Año 4 • No. 152 • septiembre 20 de 2004 Xalapa • Veracruz • México
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  Tramoya, un caso excepcional en
la literatura de las artes escénicas
Gina Sotelo
Con la puesta en escena de la «farsa saltarina» de Tere Valenzuela denominada Ni ranas ni sapos, la Feria Internacional del Libro Universitario 2004 conmemoró un año más de actividades de la revista Tramoya. Esto sucedió al mediodía del jueves 16 de septiembre, en el pabellón central de las instalaciones destinadas a albergar el acontecimiento.


Emilio Carballido.
Ni ranas ni sapos contó con la dirección de Roberto Benítez, con Gustavo Fox como asistente de dirección y con las actuaciones de Mónica Melgoza, Gabriela Lazcano, Fernando Flurenz y Blanca Arrevillaga. Se trata de una obra destinada al público menudo, uno de los renglones del arte dramático que ha sido atendido frecuentemente por la revista que dirige el dramaturgo, narrador y crítico de arte Emilio Carballido.

El evento se prestó también para la presentación de los números 78, 79, 80 y 81 correspondientes al presente año.

Al finalizar la obra de Tere Valenzuela, Carballido recibió un reconocimiento procedente de las autoridades universitarias, en el que se manifiesta la admiración y el respeto que se tiene al maestro nacido en 1925 en la ciudad de Córdoba.

Carballido accedió a expresar sus impresiones. Con voz cansada, aunque radiante de entusiasmo, el fundador y director de Tramoya mencionó: “Me siento muy contento. Ya son casi 30 años, y a lo largo de ellos, cada cierto tiempo publicamos ediciones que contienen sólo material infantil. Esta obra de Valenzuela fue publicada en el último número de Tramoya. Y para el siguiente número tenemos una obra inédita de un dramaturgo griego contemporáneo, y luego tendremos una obra de uno ruso. Creo que vamos bien, y me siento feliz...”
Por su parte, Francisco Beverido mencionó lo siguiente: “Son 29 años, y hay un período por allí en que Tramoya dejó de aparecer, por lo que cuenta con dos épocas. Pero estamos hablando de una actividad muy intensa y muy extensa; ha publicado autores jóvenes, ha dado salida a la obra de los autores clásicos, ha rescatado obras de autores poco conocidos y de siglos anteriores que manteníamos injustamente en el olvido. Se ha convertido en una revista de consulta obligada, tanto para la gente de teatro como para el mundo académico”.
Continuó diciendo que en el listado de las obras publicadas por Tramoya hay mucho teatro infantil, pastorelas, teatro nacional de muchos países: “Después de tantos años esperamos que continúe con su labor, cuando menos otros 30 años. Estamos hablando de la revista teatral más antigua en América Latina, que tiene público y que cuenta con muchos admiradores y amigos...”

Dagoberto Guillaumin, también presente en las instalaciones de la filu, manifestó que es una revista única en el mundo: “No creo que haya otra que exista durante tanto tiempo y que alcance los objetivos propuestos. Fomenta, nos hace descubrir formas nuevas y abre posibilidades para que la gente se interese en la creatividad escénica. Yo he tomado tres o cuatro obras de sus páginas, entre ellas una obra de 1916 del escritor mexicano Marcelino Dávalos, que estaba olvidada por completo después de una sola escenificación. Contiene una trama tan vigente que parece que fue escrita en nuestro tiempo. Actualmente estamos por poner en escena una obra rusa llamada El compaginador, que también hemos tomado de las páginas de Tramoya. La utilidad de esta revista es indiscutible.”