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Regresó Jarocho a la tierra donde nació
Jorge Vázquez Pacheco |
Una
Sala Grande del Teatro del Estado ocupada hasta el último de
sus asientos recibió a Jarocho durante el fin de semana
pasado en la tierra que lo vio nacer. Esta novedosa puesta en escena
manifiesta la evolución de un espectáculo cuya trascendencia
comienza a establecerse por méritos propios.
Una nueva y atractiva iluminación, combinada con los decorados
renovados, otorga la adecuada idea del proceso evolutivo de un acontecimiento
que regresa a la capital veracruzana después de conquistar
al exigente público del Distrito Federal. Con ello, todos coinciden
en que su internacionalización es asunto de sólo un
breve tiempo.
Es evidente que Richard O’Neal ha producido algunos cambios que
modifican un tanto el concepto original pero que, sin duda, funcionan
eficientemente para la calidad del espectáculo. Inicialmente,
las líneas rígidas de la coreografía de introducción
han sido cambiadas por un movimiento de mayor flexibilidad en los
ángulos bailables, lo que indudablemente enriquecen los movimientos
de los bailarines. |
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Otro
tanto ha ocurrido con cuadros como el correspondiente a La bruja,
que ahora se concreta al bailable y prescinde de la soga que sugiere
el vuelo de la hechicera conquistadora de hombres. Es menester resaltar
la eficiencia del grupo musical y de la cantante Mese Merari, cuyas
cualidades han sido cuidadosamente capitalizadas en función
de una mejor calidad sonora.
Hacia el final, los comentarios que nunca dejaron de ser elogiosos
con respecto a esta producción de la Universidad Veracruzana.
Pablo González Casanova, luciendo la medalla de oro con que
había sido distinguido unas horas antes en el marco de la Feria
Internacional del Libro Universitario, manifestó su sorpresa
por la resplandeciente y colorida coreografía, así como
por la música.
“Es un espectáculo de nivel internacional que sin duda
se va a ubicar al lado de las grandes compañías de ballet,
teatro y música. Es una revelación del nivel cultural
que se está alcanzado en Veracruz en varios terrenos. Esto
no ocurre nada más porque haya buenos bailarines o buenos músicos.
Esto sucede cuando los niveles culturales de un estado como Veracruz
y una institución como la Universidad Veracruzana han madurado
artística y culturalmente. ¡Los felicito!”, dijo.
Por su parte, Sergio Pitol comentó: “Me ha entretenido
mucho, es un placer ver esto”. Leticia Perlasca, directora del
Instituto Veracruzano de Cultura, dijo: “Es sensacional. Nuestra
tradición traducida al idioma musical y coreográfico
contemporáneos. Es un acierto que no podemos dejar de reconocer.
Es atrevido y audaz en su sincretismo de las culturas que han forjado
el espíritu del jarocho contemporáneo. El público
de la ciudad de México es el termómetro con que se puede
medir la calidad de Jarocho. Allí, donde tantos espectáculos
de primer mundo se presentan, Jarocho se plantó con el pie
derecho gracias a su plasticidad y enorme calidad estética”.
Mariano Flores Castro nos hizo partícipes de su particular
punto de vista: “Coreográficamente es maravilloso; el
vestuario, estupendo y una iluminación magistral. Pero también
veo que el mensaje de recuperación cultural viene aquí
por partida doble, por la memoria de nuestros cuerpos y por la cultura.
Estamos viviendo un desgaste muy grande del nacionalismo, pero nuestra
cultura es única en un mundo globalizado. Jarocho afirma
y confirma que la diversidad cultural es el tema de nuestro día;
estos artistas no hacen otra cosa que una orgullosa y denodada defensa
de estas manifestaciones, originarias y originales, con una calidad
estupenda. Han acertado sorprendentemente; la tradición no
debe reñir con las búsquedas y los novedosos hallazgos
expresivos que enriquecen nuestra tradición. Creo que han logrado
lo que considerábamos imposible: la conjunción de pasado,
presente y futuro...”
Tomás Pría mencionó: “Comenté el
año pasado que esto se asemeja a la construcción que
hace una araña de su nido. En esta ocasión hemos corroborado
que las mismas arañas continúan tejiendo y mejorando.
Hemos sido testigos de cambios radicales en Jarocho y eso el
público lo aprecia realmente. Hay una sensible madurez en las
coreografías y la música, los cuadros guardan una coherencia
mucho más integral, y creo que finalmente está llegando
a la culminación que todos veíamos venir desde hace
un año. Es un placer tener músicos y bailarines veracruzanos
presentando una nueva visión de nuestra tradición. Y
su éxito en la ciudad de México es el mejor argumento
de su calidad. Allá el público es conocedor y no se
deja engañar. Los llenos totales fueron muy importantes no
sólo para el espectáculo sino también para los
bailarines y músicos. Europa y Nueva York deben ser metas a
conquistar. Tiene todo para lograrlo”.
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