Año 4 • No. 151 • septiembre 13 de 2004 Xalapa • Veracruz • México
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  La Orquesta Sinfónica de Xalapa
Fernando Diez de Urdanivia
Un provinciano grupo de músicos. Un orientador de sus inquietudes. Muchas ganas de entrarle al reto. Reuniones, proyectos, ensayos y, por fin, el primer concierto. Es 26 de abril de 1929. La Orquesta Sinfónica de Xalapa (OSX) se presenta en el Teatro Kaus. Juan Lomán y Bueno empuña la batuta. La Banda del Estado ha provisto toda su sección de alientos. Adalberto Tejeda, gobernador de Veracruz, otorga un subsidio mensual “con el compromiso de que la osx estrene cuando menos una composición clásica cada mes”. El subsidio es de 125 pesos.
Ya pasaron 75 años. Vuelos altos y penosos aterrizajes. Procelosas travesías y riesgos de naufragio de los que se sale con mayor vitalidad, con nuevos ímpetus.
Debe haber sido en 1944 cuando conocí en Guadalajara a la OSX. Creo que fue la primera sinfónica que escuchaba en mi vida. Nunca olvidaré un concierto en el Teatro Degollado y otro en la Catedral, con primicias inolvidables: el Vals Emperador, de Strauss; La Bamba en arreglo de Baqueiro Foster, el Concierto en Do menor de Beethoven con Carmela Castillo Betancourt; las cuartas sinfonías de Brahms y de Schumann. En el podium, Pepe Limantour.
Hasta hoy, en 15 lustros, por la sinfónica jalapeña han pasado desde Ximénez Caballero hasta Herrera de la Fuente, y desde José Guadalupe Flores hasta Francisco Savín. 15 lustros que han bastado para formar un organismo sólido, construido sobre superadas crisis de salud internas y externas.

Cuando en 1994 fui convocado a la presentación del libro sobre la OSX que habían escrito Yolanda Reyes y Sergio Dorantes, pude revivir bellos días de venturas musicales. Ocasión fue de reconocer méritos del gobernador Jorge Cerdán, y de evocar al hoy casi olvidado Adolfo Domínguez, escudero de la orquesta en días aciagos. De traer a la memoria aquella visita de Pablo Casals al puerto, enmarcada por la orquesta, y también el consecuente festival que congregó entre otros violonchelistas a Zara Nelsova, Gaspar Cassadó, André Navarra y Mstislav Rostropovich. Fue coyuntura para aplaudir una vez más a ese promotor impar que desde la Universidad Veracruzana fue Roberto Bravo Garzón, a quien Herrera de la Fuente dijo un día que no era doctor Bravo, sino ¡bravísimo, doctor!

En Guanajuato, José Rodríguez Frausto; en Guadalajara, Leslie Hodge; en Aguascalientes, José Ruiz Esparza; en Durango, Alfredo González, al que le decían “Drácula” seguramente por feo, y no por su alma de ángel, son los principales adalides de la cultura sinfónica en la República, a los que Enrique Batís se unió hace 32 años para hacer de lo que era un erial, la Toluca presente en el firmamento de la música. Su común denominador fue promover el arte con los redaños y no con el presupuesto.

Tenemos espíritu metropolitano, que ni la contaminación ni las marchas logran quitarnos. Buscamos nuestros nichos en Bellas Artes, o la Neza, o la Hollín Yoliztli y se nos olvidan las que Agustín Yánez nombró “banderas de provincias”.
La osx está entre las muestras rotundas del aire que hace en San Juan y de que si nuestra capital se sigue descuidando, pronto Cuautitlán no estará fuera de ella, sino muy adentro de su despiste y de su inopia cultural.

En el aniversario jalapeño no es preciso abundar sobre cuestiones de dominio público, entre ellas la conciencia Veracruzana que pavimenta el camino del arte y tapa los baches esporádicamente abiertos por intereses rústicos, burocracias indoctas o administraciones constipadas.

Tampoco parece necesario insistir en los nombres de quienes dirigiendo, tocando o manejando finanzas, han formado, sostenido y desarrollado el equipo que es fórmula señera de toda institución, que al saber respetarse, se vuelve respetable y respetada.

En la Atenas Veracruzana pueblo y gobierno de la entidad entran al postrer cuarto de siglo de un trabajo constante, donde los frutos de hoy son semillas de mañana y donde la juventud de Carlos Miguel Prieto será factor de impulso para la Orquesta, como la Orquesta habrá de serlo en la maduración de una de nuestras excelentes promesas del podium.
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