
Mario
Moya Palencia
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La
tesis del choque de civilizaciones del profesor norteamericano Samuel
P. Huntington, en boga luego de los atentados terroristas del 11 de
septiembre en Estados Unidos, es completamente irresponsable pues
las culturas del mundo tienen un origen común: el ébano
africano que nos hermana a todos, advirtió el escritor y político
Mario Moya Palencia durante la presentación de su libro Madre
África: presencia del África negra en el México
y Veracruz antiguos, en el marco de la Feria Internacional del
Libro Universitario (FILU) 2004.
Según explicó el autor, pruebas paleontológicas
y genéticas han demostrado que una mujer negra que vivió
hace 300 mil a 100 mil años fue la madre del primero de los
hombres. Aproximadamente hace 90 mil años, dijo, empezó
la migración del hombre africano hacia el resto del mundo y
hace 32 mil se dirigió a América. “La humanidad
es una gran familia, sólo existe una raza en el mundo: 85 por
ciento de nuestros genes son exactamente iguales a los de los demás,
no debemos pensar en distintas razas, sino apenas en distintas culturas”,
advirtió. |
Moya Palencia explicó que en 814 a.C., aproximadamente 23 siglos
antes de que Cristóbal Colón llegara a tierras americanas,
negros nubios comandados por un capitán probablemente fenicio,
retratado en una de las estelas de La Venta, Tabasco, llegaron a Veracruz
y establecieron relaciones con la cultura Olmeca.
“Las cabezas colosales características de esta cultura
–explicó– reproducen facciones del hombre negroide
africano. De hecho, la de Hueyapan, por ejemplo, posee en su tocado
seis o siete trenzas etíopes. Y esta época, que coincide
con el reinado del faraón negro Taharka, en Egipto, es aquella
en que se inició la construcción de pirámides
escalonadas en nuestro país”, explicó.
Moya Palencia dijo que, según cronistas como Herrera y López
de Gomara, Colón registró presencia negra en los lugares
que descubrió y que historiadores árabes registraron
viajes al continente por parte de mandingas africanos en 1342, unos
años antes de la fundación de Tenochtitlan, y otros
de origen guyanés que registran viajes frecuentes de mercaderes
africanos. El veracruzano José Luis Melgarejo Vivanco, agregó,
ya había comentado incontables indicios arqueológicos
y paleontológicos negroides en varias partes del suelo mexicano.
Frente al aislacionismo de nuestras culturas se ha ido imponiendo
la tesis difusionista, dijo. “Reconocer como uno de nuestros
orígenes a la cultura africana no rivaliza y menos opaca a
las grandes civilizaciones de las que nuestro país se siente
orgulloso. Debemos acendrar la idea de que las diversas culturas del
mundo tienen un común origen y un común destino: que
hubo una Eva negra que vivió hace miles de años y nos
hizo hermanos a todos los hombres”, advirtió.
África
espera de México una posición solidaria: Oliveira
Rita
“El continente africano siempre se ha presentado al pueblo
mexicano de forma amiga y bien intencionada y espera pacientemente
de los mexicanos una posición solidaria, nacionalista y no
delegando su posición a otras naciones. Las mutaciones geopolíticas,
comerciales y financieras de la actual unipolarización del
mundo requieren que todos los países en desarrollo consideren
seriamente diversificar sus relaciones internacionales”, advirtió
Prudencio Oliveira Rita, autor de uno de los apéndices del
título de Moya Palencia.
Ex diplomático por San Tomé y Príncipe, en
el África Occidental, Oliveira Rita citó los casos
cubano y brasileño como ejemplos de la diversificación
en las relaciones internacionales y llamó la atención
sobre el desinterés político, cultural y económico
de México por África.
“El arte, la danza, la gastronomía, la música,
la literatura, etcétera, son instrumentos poderosos y perennes
de intercambio y relación entre pueblos. Asumamos el rol
catalizador de esta futura, y seguramente muy ventajosa, relación
entre África y México, la que auguro será benéfica
para todos y un buen ejemplo para el mundo”, explicó.
Oliveira Rita aseguró que en lo últimos seis o siete
siglos el continente africano ha tenido permanentemente una posición
internacional subordinada y que no tiene visos de cambio próximo,
pues la opinión africana no es requerida frente a los problemas
internacionales e, inclusive, las decisiones relacionadas con el
continente africano son tomadas por otras naciones. “Para
colmo, en los últimos tres años, los países
africanos convocados a alguna reunión internacional lo fueron
sólo para comunicarles respecto de decisiones ya tomadas”,
advirtió.
Desde mediados del siglo pasado, explicó, África sufre
la maldición de las materias primas, una situación
exclusiva de este continente y que incluye al hombre también
dentro de esta categoría. Sin embargo, continuó, la
única opción recomendada para África desde
el exterior es adoptar el modelo occidental de globalización
que consideran es válido para todas las sociedades y economías
de África.
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