Año 4 • No. 152 • septiembre 20 de 2004 Xalapa • Veracruz • México
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Todos formamos parte de una misma raza que salió de África
Irresponsable hablar de choque
de civilizaciones: Moya Palencia
Edgar Onofre


Mario Moya Palencia

La tesis del choque de civilizaciones del profesor norteamericano Samuel P. Huntington, en boga luego de los atentados terroristas del 11 de septiembre en Estados Unidos, es completamente irresponsable pues las culturas del mundo tienen un origen común: el ébano africano que nos hermana a todos, advirtió el escritor y político Mario Moya Palencia durante la presentación de su libro Madre África: presencia del África negra en el México y Veracruz antiguos, en el marco de la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU) 2004.

Según explicó el autor, pruebas paleontológicas y genéticas han demostrado que una mujer negra que vivió hace 300 mil a 100 mil años fue la madre del primero de los hombres. Aproximadamente hace 90 mil años, dijo, empezó la migración del hombre africano hacia el resto del mundo y hace 32 mil se dirigió a América. “La humanidad es una gran familia, sólo existe una raza en el mundo: 85 por ciento de nuestros genes son exactamente iguales a los de los demás, no debemos pensar en distintas razas, sino apenas en distintas culturas”, advirtió.
Moya Palencia explicó que en 814 a.C., aproximadamente 23 siglos antes de que Cristóbal Colón llegara a tierras americanas, negros nubios comandados por un capitán probablemente fenicio, retratado en una de las estelas de La Venta, Tabasco, llegaron a Veracruz y establecieron relaciones con la cultura Olmeca.

“Las cabezas colosales características de esta cultura –explicó– reproducen facciones del hombre negroide africano. De hecho, la de Hueyapan, por ejemplo, posee en su tocado seis o siete trenzas etíopes. Y esta época, que coincide con el reinado del faraón negro Taharka, en Egipto, es aquella en que se inició la construcción de pirámides escalonadas en nuestro país”, explicó.

Moya Palencia dijo que, según cronistas como Herrera y López de Gomara, Colón registró presencia negra en los lugares que descubrió y que historiadores árabes registraron viajes al continente por parte de mandingas africanos en 1342, unos años antes de la fundación de Tenochtitlan, y otros de origen guyanés que registran viajes frecuentes de mercaderes africanos. El veracruzano José Luis Melgarejo Vivanco, agregó, ya había comentado incontables indicios arqueológicos y paleontológicos negroides en varias partes del suelo mexicano.

Frente al aislacionismo de nuestras culturas se ha ido imponiendo la tesis difusionista, dijo. “Reconocer como uno de nuestros orígenes a la cultura africana no rivaliza y menos opaca a las grandes civilizaciones de las que nuestro país se siente orgulloso. Debemos acendrar la idea de que las diversas culturas del mundo tienen un común origen y un común destino: que hubo una Eva negra que vivió hace miles de años y nos hizo hermanos a todos los hombres”, advirtió.

África espera de México una posición solidaria: Oliveira Rita
“El continente africano siempre se ha presentado al pueblo mexicano de forma amiga y bien intencionada y espera pacientemente de los mexicanos una posición solidaria, nacionalista y no delegando su posición a otras naciones. Las mutaciones geopolíticas, comerciales y financieras de la actual unipolarización del mundo requieren que todos los países en desarrollo consideren seriamente diversificar sus relaciones internacionales”, advirtió Prudencio Oliveira Rita, autor de uno de los apéndices del título de Moya Palencia.

Ex diplomático por San Tomé y Príncipe, en el África Occidental, Oliveira Rita citó los casos cubano y brasileño como ejemplos de la diversificación en las relaciones internacionales y llamó la atención sobre el desinterés político, cultural y económico de México por África.

“El arte, la danza, la gastronomía, la música, la literatura, etcétera, son instrumentos poderosos y perennes de intercambio y relación entre pueblos. Asumamos el rol catalizador de esta futura, y seguramente muy ventajosa, relación entre África y México, la que auguro será benéfica para todos y un buen ejemplo para el mundo”, explicó.

Oliveira Rita aseguró que en lo últimos seis o siete siglos el continente africano ha tenido permanentemente una posición internacional subordinada y que no tiene visos de cambio próximo, pues la opinión africana no es requerida frente a los problemas internacionales e, inclusive, las decisiones relacionadas con el continente africano son tomadas por otras naciones. “Para colmo, en los últimos tres años, los países africanos convocados a alguna reunión internacional lo fueron sólo para comunicarles respecto de decisiones ya tomadas”, advirtió.

Desde mediados del siglo pasado, explicó, África sufre la maldición de las materias primas, una situación exclusiva de este continente y que incluye al hombre también dentro de esta categoría. Sin embargo, continuó, la única opción recomendada para África desde el exterior es adoptar el modelo occidental de globalización que consideran es válido para todas las sociedades y economías de África.