Año 4 • No. 152 • septiembre 20 de 2004 Xalapa • Veracruz • México
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  Autonomía
Sergio Valdivia Navarro
Los maestros cuando hablamos de nuestro concepto de Autonomía del Aprendizaje y de las múltiples implicaciones de este término, pensamos, en primer lugar, en el estudiante, como punto central de nuestra atención. Esto nos lleva, inmediatamente, a pensar en estrategias de aprendizaje, en materiales y espacios apropiados, en estilos de aprendizaje e incluso, pensamos en nuestro papel como asesores de un Centro de Autoacceso. Pero no llega a nuestras mentes un aspecto, que cada día, cobra más interés en la promoción de la autonomía del aprendizaje: la Autonomía del Maestro. Por ésta no me refiero a la libertad que pueda tener un maestro en su cátedra o a la libertad del asesor para desenvolverse académica y laboralmente en su centro. Sino más bien, me refiero a su capacidad para desarrollarse, a partir de su esfuerzo individual en el aprendizaje de su disciplina.

La llegada de la autonomía a nuestro ambiente universitario es reciente, al menos, en lo que toca al aprendizaje de lenguas extranjeras. La fundación del primer Centro de Autoacceso en la Universidad Veracruzana data de 1994, pero no fue sino hasta el otoño de 1999, que el proyecto de Centros de Autoacceso se hizo extensivo a cada una de las regiones de la uv; al tiempo que surge la implantación de un modelo educativo diferente, con miras a enfrentar las necesidades del siglo xxi (el Modelo Educativo Integral y Flexible, MEIF).

Por todo lo anterior, los que ahora nos desempeñamos como académicos, nos hemos formado en un ambiente institucional con menos flexibilidad académica que la que hoy brinda la uv a su comunidad, y al hacer una reflexión sobre la Autonomía del Aprendizaje, nos damos cuenta que no estuvo tan presente en nuestras vidas, al menos de una manera consciente o articulada y mucho menos como parte de un esfuerzo institucional.

Entonces ahora, dado nuestro historial académico, surge la pregunta: ¿Qué tan autónomos somos nosotros, los maestros?. Esta pregunta es pertinente, ya que muchos aseguran que la Autonomía del Maestro es un prerrequisito para la promoción de la autonomía del estudiante. Esto no se circunscribe sólo al aprendizaje de formación universitaria, sino que se extiende a todo lo largo de nuestras vidas –aprendizaje para la vida. Recordemos que enfrentamos un mundo cambiante y dinámico del conocimiento que nos reta a mantenernos actualizados, si queremos funcionar, de manera digna en el presente mundo académico.

Un punto central de esta experiencia y capacidad, tiene que ver con nuestro convencimiento personal, que indudablemente repercutirá o al menos se mostrará al tratar de animar a nuestros alumnos o usuarios a que se encaminen hacia un trabajo autónomo en sus estudios. Las tendencias recientes al respecto, señalan que no puede existir una apropiada promoción de la Autonomía del Aprendizaje, si partimos del hecho de que los promotores de la misma, no están convencidos y que por ende pueden tergiversar el verdadero sentido de lo queremos promover. Y aquí hago una invitación, a todos aquellos académicos: profesores y asesores que estén inmersos en una propuesta de promoción de la autonomía, para que hagan una breve reflexión, en silencio, con relación a su verdadero y profundo convencimiento de la Autonomía del Aprendizaje. Si tienes dudas, puedes consultar la siguiente página Web: www.uv.mx/portalcadi.