El
hecho de que hasta el momento no se haya llegado a una definición
concreta y generalizada de desarrollo sustentable o sostenible es
la principal razón de que no se tengan resultados palpables,
a pesar de que numerosas organizaciones detentan que su trabajo
está enfocado a este tipo de desarrollo.
A
esta conclusión llegaron los conferenciantes Roberto Sánchez-Rodríguez,
Guillermo Fernández de la Garza y Mario Ramos durante su
participación en la Mesa redonda Distribución social
del conocimiento y desarrollo sostenible, realizada en el marco
de la Feria Internacional del Libro Universitario 2004, que organiza
la Universidad Veracruzana.
Roberto
Rodríguez explicó que el desarrollo sustentable está
en debate porque no existe una definición clara, lo que hace
más popular el término. Además, dijo, que a
pesar de lo que se cree o espera el desarrollo sostenible sólo
es tomado desde su perspectiva ambiental, pues se tiene un concepto
fragmentado por lo que no se le relaciona con lo social.
Durante
su conferencia «Urbanización y desarrollo sostenible»,
Roberto Rodríguez, director del Instituto para México
y Estados Unidos de la Universidad de California, comentó
que lo ideal es que se vea al desarrollo sustentable como un proceso
y no como una meta. Agregó que debe ser un proceso que ayude
a dar coherencia a los proyectos de corto y largo plazo, buscando
su modificación de acuerdo con las necesidades.
Otra
vertiente de la sustentabilidad la expuso Guillermo Fernández
de la Garza, quien afirmó que para que este desarrollo es
necesaria la innovación tecnológica y coincidió
con Roberto Rodríguez al señalar que el desarrollo
sustentable debe verse más allá de lo ambiental, es
decir que se tome en cuenta también lo social.
En su ponencia «Innovación tecnológica y sustentabilidad»
el miembro de la Fundación México-Estados Unidos,
Unidos por la Ciencia mencionó algunos ejemplos de empresas
sustentables que a partir de que han adoptado esta línea
han obtenido buenos resultados. Es el caso de una empresa de alfombras
que renta sus productos para posteriormente recuperarlos y reciclarlos.
Ejemplo
de que una ciudad puede entrar en el desarrollo sustentable es Curitiba,
Brasil, en donde se implantó una política para ser
mejores en temas como la educación, el bienestar social,
la salud, la seguridad, el medio ambiente, y otrao. Esto se logró
a través de cientos de proyectos multipropósito baratos,
rápidos, simples, con raíces locales y centrados en
las personas.
Estos
proyectos, abundó, aprovecharon el sentido común,
la experiencia de los habitantes y la fuerza de su propio mercado.
Tales proyectos fueron tan sencillos como el poner luces y flores
en las calles, cuidar y utilizar las plazas con actividades artísticas,
culturales y de motivación a la comunidad.
Guillermo
Fernández de la Garza recalcó que la solución
para que se logre el desarrollo sustentable debe venir de la política
porque se debe trabajar en una proyección y no de puros recuerdos.
En
su intervención, Mario Ramos, enumeró las reuniones
y los acuerdos que se han firmado en torno al desarrollo sostenible
y que hasta el momento no han prosperado.
El
adscrito a la organización Global Environment Facility
dio a conocer que el 45 por ciento de los sistemas ecológicos
del mundo están severamente afectados, cifra que varía
de acuerdo con la fuente. Conscientes del riesgo en el que se encuentra
el medio ambiente, los representantes de los países, desde
1972, se han reunido constantemente para emprender acciones en torno
a la problemática con pocos resultados.
Entre
las causales para que los proyectos no prosperen están el
contar con fondos financieros limitados y tener un sobre consumo
en países desarrollados. Por tanto, se necesita, recalcó,
que los políticos asuman un compromiso real y a largo plazo
y que exista una cooperación regional y subregional.
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