|
|
Muestra
excelentes resultados
la Facultad de Danza
Dunia
Salas Rivera |
El Grupo
de Prácticas Escénicas (GPE) de la Facultad de Danza,
la cual está festejando 29 años de haberse fundado,
realiza una difusión constante de la danza escénica
que nace y se hace en su alma mater. Un ejemplo de ello fue la serie
de presentaciones que recientemente ofreció en la sala chica
del Teatro del Estado.
Fue una indiscutible demostración de que en esa facultad,
dirigida actualmente por Guadalupe Barrientos, se están formando
verdaderos profesionales de la danza que expresan el amplio fenómeno
de esta disciplina y de que están en perfecto vínculo
con el público, cuyos insistentes aplausos demostraron su
aceptación.
El primer cuadro ofrecido, Trío, es un trabajo coreográfico
de Gregorio Trejo, artista independiente del df que colabora con
la facultad desde marzo pasado. Éste es una suerte de diálogo
jovial y vivificante donde Mitzy Dávalos, Carla Díaz
(bailarinas invitadas del grupo Último Tren) y Sandra Rodríguez
brillan con frescura en un concepto que conquista y cautiva.
|
|
Las
Tres raíces del libro de reserva, con coreografía y
dirección de Trejo, quien participa en el Programa de Residencias
Artísticas México-Canadá, es una trilogía
que propone establecer una fugaz visión sobre tres momentos
clave con respecto a la geografía humana: la esperanza, el
amor y la vida. Ardor de un deseo, una pesadilla, un amor o un desamor;
donde existe savia para otro envés.
Con la participación de Braulio Escamilla, José Luis
González Vallejo y Shanti Vera, música de Zbigniew Preisner
y Clint Mansell, en el primer cuadro, Decálogo de Luz Eterna,
las portentosas formas que logran los precisos movimientos de los
danzantes parecen volar dentro de un universo donde rondan fantasmas
y sombras entre el misterio de la oscuridad. Número de gran
fuerza y pulcritud escenográfica que conmocionó a más
de uno asume el riesgo de plantear una atmósfera densa y poco
usual en la tempestad de la danza contemporánea.
Papel y pared para ellas, con una estructura argumental perfectamente
delimitada en principio, desarrollo y fin, logra penetrar en el tratamiento
de lo femenino sin caer en lo gastado del tema. Aquí, Claudia
Gijón, Angélica Zaremba, Mariela Sánchez, Xiomara
Valdez ó Luz del Carmen Zepeda, Alejandra Gómez, Carolina
Ramírez, Azucena Valenzuela, María de Guadalupe Ruiz
y Sandra Rodríguez logran la fusión exacta necesaria
para crear, sentir y hacer sentir, vibrar y hacer vibrar con cara,
brazos, pies, manos y corazón. |
|
La
trilogía concluye con Esas puertas abiertas, donde Azucena
Valenzuela, Sandra Rodríguez, José Luis González
y Braulio Escamilla nos dejan ver que 24 millones de personas caminan
alrededor del mundo tomadas de la mano. Una letanía de nombres
resuena en el recinto a la par que el movimiento corporal de ellas
y ellos logran una coreografía dinámica y virtuosa.
Trejo demuestra lo que bien dice Guadalupe Barrientos de su trabajo:
Apuesta a una plástica por senderos utópicos,
aún por recuperar y reconstruir desde la cercanía afectiva
y de la búsqueda del momento pleno.
El maestro huésped a quien los estudiantes de la uv perennizaron
en sus cuerpos a través de la obra Bleu (Recuerdo diluido),
David Barrón, es originario de la región noroeste de
México y de las culturas del desierto.
De él es la coreografía en la que Azucena Valenzuela,
Sandra Rodríguez, José Luis González, Angélica
Zaremba, Mariela Sánchez, María de Guadalupe Ruiz, Luz
del Carmen Zepeda, Marysol Flores y Xiomara Valdez ponen de manifiesto
un esfuerzo cabal. A decir de Barrientos Barrón recrea
los significados y direcciones humanas en busca de sus encuentros
consigo mismos, y donde quizá algo aliente. |
 |
En
la obra finalista, Rojo, si 16 es parte de 22, del XXIII Premio Nacional
de Danza inba-uam 02/Último Tren, sobresale el trabajo
coreográfico de Gregorio Trejo y el dancístico de Braulio
Escamilla, José Luis González, Azucena Valenzuela, Sandra
Rodríguez, Mariela Sánchez, Luz del Carmen Zepeda y
María de Guadalupe Ruiz, enmarcados en un curioso tratamiento
lúdico. |
Quizá
todo pequeño hombre tiene un alma grande: Enséñame
a ver las cosas como las ves tú, buen amigo. Un hombre debe
hacer una cosa: hallar algo que sea suyo y hacer una isla para sí
mismo. Hablemos sobre amistad mi bendito 22, reza la sentencia.
Es así como el GPE, creado para proporcionar a los alumnos
un espacio donde puedan realizar presentaciones ante el público,
imprescindibles para la formación de un bailarín y acercarse
a la gente y a los universitarios con un trabajo dancístico
que refleja su quehacer académico y lo une a la realidad artística
del país, logró un trabajo acertado, dados los austeros
recursos con que se sostiene esta facultad, la cual a 29 años
de existir, según opinión de Barrientos, se puede apreciar
lo que aún queda por realizar, con menos errores y más
previsión artística.
Según la directora de la facultad es a través de los
montajes que podemos profundizar en el proceso creativo de la
danza junto a los autores. Los muchachos tienen un contacto más
profundo con los coreógrafos y tratan de entender sus concepciones
de la danza, del mundo, del movimiento y pueden madurar su desempeño
como intérpretes.
Es un proceso complejo que permite lecturas y beneficios a muchos
niveles, podemos replantear y darnos cuenta de lo que falla o sirve,
una función no es un ensayo e implica un contacto distinto,
las obras van creciendo o mostrando sus debilidades y podemos hacer
un balance que, al mismo tiempo, permite orientar o reorientar la
formación académica que estamos dando, dijo. |
|
|
|
|
|
|
|
|