Año 4 • No. 152 • septiembre 20 de 2004 Xalapa • Veracruz • México
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  Debatieron en la FILU sobre política educativa
Desigual, la distribución del conocimiento
en el sistema educativo nacional: P. Latapí
Alma Espinosa
El principal problema de la educación en nuestro país es que todavía carecemos de una concepción clara y precisa de la naturaleza e implicaciones de las desigualdades educativas y de las atribuciones que debe tener el sistema educativo público nacional para funcionar conforme a la justicia, afirmó Pablo Latapí Sarre durante su participación en el Foro internacional Alternativa XXI: La distribución social del conocimiento.

En el marco de la FILU, el especialista en educación afirmó que otra causal para que la educación mexicana muestre niveles tan bajos es que “no tenemos suficientemente claro qué significa el derecho a la educación, lo incluimos formalmente en el Artículo Tercero Constitucional, pero quedan todavía sin reglamentarse y por lo tanto es en la práctica un derecho todavía no exigible”.

Al participar en la mesa redonda Política Educativa, Latapí Sarre explicó que el sistema educativo nacional distribuye el conocimiento de forma desigual debido a los factores escolares y por políticas que se refieren precisamente a los factores escolares. Además, el principio de equidad está lleno de equivocaciones porque no se ve a la persona como individuo diferente de los demás y con necesidades distintas.

De los estudios que ha realizado durante décadas de investigación, Pablo Latapí rescató que algunos errores que se cometen es que se quieren igualar las oportunidades de acceso a la educación, sin fijarse en las particularidades de cada grupo; asignar un gasto igual para la inversión y operación de todos los niveles; igualar el aprendizaje en todas las zonas, y empatar los resultados individuales que tienen los alumnos que parten desde distintos puntos del conocimiento.

Respecto a la concepción del derecho a la educación, el especialista dijo que a partir de 1992 se integró este concepto en el Artículo Tercero de la Constitución; sin embargo, no se especifica qué tipo de derecho, ni de qué educación se trata y mucho menos a qué edad. Esos huecos hacen que no sea operable la educación para todos: “Incluso hemos pensado en un ombudsman de la educación, pero las violaciones denunciadas quedarían al aire precisamente por esta ambigüedad en la ley”.

Por su parte, Olac Fuentes Molinar, de la Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapozalco, afirmó que es urgente realizar un viraje cualitativo y profundo en lo que se refiere a las políticas educativas, principalmente en el nivel básico.

Esto es necesario, dijo, particularmente en esta sociedad nueva que cambia tan conflictiva y contradictoriamente denominada con mucha ligereza conceptual sociedad del conocimiento, aunque también la podríamos llamar la sociedad de la ignorancia, ya que radican aquí muchas contradicciones porque se juntan lo más inteligente con lo más banal y destructivo.

Durante su participación, Olac Fuentes trajo a la memoria aquel estudio realizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en el que México apareció en uno de los peores lugares en cuanto a lectura, y adelantó que próximamente se entregarán los resultados de otro que se hizo en 2003, en esta ocasión acerca de las matemáticas y auguró que los resultados no serán muy halagadores.

En el estudio de lectura, comentó, el 44 por ciento de la población mexicana se ubicó en el nivel menos uno, de los seis que se establecieron, y sólo un siete por ciento en los niveles cuatro y cinco. Esto contrasta con países como el Reino Unido o Japón en donde la situación es justamente contraria.

Los datos además de mostrar una disparidad internacional, reflejan las diferencias dentro de los propios países afirmó.

El especialista mexicano señaló que la gran tarea pendiente es debatir con mayor rigor y participación puntos esenciales en la educación, como el curriculum, las prácticas pedagógicas, el memorismo, la dependencia que muestra el profesor del libro de texto, la organización interna de la escuela, y el universo social, económico y político en el que están envueltos los maestros.