales ejecutados en estrecha relación con la comunidad local, permitirán una experiencia alternativa exitosa en la restauración ecológica forestal y en la producción sostenible del país.