Año 4 • No. 152 • septiembre 20 de 2004

Xalapa • Veracruz • México
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El desarrollo sustentable, un proceso no una meta
Alma Espinosa
El hecho de que hasta el momento no se haya llegado a una definición concreta y generalizada de desarrollo sustentable o sostenible es la principal razón de que no se tengan resultados palpables, a pesar de que numerosas organizaciones detentan que su trabajo está enfocado a este tipo de desarrollo.

A esta conclusión llegaron los conferenciantes Roberto Sánchez-Rodríguez, Guillermo Fernández de la Garza y Mario Ramos durante su participación en la Mesa redonda Distribución Social del Conocimiento y Desarrollo Sostenible, realizada en el marco de la Feria Internacional del Libro Universitario 2004, que organizó la Universidad Veracruzana.
Roberto Rodríguez explicó que el desarrollo sustentable está en debate porque no existe una definición clara, lo que hace más popular el término. Además, dijo, que a pesar de lo que se cree o espera el desarrollo sostenible sólo es tomado desde su perspectiva ambiental, pues se tiene un concepto fragmentado por lo que no se le relaciona con lo social.

Durante su conferencia “Urbanización y desarrollo sostenible”, Roberto Rodríguez, director del Instituto para México y Estados Unidos de la Universidad de California, comentó que lo ideal es que se vea al desarrollo sustentable como un proceso y no como una meta. Agregó que debe ser un proceso que ayude a dar coherencia a los proyectos de corto y largo plazo, buscando su modificación de acuerdo con las necesidades.

Otra vertiente de la sustentabilidad la expuso Guillermo Fernández de la Garza, quien afirmó que para que este desarrollo se de es necesaria la innovación tecnológica y coincidió con Roberto Rodríguez al señalar que el desarrollo sustentable debe verse más allá de lo ambiental, es decir, que se tome en cuenta también lo social.

En su ponencia “Innovación tecnológica y sustentabilidad” el miembro de la Fundación México-Estados Unidos, Unidos por la Ciencia, mencionó algunos ejemplos de empresas sustentables que a partir de que han adoptado esta línea han obtenido buenos resultados. Es el caso de una empresa de alfombras que renta sus productos para posteriormente recuperarlos y reciclarlos.

Ejemplo de que una ciudad puede entrar en el desarrollo sustentable es Curitiba, Brasil, en donde se implantó una política para ser mejores en temas como la educación, el bienestar social, la salud, la seguridad, el medio ambiente, y otras. Esto se logró a través de cientos de proyectos multipropósito baratos, rápidos, simples, con raíces locales y centrados en las personas.

Estos proyectos, abundó, aprovecharon el sentido común, la experiencia de los habitantes y la fuerza de su propio mercado. Tales proyectos fueron tan sencillos como el poner luces y flores en las calles, cuidar y utilizar las plazas con actividades artísticas, culturales y de motivación a la comunidad.

Guillermo Fernández de la Garza recalcó que la solución para que se logre el desarrollo sustentable debe venir de la política porque se debe trabajar en una proyección y no de puros recuerdos.

En su intervención, Mario Ramos, enumeró las reuniones y los acuerdos que se han firmado en torno al desarrollo sostenible y que hasta el momento no han prosperado.

El adscrito a la organización Global Environment Facility dio a conocer que el 45 por ciento de los sistemas ecológicos del mundo están severamente afectados, cifra que varía de acuerdo con la fuente. Conscientes del riesgo en el que se encuentra el medio ambiente, los representantes de los países, desde 1972, se han reunido constantemente para emprender acciones en torno a la problemática con pocos resultados.

Entre las causales para que los proyectos no prosperen están el contar con fondos financieros limitados y tener un sobre consumo en países desarrollados. Por tanto, se necesita, recalcó, que los políticos asuman un compromiso real y a largo plazo y que exista una cooperación regional y subregional.